La ciudad, paso a paso
Varias iniciativas p¨²blicas y privadas reivindican el acto de andar en un Madrid tradicionalmente hostil a los peatones. M¨¢s all¨¢ del paseo por el parque, los pies son el medio de transporte que enriquece la vida en las calles
¡°Camino, luego existo¡±, dijo el fil¨®sofo y astr¨®nomo Pierre Gassendi en respuesta al cartesianismo y queriendo mostrar que somos una conjunci¨®n de mente y cuerpo que revela su naturaleza en el mero acto de caminar.
Si Gassendi levantara hoy la cabeza dir¨ªa que existimos poco, porque caminamos poco. Desplazarse sobre dos pies es una caracter¨ªstica propia del ser humano desde que baj¨® de un ¨¢rbol y es humano; sin embargo el coche, la bici, el metro, el autob¨²s y, sobre todo, la vagancia, nos alejan de esta pr¨¢ctica fundamental. ?ltimamente varias iniciativas madrile?as abogan por eso de recorrer la ciudad gastando suela.
La ¨²ltima campa?a de la asociaci¨®n de viandantes A Pie nos habla de un gimnasio. Un gimnasio que es la ciudad entera. Con la campa?a Activa Madrid la asociaci¨®n quiere reivindicar el acto de caminar. Tambi¨¦n alejar la idea de caminata de la Sierra o la Casa de Campo en domingo (que tambi¨¦n) y hacer entender que los pies pueden ser un medio de transporte eficaz en desplazamientos diarios y cotidianos: al trabajo, a la compra, a la cita con los amigos, mejor poniendo un pie delante del otro. ¡°Caminando se consiguen mejoras para uno mismo y mejoras para el ambiente¡±, dice Mar¨ªa Cifuentes, miembro de A Pie y profesora de urbanismo en la Universidad Polit¨¦cnica, ¡°No contamina y los peatones son los que dan vitalidad a plazas, parques y calles, son la vidilla de la ciudad¡±.
Uno de los t¨®picos sobre la capital, adem¨¢s de que una vez tuvo una chispeante vida nocturna, es que Madrid est¨¢ para andarla. A pesar de las cuestas y los picos de contaminaci¨®n, suele hacer buen tiempo y buena parte de este poblach¨®n manchego, sobre todo en su almendra central, es accesible caminando. Y si uno pone rumbo a pie hacia destinos m¨¢s perif¨¦ricos comprobar¨¢ con sorpresa que tampoco est¨¢n tan lejos.
En el servicio Madrid Salud del Ayuntamiento han creado un men¨² de nueve rutas para que los peatones transiten la ciudad dentro de la iniciativa europea Walking People que ya se ha puesto en funcionamiento en otras ciudades como Florencia o Dresde. El kil¨®metro cero de este sistema est¨¢ en la plaza de Jacinto Benavente donde, cerca de la estatura del Barrendero, hay un panel que muestra los caminos. Precisamente en esta plaza es donde se cruzan las dos rutas principales: una que va de Norte a Sur y recorre 10,4 kil¨®metros entre Plaza de Castilla y el parque Tierno Galv¨¢n y otra de Este a Oeste que recorre 6,8 kil¨®metros entre el parque de Roma y Madrid R¨ªo-Casa de Campo. Las otras siete rutas transcurren cerca de los Centros Madrid Salud de Arganzuela, Ciudad Lineal, San Blas, Villa de Vallecas, Usera, Vic¨¢lvaro y Villaverde.
¡°Hay que cambiar de forma de vida: la mitad de los madrile?os tenemos sobrepeso¡±, dice Mercedes Mart¨ªnez, de Madrid Salud. ¡°Existe la percepci¨®n de que todo est¨¢ muy lejos, pero es porque no probamos a ir a pie. Y muchas veces llega una a un lugar andando y quien les espera le pregunta asombrado ¡®?has venido caminando?¡¯, como si fuera algo raro. Esto tiene que cambiar¡±.
Otra iniciativa municipal en pos del caminar son los paseos que se organizan bajo el nombre Caminar por Madrid. Se trata de caminatas colectivas de 75 minutos que salen desde los Centros Deportivos Municipales, en varios barrios. Esta temporada se celebrar¨¢n hasta el 30 de junio.
