Emilio Arag¨®n pone m¨²sica a Saramago
El productor, presentador y m¨²sico dirige a la Sinf¨®nica de Galicia en un concierto en la ?pera de A Coru?a dirigido a los ni?os
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia celebr¨® la pasada semana una serie de conciertos did¨¢cticos en los que han participado m¨¢s de seis mil escolares de la provincia. En programa, dos cuentos sinf¨®nicos de Emilio Arag¨®n: El soldadito de plomo, de Hans Christian Andersen, y La flor m¨¢s grande del mundo, sobre un texto de Jos¨¦ Saramago. La semana culmin¨® el viernes en un ¡°concierto en familia¡± dirigido por el propio compositor.
Emilio Arag¨®n (La Habana, 1959) pertenece a la cuarta de cinco generaciones de una larga saga de artistas que hunde sus ra¨ªces en la fecunda tierra que se oculta bajo el serr¨ªn de una pista de circo. La televisi¨®n fue su h¨¢bitat natural tras su debut en Espa?a en El Gran Circo de TVE (1977), formando de la troupe familiar de quienes fueron conocidos como Los Payasos de la Tele. Medio en el que ha venido desarrollando una carrera llena de ¨¦xitos como humorista, actor, presentador y productor.
Pero en el interior de Emilio Arag¨®n ¨Ccomo en tantos artistas de circo, polifac¨¦ticos por esencia y ambiente- lat¨ªa el coraz¨®n de un m¨²sico. Titulado en piano por el Conservatorio Superior de M¨²sica de Madrid, complet¨® su formaci¨®n en composici¨®n y direcci¨®n de orquesta en el New England Conservatory de Boston. Es licenciado cum laude en Historia y doctor honoris causa en Arte por la Universidad de Suffolk-Boston (EEUU). Nueve discos y otras tantas bandas sonoras de filmes y series de televisi¨®n dan fe de su vocaci¨®n y capacidad musical.
Los dos cuentos sinf¨®nicos de su autor¨ªa que interpret¨® el viernes dirigiendo la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia tienen el car¨¢cter descriptivo y la sinceridad exigibles a la ilustraci¨®n sonora de una literatura infantil de m¨¢xima calidad. La m¨²sica de Arag¨®n provoca, m¨¢s que ayuda, a la visualizaci¨®n interior de cada narraci¨®n. Su direcci¨®n es sencilla y clara de gesto; y la sincera expresividad propia del compositor se ve potenciada por su gran capacidad natural de comunicaci¨®n, tanto dirigiendo el concierto como present¨¢ndolo.
En este sentido, el Arag¨®n presentador conquist¨® al p¨²blico, especialmente el infantil, diana ¨²ltima de este concierto. A su inicio, una breve presentaci¨®n y el di¨¢logo con tres ni?os sentado en el podio fijaron la atenci¨®n de todos; finalizado el programa, hizo dirigir a dos de ellos algunos fragmentos de la Marcha Radetzki, mientras el escenario fue rodeado por varias filas de ni?os. Un fin de fiesta sinf¨®nico tan t¨®pico como, precisamente por ello, perfectamente asimilable por unos chavales a quienes ser¨¢ imposible olvidar su experiencia.
Los profesores de la Sinf¨®nica parecieron gozaron en este concierto de uno de esos especiales momentos en que su sentimiento llega como una corriente el¨¦ctrica a su auditorio: un p¨²blico, el del viernes, que reflej¨® esa corriente tranform¨¢ndola en la m¨¢s c¨¢lida ovaci¨®n. Fue la sincera respuesta de tres generaciones de seguidores a un concierto que se pudo apreciar como la expresi¨®n musical del trabajo de cinco generaciones de artistas dedicados a hacer felices a los ni?os.
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