Gracias, Margot, por tu cercan¨ªa
Coincid¨ªamos en una visi¨®n esc¨¦ptica de la sociedad actual
Es una tarde de Domingo en la que, como en tantas otras ocasiones, intento mantener en mi mente y en mi coraz¨®n el recuerdo de los buenos momentos que me depara el fin de semana. S¨¦ que, a medida que el d¨ªa languidece, los angustiantes pensamientos del cercano lunes, desgraciadamente van penetrando en mi memoria y me preparan para la realidad cotidiana.
Suena el tel¨¦fono, que siempre es un sobresalto, y la voz de un amigo com¨²n me comunica la terrible noticia de tu fallecimiento. Un silencio que todo lo expresaba se produce entre nosotros.
Me piden desde tu diario que escriba estas lineas. T¨² me conoces bien, querida Margot, tantas veces me criticabas mi excesivo esp¨ªritu cartesiano, algo que entorpec¨ªa la redacci¨®n de los libros que escribimos a cuatro manos. A los que t¨², gracias a tu femenina sensibilidad, quer¨ªas dar un sentido m¨¢s cercano y menos cient¨ªfico. Tuviste raz¨®n y el libro Anticonceptivos y control de natalidad (1977) fue muy bien acogido. Las j¨®venes de entonces, ahora ya abuelas, todav¨ªa recuerdan con gratitud la informaci¨®n que les proporcionamos. No era f¨¢cil encontrarla.
Jam¨¢s entendimos como la censura postfranquista permiti¨® publicar el libro. Supusimos que hab¨ªa operado el presagio de cambios inminentes. O, quiero pensar ahora, los propios censores, agobiados por una natalidad incontrolada, dieron el visto bueno a la obra La legalizaci¨®n de la anticoncepci¨®n, no lleg¨® hasta 1978.
En una de las presentaciones del libro, un grupo de mujeres, nos critic¨® que no hubi¨¦ramos escrito sobre la menopausia. Lo hicimos con un t¨ªtulo muy sensacionalista, La aventura de envejecer, y fue un fracaso. La raz¨®n era obvia ?Quien desea aventura biol¨®gica y, a¨²yn menos, envejecer? Cambiamos el t¨ªtulo por La mujer a partir de los cuarenta a?os y, siendo el mismo texto, fu¨¦ muy le¨ªdo.
Hace ya m¨¢s de un a?o te anunci¨¦ mi prop¨®sito de escribir otro libro, este mucho m¨¢s socio-pol¨ªtico, sobre las diferentes etapas de la vida de las mujeres, y sobre c¨®mo la desigualdad de g¨¦nero repercute en la salud de ellas. Una vez m¨¢s demostraste tu elegancia y criterio. Desestimaste el proyecto pues simplemente quer¨ªas gozar de un merecido descanso, aunque sospecho que no lo tomaste.
No podr¨¦ olvidarte, Margot, pues siempre has apoyado con tu pluma y con tus palabras mi personal lucha por la igualdad de g¨¦nero. Tampoco se me olvidar¨¢ el excelente e ir¨®nico art¨ªculo Dexeus contra Dexeus, hace ya varios a?os, en el que que de forma sutil y elegante expresabas tu asombro y desencanto por la incre¨ªble apropiaci¨®n de nuestro nombre.
Cada a?o nos ve¨ªamos con motivo de tus visitas anuales. Coincid¨ªamos en una visi¨®n esc¨¦ptica de la sociedad actual. Cu¨¢nto me gustar¨ªa creer que existe otro mundo en el que pudiera seguir disfrutando de tu completa personalidad.
Gracias, Margot, por tu ejemplo.
Santiago Dexeus es ginec¨®logo
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