Por supuesto, no todo es color de rosa para los peatones. ¡°En realidad los peatones somos los ¨²ltimos monos en la cadena de desplazamiento¡±, dice la profesora Cifuentes. Desde la asociaci¨®n A Pie denuncian problemas como las aceras estrechas en el centro, los bolardos que amenazan las rodillas, la poca visibilidad en los cruces o la profusi¨®n de plazas duras, sin bancos, sin fuentes y sin ¨¢rboles que den sombra, aunque ideales para mercadillos y promociones comerciales. Es dif¨ªcil estar en esas calles que, m¨¢s que para la vida, est¨¢n dise?adas para la publicidad o la compraventa.
?Y las peatonalizaciones del centro? ¡°Est¨¢n bien¡±, dice Cifuentes, ¡°pero preferimos peque?as acciones dispersas para mejorar los aspectos anteriormente citados que grandes obras para ponerse medallas. Adem¨¢s producen un efecto ¡®reserva india¡¯: los conflictos se trasladan a los l¨ªmites de la zona peatonalizada, donde el coche recupera su poder¡±.
En las zonas nuevas, como los PAU, caminar tampoco es demasiado agradable: ¡°En 500 metros en el centro ocurren un mont¨®n de cosas, hay gente, comercio, diferentes arquitecturas, muchas calles. En un PAU recorres 500 metros y solo hay monoton¨ªa. Y eso tambi¨¦n influye en el caminar¡±. Porque, claro, tambi¨¦n se camina por gusto.
Y por salud: ¡°Hay mucha gente en Madrid, sobre todo a partir de 40 a?os, que no hace nada de ejercicio. Y caminar es ejercicio. Para tener una vida saludable, sobre todo cuando surgen problemas de hipertensi¨®n, diabetes o sobrepeso, es conveniente trasladarse andando. Tambi¨¦n para prevenir problemas cardiovasculares¡±, dice el epidemi¨®logo Manuel Franco, de la Universidad de Alcal¨¢, que realiza un estudio sobre c¨®mo influye el entorno madrile?o en la salud de sus habitantes. Si se puso de moda la bicicleta ¡ªsobre todo en los barrios m¨¢s modernos¡ª y cada vez vemos m¨¢s gente corriendo por doquier perfectamente equipada (los runners), tal vez la pr¨®xima tendencia sea caminar (?los walkers?).
De hecho, se oye ¨²ltimamente mucho sobre el power walking, ese caminar a paso r¨¢pido que raya en la carrera y que es un ejercicio muy completo. ¡°Hay mucha gente que necesita hacer ejercicio y no puede correr por diversas razones, entonces puede caminar¡±, dice Franco. ¡°Si vas a las instalaciones deportivas de Canal, ver¨¢s que casi hay m¨¢s gente caminando que corriendo¡±.
Mens sana in corpore sano: el caminante tambi¨¦n viaja con la mente y grandes pensadores como Thoreau, Robert Walser, Gary Snider, Andr¨¦ Breton o Walter Benjamin eran aficionados a reflexionar de esta forma. ¡°Caminar, como toda lectora de Thoreau sabe, inevitablemente lleva a otros temas. Caminar es un tema que siempre est¨¢ desvi¨¢ndose¡±, escribe Rebecca Solint en el libro Wanderlust. Una historia del caminar, recientemente editado por Capit¨¢n Swing, en el que se explica c¨®mo andar ha configurado parte de nuestra cultura e interesado a fil¨®sofos, poetas o monta?eros.
En la misma editorial se public¨® hace unos a?os el cl¨¢sico Muerte y vida de las grandes ciudades, de la urbanista y activista Jane Jacobs, defensora de la ciudad compacta y viva, y experta en paralizar megal¨®manos proyectos de autopista en Manhattan o Canad¨¢. Inspirados en esta autora se celebran, desde 2010 en Madrid (y tambi¨¦n por todo el planeta), los Jane Walks (Paseos de Jane), unas rutas a pie que se realizan para observar los problemas (o virtudes) urban¨ªsticas de la ciudad.
En su ¨²ltima edici¨®n, el s¨¢bado pasado (se celebran anualmente con motivo del cumplea?os de Jacobs, que falleci¨® en 2006), visitaron los alrededores de lo que hubiera sido el macroproyecto Mahou-Calder¨®n o los mercados de Guillermo de Osma o de Frutas y Verduras de Legazpi.
Entonces ?ser¨¢ el caminar la nueva moda? ¡°Bueno¡±, dice Cifuentes, ¡°la figura del fl?neur [un t¨¦rmino de origen franc¨¦s muy popular en la literatura decimon¨®nica que define al caminante urbano sin rumbo] siempre ha sido bastante cool. Pero, claro, para vagabundear todo el d¨ªa por la ciudad como los fl?neurs de Walter Benjamin o Baudelaire hay que tener la vida resuelta¡±.
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