Sacudida en el mapa municipal
La aparici¨®n de nuevos competidores pone en jaque la polarizaci¨®n bipartidista que rige en los municipios
Las dos fuerzas que desde 1979 han hegemonizado ampliamente el poder municipal en Catalu?a concurren a las elecciones locales del 24 de mayo en condiciones particularmente dif¨ªciles, incluso cr¨ªticas. Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), que aglutina al centro-derecha nacionalista, y el socialismo catal¨¢n viven, por diversos motivos, momentos de cambio e incertidumbre ante su futuro inmediato, ambos a la defensiva ante competidores que se hallan en fase expansiva.
La federaci¨®n de CiU que dirige Artur Mas afronta un conjunto de retos entre los que es dif¨ªcil adivinar cu¨¢l puede resultar m¨¢s da?ino para su hegemon¨ªa. Estas elecciones municipales ser¨¢n las primeras que se lleven a cabo despu¨¦s de la s¨²bita, espectacular e inesperada volatilizaci¨®n a finales de julio del prestigio del fundador del partido, Jordi Pujol. Ser¨¢n tambi¨¦n las elecciones en las que, a pesar de los equilibrios, los dos partidos que forman CiU se presenten en un ambiente de desacuerdo pol¨ªtico profundo, p¨²blico y notorio, con el l¨ªder de Uni¨®, Josep Antoni Duran Lleida, dedicado a promover y lanzar una alternativa no independentista a Converg¨¨ncia, bautizada con el nombre de Constru?m. Y ya se sabe que la mejor astilla es la salida de la misma madera.
Al mismo tiempo, la conversi¨®n de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) al independentismo ha convertido a Esquerra Republicana (ERC), su principal aliado en esta aventura, en opci¨®n pr¨¢cticamente intercambiable en buena parte de Catalu?a, sobre todo a los ojos de los electores sensibles a los argumentos del soberanismo. Los diputados de Esquerra son el sost¨¦n de CiU en el Parlament y su l¨ªder, Oriol Junqueras, es pese a todas las dificultades de un trayecto plagado de obst¨¢culos inmensos el acompa?ante de Mas en la apuesta independentista. El salto de un partido al otro es muy f¨¢cil para muchos votantes.
Estos factores se suman al desgaste provocado por una acci¨®n de gobierno al frente de la Generalitat con la que el ejecutivo de Artur Mas no ha conseguido superar los estragos sociales de la crisis econ¨®mica y ya ha provocado que CiU perdiera votos en todas las elecciones celebradas desde 2011. La crisis y el malestar social y pol¨ªtico que provoca siguen ah¨ª y todo apunta a que seguir¨¢n alimentando una recomposici¨®n del mapa pol¨ªtico de alcance dif¨ªcil de prever, como ya sucedi¨® en las elecciones europeas y, en parte, en las auton¨®micas de Andaluc¨ªa.
Hay nuevos actores pol¨ªticos en el escenario, surgidos de la lucha contra las pol¨ªticas de recortes en las prestaciones sociales y las reformas laborales que han precarizado el empleo, y uno de ellos aspira directamente a arrebatar a CiU la alcald¨ªa de Barcelona. Si lo lograra, el previsible desgaste de CiU en el resto del pa¨ªs adquirir¨ªa un valor pol¨ªtico may¨²sculo. La alianza encabezada en la capital catalana por Ada Colau al frente de varias fuerzas de izquierda, entre ellas una con fuerte tradici¨®n local, ICV-EUiA, y otra, Podemos, con la potencia que la ha convertido en toda Espa?a en amenaza para el esquema del bipartidismo PP-PSOE, trastoca la correlaci¨®n de fuerzas en el Ayuntamiento de Barcelona, desplazando al PSC.
Es una seria amenaza para CiU, pero tambi¨¦n para el otro partido anta?o hegem¨®nico en la ciudad y, en general, en el municipalismo catal¨¢n, el socialista. En las anteriores elecciones municipales, CiU y PSC sumaron casi 6.000 de los cerca de 9.000 concejales que se eligen en cada convocatoria. CiU obtuvo 3.860, el PSC logr¨® 2.117. Estas cifras dan una idea bastante aproximada de la potencia del bipartidismo municipal catal¨¢n, especialmente si adem¨¢s se tiene en cuenta que los concejales socialistas se concentran sobre todo en ciudades grandes, lo que en la pr¨¢ctica supone gobernar ayuntamientos muy importantes, como los del ¨¢rea metropolitana de Barcelona.
Es precisamente este esquema de polarizaci¨®n bipartidista el que est¨¢ en jaque por la aparici¨®n de nuevos competidores tambi¨¦n en el ¨¢mbito de la izquierda. Los socialistas hacen frente en estas elecciones al asalto de sus posiciones municipales en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona desde varios frentes. Uno es el abierto por las plataformas de izquierdas a las que se suma Podemos, como la de la propia Barcelona y muchas otras. Otro frente es el abierto por Ciutadans, el partido que acusa a los socialistas de haberse rendido al soberanismo.
Ciutadans sufri¨® un descalabro en las elecciones municipales de 2011, en las que logr¨® s¨®lo el 1,22% de los votos y siete concejales en toda Catalu?a. Pero desde las elecciones europeas de este a?o pretende configurarse como alternativa de derecha moderada al PP, lo que ha incrementado fuertemente sus expectativas de voto en las franjas de electores que, en Catalu?a, oscilan entre el voto entre los dos grandes partidos espa?oles.
Para el PSC, la otra cara de este desaf¨ªo es que al mismo tiempo ha sufrido en los dos ¨²ltimos a?os el abandono de afiliados y cuadros por el flanco del catalanismo, muchos de los cuales han formado coaliciones locales con ERC. El conjunto de estos factores apunta a que dentro de seis semanas el mapa pol¨ªtico municipal sufrir¨¢ una sacudida notable.
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