El teatro que refleja la realidad
¡®El se?or Ye ama los dragones¡¯ y ¡®Smartphones¡¯ muestran situaciones de la vida cotidiana en la Espa?a de hoy
La distante convivencia con la comunidad china en Espa?a y la adicci¨®n a los tel¨¦fonos inteligentes son dos hechos a los que el ciudadano de a pie est¨¢ bien acostumbrado en estos d¨ªas. Como el teatro puede (y para algunos debe) ser un espejo de nuestra realidad, un par de comedias que se pueden ver desde esta semana en Madrid dan cuenta de estas experiencias cotidianas. El se?or Ye ama los dragones, un texto de Paco Bezerra dirigido por Luis Luque, se estrena en la sala Max Aub de las Naves del Espa?ol en Matadero y permanece hasta el 3 de mayo. Smartphones,de Emilio Williams, dirigida por Carles Harillo, comienza su segunda temporada, todos los mi¨¦rcoles en el Teatro Lara.
Con el tel¨®n de fondo del estr¨¦pito de la crisis, con sus manifestaciones y sus calles invadidas de antidisturbios, todo se ve anegado por una misteriosa niebla que nadie sabe a ciencia cierta de d¨®nde procede mientras que Magdalena, la vecina del s¨¦ptimo, padece insomnio por haber visto una presencia extra?a deambular por las escaleras del bloque de pisos. Es cuando decide preguntarles por este fen¨®meno a sus vecinas chinas, con las que lleva conviviendo 18 a?os pero que desconoce por completo. Y cuando comienza la obra El se?or Ye ama los dragones, cuyos art¨ªfices describen como un ¡°thriller castizo envuelto en una inquietante atm¨®sfera de depresi¨®n apocal¨ªptica¡±.
¡°El teatro debe ser un reflejo de la sociedad y, aunque en Londres, por ejemplo, se ven obras con personajes negros o indios, aqu¨ª los inmigrantes no est¨¢n integrados en el tejido teatral¡±, dice Bezerra, que hizo un casting a 16 actrices chinas para los papeles que interpretan Huichi Chiu y Chen Liu. Completan el reparto las espa?olas Lola Casamayor y Gloria Mu?oz.
¡°Normalmente, son los inmigrantes los que necesitan algo de la sociedad, como el trabajo, pero en este caso me plante¨¦ que los espa?oles necesitaran algo que ten¨ªan los extranjeros: la informaci¨®n para resolver el misterio¡±, contin¨²a el dramaturgo. Esta obra es una de las tres que Bezerra tiene sin estrenar. Dentro de la Tierra, con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica en 2009, sigue sin ser llevada a los escenarios. La obra tiene tintes sociales, sobre todo en su final, y reflexiona sobre el desconocimiento del otro, los problemas de la integraci¨®n o el choque de culturas. ¡°Existe una generaci¨®n de inmigrantes que ya ha nacido en Espa?a y tiene aspiraciones distintas a las de sus padres. Por tanto, vive entre dos culturas¡±, concluye el autor.
Smartphones fue estrenada en 2012 en Chicago por el madrile?o afincado en Estados Unidos Emilio Williams. El verano pasado lleg¨® al Teatro Lara bajo la direcci¨®n de Carlos Harillo y debido a su ¨¦xito regresa ahora en su segunda temporada. ¡°Es una obra que se encuadra dentro del teatro del absurdo y trata sobre c¨®mo condiciona nuestras vidas una ficci¨®n et¨¦rea e intangible como son las redes sociales¡±, explica el director.
Con Esperando a Godot, de Beckett, y El ¨¢ngel exterminador, de Bu?uel, como referentes confesados, pero en forma de comedia alocada, Smartphones cuenta la historia de cuatro amigos que esperan en casa a un quinto que no acaba de aparecer, y todo lo que ocurre en ese lapso en el mundo virtual. Interpretan M¨®nica Regueiro, Fanny Gautier, Rodrigo Poison y Javier Ruiz de Somav¨ªa, con colaboraciones puntuales de Fele Mart¨ªnez.
¡°El tema de fondo¡±, explica el director, ¡°es la incomunicaci¨®n. Si te fijas, la gente ya no lee en el metro y el 70% va imbuida en su tel¨¦fono, sin levantar la mirada, sin mirar a nadie¡±. La sobrecarga de est¨ªmulos a la que estamos sometidos hace que muchas veces no reunamos la concentraci¨®n para leer reposadamente una novela o seguir el hilo de una obra teatral. Incluso hay casos de gente que tuitea en las salas de teatro. En esta no hay problema, porque al comienzo de la obra incluso invitan a utilizar el m¨®vil. ¡°Curiosamente¡±, cuenta Harillo, ¡°nunca hemos tenido problemas porque haya sonado un tel¨¦fono¡±.
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