La ley electoral catalana se enreda

La ley electoral catalana super¨® ayer el primer tr¨¢mite en el Parlament, pero su aprobaci¨®n se antoja muy complicada por el desacuerdo de los partidos para consensuar un nuevo sistema de reparto de los 135 esca?os. Socialistas, PP e Iniciativa-Esquerra Unida se han movido de sus posiciones iniciales y han presentado una f¨®rmula alternativa a la actual para configurar la c¨¢mara, pero CiU y ERC no parecen dispuestos a renunciar a un sistema que les beneficia, al amparo de la ley espa?ola.

La previsi¨®n de que nacionalistas y republicanos cambien de posici¨®n se antoja dif¨ªcil y mucho m¨¢s en el actual momento pol¨ªtico, en que ambas fuerzas quieren convertir las elecciones auton¨®micas del 27 de septiembre en un plebiscito sobre la independencia y Artur Mas ya ha dicho que el n¨²mero de diputados que obtengan los partidos secesionistas ser¨¢ la referencia para determinar ese extremo y avanzar hacia la independencia.

CiU y Esquerra tienen mayor¨ªa absoluta en la c¨¢mara (70 diputados), pero si se aplicara cualquiera de los sistemas electorales que propone el resto de fuerzas se acabar¨ªa con esa situaci¨®n: los nacionalistas perder¨ªan entre cuatro y cinco esca?os, y los republicanos, uno o dos. Ese es el gran punto de discordia que separa a los partidos y que volver¨¢ a plantearse en julio, cuando el texto de la ponencia regrese al pleno.

La desproporci¨®n del actual sistema, que afecta a Catalu?a cuando hay elecciones auton¨®micas y al conjunto de Espa?a con las elecciones generales, se explica porque se adopta la provincia como circunscripci¨®n electoral y se otorga un n¨²mero de diputados que no es proporcional a la poblaci¨®n. En el caso catal¨¢n, el sistema data del Estatuto de 1979 y hasta ahora no se ha modificado por falta de mayor¨ªa suficiente, lo que explica que Catalu?a sea la ¨²nica comunidad sin una ley electoral propia. Las zonas m¨¢s perjudicadas en el recuento de votos son siempre las m¨¢s pobladas y, por extensi¨®n, los partidos que logran all¨ª mayor apoyo, de manera que un voto en Lleida o Burgos, puede ¡°valer¡± dos o tres veces m¨¢s que uno en Barcelona o Madrid a la hora de atribuir los esca?os. En el caso espa?ol eso beneficia al bipartidismo y en Catalu?a, a los partidos con mayor apoyo fuera de Barcelona. As¨ª se entiende, por ejemplo, que el PSC obtuviese en las ¨²ltimas elecciones catalanas de 2012 el 14,43% de los votos y 20 esca?os, mientras que Esquerra, con el 13,7% consigui¨® 21. M¨¢s ilustrativo fue a¨²n lo ocurrido en 1999, cuando el PSC, con Pasqual Maragall a la cabeza, gan¨® las elecciones auton¨®micas y logr¨® casi 5.000 votos m¨¢s que CiU, pero los nacionalistas consiguieron 56 esca?os y los socialistas, 52.

En el actual momento pol¨ªtico que atraviesa Catalu?a, CiU y Esquerra tienen prisa para que en julio se apruebe la nueva ley electoral y se aplique ya el 27-S, aunque no haya acuerdo sobre el reparto de los esca?os. Esa pretensi¨®n, sin embargo, no parece f¨¢cil, pues sea cual sea el contenido de la ley, requiere el respaldo de 90 diputados, que ahora no tiene. Adem¨¢s de CiU y Esquerra, est¨¢n dispuestos a aprobar la ley electoral Iniciativa, la CUP y la exdiputada socialista Marina Geli, pero no bastan sus 88 esca?os.

La ley crea una sindicatura electoral distinta a la Junta Electoral Central de ¨¢mbito espa?ol y que es la que ahora dirime las denuncias durante todo el proceso. La impugnaci¨®n e hipot¨¦tica anulaci¨®n de las listas que puedan defender postulados a favor de una declaraci¨®n unilateral de independencia es un escenario posible y por ello la lectura que hacen nacionalistas y republicanos es que una sindicatura electoral catalana podr¨ªa ser m¨¢s sensible a sus planteamientos.

El texto de la ponencia que ayer pas¨® el primer tr¨¢mite en el Parlamento aut¨®nomo prev¨¦ que la autoridad electoral catalana est¨¦ compuesta por tres magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a y tres catedr¨¢ticos elegidos por la c¨¢mara catalana.