Un nuevo vecino en la milla del arte
El Ayuntamiento da luz verde al museo del arquitecto Emilio Ambasz en el paseo del Prado tras reforzar las medidas de seguridad de la cubierta vegetal Las obras est¨¢n pendientes del examen en unos d¨ªas de la Comisi¨®n de Patrimonio
El madrile?o paseo del Prado contar¨¢ el a?o que viene, si nada se tuerce, con otro gran museo. Y con un nuevo jard¨ªn vertical.
En la acera de enfrente al Museo del Prado, a menos de cuatro bloques de distancia del Reina Sof¨ªa, el CaixaForum y el Thyssen-Bornemisza, el arquitecto hispano-argentino Emilio Ambasz (Resistencia, 1943) invertir¨¢ 13 millones de euros de su fortuna personal en sustituir un edificio municipal semiabandonado por un cubo de cinco plantas con dos fachadas exteriores recubiertas enteramente por vegetaci¨®n. Ser¨¢ el Museo de las Artes de la Arquitectura, Dise?o y Urbanismo.
Si nada se tuerce, porque el proyecto, aprobado en marzo por la alcaldesa, Ana Botella (PP), tiene pendiente recibir en unos d¨ªas el visto bueno de la Comisi¨®n para la Protecci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico, controlada por el Gobierno regional (PP) y en la que participa con voz pero sin voto el Colegio Oficial de Arquitectos (muy cr¨ªtico con esta iniciativa).
La Comisi¨®n de Patrimonio fue la que hace un a?o puso trabas al proyecto de Norman Foster para reconvertir un palacete de 1902 junto al paseo de la Castellana en la sede internacional de su fundaci¨®n; el prestigioso arquitecto brit¨¢nico decidi¨® entonces llevarse el proyecto a otra ciudad.
Este ser¨¢ probablemente el ¨²ltimo obst¨¢culo que tenga que superar Ambasz, pero desde luego no es el primero. El arquitecto argentino buscaba desde hace tiempo sede para su legado, por el que compet¨ªan Nueva York, Par¨ªs, Florencia, Bolonia, Buenos Aires...
La ciudad estadounidense parec¨ªa la mejor colocada por contar con un emplazamiento perfecto justo enfrente del Museo de Arte Moderno (MoMA), del que Ambasz fue conservador entre 1969 y 1976. Pero el tes¨®n de Botella y la inclinaci¨®n sentimental del arquitecto hacia Espa?a le llevaron a decidirse hace dos a?os por Madrid. Y, sobre todo, una raz¨®n pr¨¢ctica de peso: el Ayuntamiento estaba dispuesto a ceder un edificio municipal en apariencia ruinoso pero ubicado en uno de los ejes muse¨ªsticos m¨¢s relevantes del mundo, y a permitir adem¨¢s que Ambasz lo tirara abajo para levantar su proyecto pese a que el inmueble estaba protegido.
Una vez constatado el inter¨¦s de Ambasz en el inmueble, el Ayuntamiento fue preparando el camino: en noviembre de 2012 transfiri¨® el edificio ubicado en el n¨²mero 30 del paseo del Prado al ¨¢rea municipal de Las Artes ¡°para su destino como contenedor cultural del Eje Prado-Recoletos¡±, a sabiendas de que eso ser¨ªa imposible sin el proyecto de Ambasz (de hecho, tard¨® dos a?os en ejecutar el cambio urban¨ªstico para darle uso cultural al inmueble).
Al mismo tiempo, inici¨® la rebaja de su protecci¨®n hist¨®rico-art¨ªstica para poder derribarlo.
En marzo de 2013, Botella formaliz¨® el convenio de colaboraci¨®n con Ambasz para la concesi¨®n directa y gratuita del solar.
En esa parcela se levanta a¨²n un edificio de ladrillo rojo de 1932, que en su momento fue sede de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia, y en el que ya solo quedaba un peque?o centro de salud en el s¨®tano.
Ambasz construir¨¢ el edificio para Madrid ¡°a fondo perdido¡±
El edificio municipal ubicado actualmente en el n¨²mero 30 del paseo del Prado tiene una superficie construida de 3.029 metros cuadrados, dividida en cuatro plantas y s¨®tano, sobre un solar de 895 metros cuadrados frente al Jard¨ªn Bot¨¢nico. El Ayuntamiento de Madrid ha rebajado su protecci¨®n hist¨®rico-art¨ªstica para permitir su derribo. En su lugar, el arquitecto hispano-argentino Emilio Ambasz construir¨¢ un inmueble de 3.672 metros cuadrados. Ganar¨¢, as¨ª pues, un 20% de superficie, pero las condiciones de la concesi¨®n acordada con el Ayuntamiento le obligan a dise?ar ese volumen extra ¡°de modo que sirva para una futura expansi¨®n¡± del museo. Entretanto, ¡°se destinar¨¢ exclusivamente a librer¨ªa y restaurante¡±, y los ingresos derivados de esos servicios servir¨¢n s¨®lo para financiar los gastos de funcionamiento.
Estas condiciones forman parte del acuerdo firmado en marzo por el Ayuntamiento con la fundaci¨®n del arquitecto, que detalla todos los aspectos del proyecto. El valor de la parcela se cifra en 4.610.149 euros, y el presupuesto para la demolici¨®n y construcci¨®n del nuevo edificio asciende a 12.438.622 euros. A esta ¨²ltima cantidad hay que sumar el valor de la colecci¨®n permanente, que corre a cargo de Ambasz.
El nuevo inmueble ¡°se realiza como aportaci¨®n a fondo perdido a la ciudad de Madrid¡± por parte del arquitecto, que no podr¨¢ exigir ¡°reembolso alguno¡± una vez finalice la concesi¨®n de 75 a?os. Adem¨¢s, deber¨¢ reinvertir todos los beneficios de su explotaci¨®n ¡°en las obras de rehabilitaci¨®n, reformas y actividades culturales necesarias para mantener el nivel de calidad adecuado del museo¡±.
