Las contradicciones de Europa

No es una novedad confesar que creo que somos muchos los que, siendo desde siempre profundamente europe¨ªstas, seguimos pensando que necesitamos la Uni¨®n Europea m¨¢s que nunca, y que por ello queremos m¨¢s Europa; pero queremos una Europa distinta a la que ahora estamos viendo. El proyecto europeo se ha basado desde su origen en cuatro pilares: 1. La necesidad de actuar unidos en un mundo progresivamente globalizado y con poderes emergentes, pol¨ªticos o econ¨®micos, cada vez m¨¢s fuertes. 2. Las ventajas econ¨®micas de ser el mayor mercado del mundo y una gran potencia industrial, con un enorme capital humano capaz de generar riqueza. 3. La posibilidad de construir una sociedad con un alto nivel de bienestar basado en la justicia social y en la solidaridad interterritorial. Y 4. Esta uni¨®n no ha de implicar la renuncia a las identidades, lenguas o culturas propias de cada uno de los pueblos europeos, a las que se superpone una identidad europea indiscutible basada tanto en la historia com¨²n como, sobre todo, en la voluntad de futuro com¨²n. Estos cuatro pilares tienen nombres: uni¨®n pol¨ªtica, uni¨®n econ¨®mica, uni¨®n fiscal, y protecci¨®n de la diversidad.

Las actuaciones que estamos viendo como respuestas a algunos problemas aparecidos en los ¨²ltimos a?os, en buena parte a causa de las dificultades econ¨®micas, est¨¢n produciendo desorientaci¨®n y desencanto en muchos ciudadanos. No logramos incrementar el peso de Europa en los problemas mundiales; nos cuesta mucho recuperar la calidad y la fuerza de nuestras econom¨ªas; y estamos dando muestras clar¨ªsimas de insolidaridad, tanto en los equilibrios internos, como respecto a zonas vecinas. Voy a referirme espec¨ªficamente a este tercer punto, que las tragedias en el mar y la situaci¨®n en Grecia han convertido en rabiosa actualidad.

Hace unos pocos d¨ªas escuchaba unas declaraciones de David Cameron, creo que a la entrada de la reuni¨®n del Consejo Europeo convocado con urgencia para debatir la actuaci¨®n de la UE en el Mediterr¨¢neo, ante el incremento de la inmigraci¨®n. Con palabras aparentemente moderadas, dijo algo as¨ª como ¡°debemos tener una actitud de solidaridad y de acogida para los refugiados que est¨¢n llegando a Italia, pero tambi¨¦n debemos dejar claro que luego no podr¨¢n trasladarse libremente a Reino Unido¡­¡±. ?Significa esto que propone que se elimine la libre circulaci¨®n de ciudadanos, y que cada Estado se las arregle como pueda?

?Propone Cameron que se elimine la libre circulaci¨®n de ciudadanos, y que cada Estado se las arregle como pueda?

Me han recordado otras palabras recientes de ministros de varios pa¨ªses, especialmente de Alemania pero tambi¨¦n de Espa?a, hablando de Grecia y diciendo, m¨¢s o menos: ¡°Tienen un problema importante, vamos a seguir actuando solidariamente y vamos a prestarles dinero, pero que sepan que los pr¨¦stamos hay que devolverlos hasta el ¨²ltimo euro, cueste lo que cueste...¡±. ?Significa esto no querer aceptar que seguramente Grecia no es capaz de devolver su deuda si no es a muy largo plazo, con periodos importantes de carencia, y con algunas quitas que cuantitativamente no deber¨ªan hacer tambalear la econom¨ªa del conjunto de Europa?

Estas manifestaciones, y otras similares, podr¨ªan resumirse en un concepto que yo formular¨ªa as¨ª: ¡°Vamos a ser solidarios y ayudar al que lo necesite, pero siempre que ello no nos afecte a nosotros, ni nos obligue a hacer alg¨²n sacrificio, ni a cambiar nuestros comportamientos¡­¡±. ?La solidaridad bien entendida! Nosotros seguimos comiendo igual y os dejamos recoger las sobras que queden en la mesa, o los restos que encontr¨¦is en la bolsa del contenedor, pero no nos pid¨¢is que, para ayudaros, renunciemos al postre¡­¡±.

Mi reflexi¨®n es relativamente simple. Europa, actuando de forma unida, tiene la fuerza suficiente para no seguir siendo v¨ªctima de los poderes financieros ni de las peque?as mafias locales; tiene la riqueza suficiente para romper su estancamiento econ¨®mico y reducir notablemente la pobreza y la desigualdad; y tiene la tradici¨®n y los valores culturales necesarios para ayudar decididamente a sus vecinos del sur.

Hay tres elementos que impiden que estas potencialidades se transformen en actuaciones: 1. La marcha atr¨¢s en el proceso de construcci¨®n de la unidad, debido a la falta de voluntad de los Gobiernos de muchos pa¨ªses miembros que se est¨¢n resistiendo a la cesi¨®n de competencias a la UE, pensando, equivocadamente, que as¨ª solucionar¨¢n mejor sus problemas ¡°nacionales¡±. 2. La ridiculez del presupuesto comunitario, fruto de la falta de uni¨®n fiscal. ?Por qu¨¦ no, por ejemplo, un impuesto de sociedades europeo, que adem¨¢s acabar¨ªa con las deslocalizaciones por motivos fiscales y que dotar¨ªa a la UE de una enorme capacidad de redistribuci¨®n interior y de cooperaci¨®n exterior? Y 3. La persistencia de mayor¨ªas (evidentemente democr¨¢ticas) de car¨¢cter conservador en los ¨®rganos de la UE, Parlamento y Comisi¨®n, que han contribuido a una progresiva desregulaci¨®n de los mercados, una reducci¨®n del impulso de redistribuci¨®n de la riqueza, y un desmantelamiento del Estado de bienestar, generando altos niveles de desigualdad y pobreza.

El proyecto Europeo s¨®lo recuperar¨¢ sus apoyos si significa m¨¢s fuerza, m¨¢s riqueza, y m¨¢s solidaridad.

Joan Maj¨® es ingeniero y exministro