Los inviernos sentimentales
El quinteto londinense saca un enorme partido a la congoja y a la delicadeza de sus armon¨ªas vocales
Dry The River son cinco chicos bien j¨®venes, pero afiliados a una tristeza profunda. El mi¨¦rcoles emergieron de luto riguroso en la Cop¨¦rnico, con su cantante, Peter Liddle, escondiendo los mechones rubios bajo una capucha. Lo que no puede camuflar ning¨²n atuendo es esa voz atribulada e implorante del muchacho. Little canta como una sirena afligida, y es esa bella congoja la se?a identitaria m¨¢s valiosa y reconocible de unos londinenses que a¨²nan el nervio con la sensibilidad a flor de piel.
El f¨²tbol no impidi¨® que la sala rozara el lleno, nutrida de un p¨²blico documentado que conoc¨ªa los dos ¨¢lbumes del quinteto y se arrebataba con sus zarpazos de intensidad. A las segundas de cambio sonaba ya la pieza m¨¢s emblem¨¢tica, New ceremony, un casi one hit wonder que introduce una preciosa connotaci¨®n ¨¦pica, como unos Elbow abrumados por la intensidad de la niebla. Pero hay muchas otras referencias nobles que van aflorando durante la velada. Las delicad¨ªsimas segundas voces, que a veces son tres y hasta cuatro (Gethsemane), otorgan esa dimensi¨®n pastoral que tanto apreci¨¢bamos en Fleet Foxes. Y la gen¨¦tica inglesa, la misma que reivindican otros coet¨¢neos (Stornoway, Johnny Flynn, My Grey Horse) de la mejor generaci¨®n folkie en d¨¦cadas, remite a las ense?anzas de Pentangle o Heron.
Tampoco pilla de sorpresa que Dry The River trasladara los b¨¢rtulos hasta Islandia para registrar su nuevo trabajo, Alarms in the heart. Los inviernos sentimentales son su h¨¢bitat natural desde que escribieran cosas como Lion¡¯s den, balada irreprochable con una electrocuci¨®n fabulosa e inesperada en el ep¨ªlogo. La parada dram¨¢tica en Rollerskate, intensificando el drama por la v¨ªa del silencio, fue otro momento cumbre de la noche, al igual que sus dos bises: Shaker hymns entre el p¨²blico, sin amplificaci¨®n y a tres voces casi susurradas, y un Weights & measures con solemnidades de himno. Puede que otros detalles no rayaran a tanto nivel, como ese vals desdibujado que se titula Family, pero parece evidente que las baladas de los hombres tristes pueden conducirnos emocionalmente muy lejos.
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