?Qu¨¦ sabemos de la casta valenciana?
Por estas latitudes, adem¨¢s de la parte al¨ªcuota que le corresponde del referido e hist¨®rico poder¨ªo de la clase dominante, hay que sumar el peso espec¨ªfico de la ladronera valenciana
La Fira del Llibre de Valencia, instalada en el Jard¨ª de Vivers, es un concurrido y alentador espect¨¢culo anual animado por una vor¨¢gine de actos culturales. Aunque sea por unos d¨ªas, los feligreses de la Galaxia de Gutemberg festejamos la intr¨¦pida pervivencia del papel y la tinta, y hasta celebramos su buena salud si nos atenemos a la cantidad de nuevas obras que a diario se presentan. Entre ellas, o tal creo, no ha estado ¨Cpero est¨¢ editada- La casta. Quienes son y c¨®mo act¨²an, de Rafa Burgos (Ed. El Viejo Topo), pero yo les digo. Se trata de un apretado registro ¨Cs¨®lo son 140 p¨¢ginas¨C de casi todos cuantos, de Rey abajo, cortan el bacalao en Espa?a. Aristocracia, finanzas, banca, latifundios, justicia, franquismo residual, medios de comunicaci¨®n y etc¨¦tera. Un b¨²nker variopinto en el que se arraciman asociados o entrecruzados los titulares del poder que han sido y son. De la Iglesia no se dice una palabra, lo que, siendo una laguna a nuestro juicio, no merma el inter¨¦s de este aleccionador texto.
Traigo a colaci¨®n este libro por lo mucho que revela, sobre todo en estas v¨ªsperas electorales, singularmente te?idas en estos pagos valencianos por la ins¨®lita posibilidad del cambio pol¨ªtico auton¨®mico y municipal que alienta a los partidos de izquierda. Aunque en sus p¨¢ginas no se menciona para nada esta Comunidad, lo bien cierto es que no por ello nos sustraemos al dominio de la casta, que por estas latitudes, adem¨¢s de la parte al¨ªcuota que le corresponde del referido e hist¨®rico poder¨ªo de la clase dominante, hay que sumar el peso espec¨ªfico de la ladronera valenciana, esa componente corrupta y en buena parte desclasada que parasita en el PP o a su vera. Y no solo eso, sino tambi¨¦n el bajo ¨ªndice de civismo y la propensi¨®n gregaria de esta sociedad. Ser¨¢ cosa de ver, por el prodigio que conlleva, c¨®mo se produce el relevo de tantas gentes e intereses.
No cabe duda de que la obra novel¨ªstica de Rafael Chirbes y de Ferran Torrent ¨Cpor citar a los autores m¨¢s significativos hoy por hoy en este cap¨ªtulo¨C nos ha descrito la depredaci¨®n que hemos sufrido y la trama humana que la ha llevado a cabo en su condici¨®n de beneficiaria o c¨®mplice. Eso lo conocemos casi con pelos y se?ales, as¨ª como buena parte de quienes han saqueado las arcas p¨²blicas. Lo que est¨¢ por desvelar es el magma reaccionario, el macizo social que domina los resortes del poder ¨Cdigamos financiero, judicial, period¨ªstico e incluso festivo¨C en el Pa¨ªs Valenciano. A nuestros soci¨®logos, escritores o l¨ªderes de la oposici¨®n no les ha interesado o les ha venido grande la pesquisa. Con lo cual podemos intuir, pero no sabemos quienes integran la casta valenciana y qu¨¦ individuos ¨Cde haberlos¨C se han integrado en ella aprovech¨¢ndose de las puertas giratorias que auspician el tr¨¢nsito desde la gesti¨®n p¨²blica a la privada con el consiguiente medro a costa de los intereses generales. En Madrid y Barcelona es un fen¨®meno extendido al que han contribuido con semejante denuedo los dos grandes partidos que nos han gobernado.
Adenda. Alfonso Rus, el presidente del PP y de la Diputaci¨®n de Valencia y alcalde de X¨¤tiva, ya es un moribundo pol¨ªtico y a ello ha contribuido mucho la prensa, lo que es un timbre de gloria para la profesi¨®n period¨ªstica ¨Ctan apaleada por la crisis¨C y un motivo para mitigar la depredada confianza en este oficio.
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