Si sobra dinero o no se reinvierte en esos fines, deber¨¢ cederse al Ayuntamiento.
El edificio se inscribir¨¢ a favor del Ayuntamiento en el registro de la propiedad, pero su mantenimiento (lo que incluye limpieza, agua, electricidad, seguridad, etc¨¦tera) correr¨¢ a cargo de Ambasz durante los 75 a?os de concesi¨®n. Tambi¨¦n deber¨¢ pagar los gastos de personal. Una vez extinguido ese plazo, deber¨¢ devolverlo en perfecto estado de revista.
Las obras aportadas para la colecci¨®n permanente por Ambasz se devolver¨¢n a sus herederos; las obras adquiridas durante el periodo de concesi¨®n ser¨¢n propiedad del Ayuntamiento.
Las condiciones del acuerdo incluyen, adem¨¢s, que el proyecto debe realizarse tal y como figuraba en la maqueta presentada hace dos a?os, tras la firma del convenio.
El Ayuntamiento fijar¨¢ las tarifas del museo (seis euros de entrada general; tres euros para mayores y j¨®venes; gratis para estudiantes, parados o personas con discapacidad) y sus contenidos (la colecci¨®n permanente de Ambasz, m¨¢s exposiciones, conferencias, congresos, debates, premios, becas, etc¨¦tera).
Un mes despu¨¦s de firmarse el convenio, en abril de 2013, el Ayuntamiento aprob¨® el cambio de catalogaci¨®n del inmueble al considerar ¡°excesivo¡± el blindaje de la fachada y las escaleras con nivel 2 estructural (propio de edificios con ¡°caracter¨ªsticas de gran inter¨¦s¡±, y que s¨®lo permite obras en su interior). Se rebaj¨® a nivel 3 ambiental, que ¡°protege los valores de la fachada por su integraci¨®n en el ambiente de la ciudad pero no precisa necesariamente de su mantenimiento f¨ªsico¡±.
Por vicisitudes personales, la concesi¨®n del solar a Ambasz no se formaliz¨® hasta el pasado 6 de marzo. El arquitecto se comprometi¨® entonces a asumir los gastos de construcci¨®n del museo, as¨ª como los derivados de su gesti¨®n y mantenimiento, y a reinvertir en el proyecto todos los ingresos de su explotaci¨®n. Una vez extinguidos los 75 a?os de concesi¨®n, el edificio pasar¨ªa a ser propiedad municipal.
El Ayuntamiento estim¨® los ¡°importantes beneficios para la ciudadan¨ªa¡± del proyecto (por su retorno econ¨®mico y la mejora de la imagen internacional de Madrid) como ¡°razones de inter¨¦s p¨²blico¡± que justificaban la concesi¨®n gratuita del solar. El departamento jur¨ªdico municipal refrend¨® esos ¡°fines de inter¨¦s p¨²blico¡±, indicando adem¨¢s que el Ayuntamiento ¡°no ten¨ªa prevista la utilizaci¨®n efectiva¡± del inmueble.
En su informe, se?al¨® que la concesi¨®n de un bien p¨²blico debe hacerse, con car¨¢cter general, en r¨¦gimen de concurrencia, es decir, ofreci¨¦ndose a m¨¢s de un postor para elegir al mejor. La ley permite, sin embargo, la concesi¨®n directa ¡°cuando se dan circunstancias excepcionales debidamente justificadas¡±, como ocurre en este caso, seg¨²n el Ayuntamiento. Y esta tesis se refuerza, seg¨²n el informe jur¨ªdico, por el car¨¢cter de entidad sin ¨¢nimo de lucro de la fundaci¨®n de Ambasz.
El informe aprueba adem¨¢s que la concesi¨®n sea gratuita ¡°por la ausencia de utilidad econ¨®mica relevante¡±, dado que Ambasz no s¨®lo construir¨¢ el edificio a su costa (invirtiendo 13 millones de euros), sino que reinvertir¨¢ todos los beneficios.
A falta del visto bueno de la Comisi¨®n de Patrimonio, ahora s¨®lo le queda obtener la licencia y comenzar las obras. Este ¨²ltimo tr¨¢mite tambi¨¦n est¨¢ siendo tortuoso: para lograr el visto bueno de los t¨¦cnicos municipales y de los bomberos, el arquitecto tuvo que reforzar las medidas de seguridad contra incendios en el exterior, ante el temor de que la cubierta vegetal pudiera arder como una tea. As¨ª, se colocar¨¢n aspersores ¡ªcomo los que habitualmente se instalan en el techo de pasillos y habitaciones¡ª distribuidos entre la vegetaci¨®n. Adem¨¢s, la terraza superior contar¨¢ con una cortina que bajar¨¢ autom¨¢ticamente en caso de que se incendie la fachada, para evitar que el humo pueda afectar a los clientes del restaurante.
Una vez asumido el coste adicional de estas medidas, Ambasz sue?a ya con ver acabado su proyecto, e incluso ha dise?ado las primeras actividades culturales que se llevar¨¢n a cabo el museo: una exposici¨®n de ¡°h¨¦roes ignorados de la arquitectura¡± (Paul Nelson, Amancio Williams...), un recorrido por el dise?o industrial espa?ol y un ciclo de conferencias a modo de ¡°tribunal¡± para juzgar ¡°al MoMA por despistar tres generaciones¡± o ¡°las teor¨ªas de Aldo Rossi y Carlo Aymonino¡±.
Dentro de un a?o. Y en Madrid. Si nada se tuerce...
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