La presi¨®n sobre Berasaluze II
El front¨®n Bizkaia se volcar¨¢ con el delantero vizca¨ªno en un partido in¨¦dito para decidir un campeonato
Berasaluze II es el epicentro. Como si jugara el partido de su vida. Rodeado por todas partes de la exigencia personal y de la que irradia su entorno, quiz¨¢ extensible a toda una Bizkaia pelotazale hu¨¦rfana desde hace a?os de un aspirante s¨®lido que plante cara al insultante poder¨ªo navarro, el delantero de Berriz se debate entre la gloria y el desencanto. Llega a otra final, su final.
A poco m¨¢s de dos a?os de llegar a los 40, Berasaluze desaf¨ªa a la mala suerte en un partido inesperado. Junto a Zubieta trata de voltear los pron¨®sticos que hacen favorito por nivel de juego a la ins¨®lita pareja que forman Bengoetxea VI-Untoria. Lo har¨¢ en un front¨®n que le mima como ¨ªdolo de casa, que se le entregar¨¢ en cada pelotazo desde el grader¨ªo, pero que a ras de cancha le quebr¨® la ocasi¨®n m¨¢s clara de haber entrado hace ya dos a?os en el trono de los campeones por aquella desgarradora lesi¨®n que siempre acaba dejando huella.
Llega la segunda final m¨¢s importante de cada a?o, pero volver¨¢ a llenarse el Bizkaia como si fuera un mano a mano entre Mart¨ªnez de Irujo y Olaizola II, los grandes ausentes de un campeonato plagado de sustituciones y combinaciones imprevisibles. Sin la emoci¨®n que aseguran los generales, la final del campeonato por parejas ha encontrado su morbo necesario en Berasaluze II y su capacidad para desquitarse del infortunio.
Con toda la presi¨®n alrededor, el combativo delantero vizca¨ªno sabe que pocas oportunidades m¨¢s le puede dar este deporte comparables a la de este domingo. Le arropar¨¢ en el intento Zubieta, el invitado de Aspe en la fiesta de Asegarce. El zaguero navarro llega al combate despu¨¦s de superar una de las en¨¦simas lesiones que han deslucido este torneo, plagado de incontables sustituciones y en ocasiones desconcertantes. Frente a ellos, la garant¨ªa que siempre aporta la sagacidad de Bengoetxea VI y la solvencia inesperada por su edad de Untoria, todo un descubrimiento.
Ser¨¢ el t¨ªtulo para Asegarce en un torneo que ha a?orado a Irujo y Olaizola II
Y cuando lleguen los trofeos, mientras se liquidan las ¨²ltimas traviesas, deber¨ªa pensar la organizaci¨®n en invitar a Aretxabaleta a recoger el suyo. Le corresponde el premio al gesto deportivo. Con su generosidad ha permitido que Untoria ocupe su sitio en la final al reconocer que su sustituto se hab¨ªa ganado la plaza. Imaginarse tales concesiones en el alma de alg¨²n que otro deportista ser¨ªa un ejercicio imposible.
Untoria ha exprimido el gesto desprendido de Aretxabaleta. No es un invitado de paja. Ahora bien, no ser¨ªa extra?o que sus rivales le cargaran de trabajo para poner a prueba los nervios de un debutante y el rendimiento que aporta cuando se trata de palabras mayores como es una final. Quiz¨¢ sea una t¨¢ctica obligada que le permita a Berasaluze II desquitarse de la responsabilidad que le supone la obligaci¨®n de ganar el partido de su vida.
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