El desfibrilador urbano
Una red de colectivos promueve la rehabilitaci¨®n de un pabell¨®n de la Expo abandonado desde hace 22 a?os para crear un centro social y cultural
La Exposici¨®n Universal de Sevilla dej¨® varios edificios en coma. Uno de ellos es el pabell¨®n del Siglo XV, un recinto poligonal de 4.497 metros cuadrados situado en el recinto del antiguo monasterio de La Cartuja. Ha sido utilizado de trastero y vandalizado de forma constante. De su red el¨¦ctrica no queda nada. En 2009, la Junta anunci¨® que invertir¨ªa 5,6 millones de euros para utilizarlo como sede del Centro Andaluz de Danza y para establecer una sala de la Filmoteca. En esa ocasi¨®n, el espacio pas¨® a la Empresa P¨²blica de Gesti¨®n de Programas Culturales, dependiente de la Consejer¨ªa de Cultura, ¡°para agilizar el proyecto¡±. Pero el plan fracas¨®. Ahora, una red social agrupada en torno a La Carpa, una cooperativa social y cultural con una exitosa experiencia, promueve la cesi¨®n temporal de su uso para rehabilitarlo y convertirlo, con financiaci¨®n propia, en un novedoso ¡°centro de innovaci¨®n social, tecnol¨®gico y cultural¡±.
Cultura ha admitido su ¡°inter¨¦s¡± en la propuesta y estudia sacar a concurso la cesi¨®n del espacio construido por encargo de la Expo 92 en terrenos adyacentes al antiguo Monasterio de Santa Mar¨ªa de las Cuevas y proyectado por Francisco Torres Mart¨ªnez e Inmaculada Jim¨¦nez Aguilar,
El proyecto de La Carpa ya ha pasado una primera fase para un premio de innovaci¨®n social, un t¨¦rmino que se refiere a iniciativas que crean nuevas formas de satisfacer las necesidades que no est¨¢n adecuadamente cubiertas por el mercado o el sector p¨²blico.
La red de la Carpa, compuesta por 17 entidades de ¨¢mbitos de la cultura, la universidad o la arquitectura, pretende crear una cooperativa mixta, una nueva figura en la que caben desde colectivos a individuos o instituciones p¨²blicas y privadas. La Universidad Internacional de Andaluc¨ªa (Unia) se ha unido al proyecto en el que tambi¨¦n participa el estudio de arquitectura de Santiago Cirugeda, Recetas Urbanas, y asociaciones y sociedades culturales como Zemos 98, LaSUITE y Endanza, entre otros.
Se trata de ¡°cambiar el modo de relaci¨®n de los usuarios y la administraci¨®n¡±, apunta Mar¨ªa Gil, una de las integrantes de la plataforma. Su compa?ero Rafael Ribera a?ade que la f¨®rmula propuesta permite al ciudadano acceder al uso de los espacios p¨²blicos y participar en sus contenidos y su gesti¨®n. En este modelo, ¡°los usuarios tambi¨¦n son consumidores¡±, a?ade para explicar que un socio de la red puede crear contenidos y tambi¨¦n consumirlos.
El proyecto est¨¢ planteado en varias fases. La primera, con un coste m¨ªnimo de 4.000 euros, permitir¨ªa utilizar espacios exteriores y empezar a programar ¡°en 10 d¨ªas¡±, una vez cedido el uso. Una segunda fase, presupuestada en 100.000 euros, habilitar¨ªa oficinas y talleres en el pabell¨®n. El presupuesto final no est¨¢ a¨²n precisado, pero se quedar¨¢ muy lejos de los 5,6 millones del frustrado proyecto de la Administraci¨®n hace seis a?os.
El colectivo no cuenta con dinero p¨²blico para comenzar, aunque no renuncian a solicitar las ayudas disponibles para estos proyectos. Su base de financiaci¨®n ser¨ªan las aportaciones de los propios socios, los bancos sociales, mecenazgos y la recaudaci¨®n obtenida en las actividades programas. ¡°Y el trabajo propio¡±, a?ade la arquitecta de Recetas Urbanas, Alice Attout.
Esa experiencia ya la realizaron en La Carpa inicial, un espacio cultural y social habilitado en Sevilla por ellos mismos a base de reciclaje y utilizaci¨®n racional de materiales. Hasta la llegada de Juan Ignacio Zoido (PP) a la alcald¨ªa, los 1.500 socios de esta innovadora f¨®rmula dieron cabida a casi 30.000 espectadores y usuarios de 394 espect¨¢culos, 20 festivales y medio centenar de cursos.
Fue precisamente el final de la cesi¨®n del espacio la que moviliz¨® a este colectivo en la b¨²squeda de otros recintos. Y llegaron al pabell¨®n del Siglo XV, donde tienen previsto programar todo tipo de actividades culturales y formativas, incluyendo servicios de residencia art¨ªstica, de almacenamiento o de oficina. Todo mezclado con un concepto que Carolina Maggi, otra de las promotoras, resume como ¡°hibridaci¨®n¡±.
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