Bach ¡®apasiona¡¯ en A Coru?a
Ton Koopman hace una gran ¡®Pasi¨®n seg¨²n San Mateo¡¯ con espl¨¦ndidos mimbres locales
Volvi¨® Tom Koopman al Palacio de la ?pera de A Coru?a para la primera interpretaci¨®n que ka orquesta gallega ha hecho de La Pasi¨®n seg¨²n san Mateo, BWV 244 de Johann Sebastian Bach y, como en anteriores ocasiones, obtuvo un merecid¨ªsimo ¨¦xito. Y, tambi¨¦n como en la ¨²ltima ocasi¨®n, lo hizo con la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia y el Coro de la OSG, al que esta vez se sum¨® el Coro de Ni?os. Y es, precisamente este, el primer aspecto a resaltar de los dos grandes conciertos de abono celebrados el viernes y el s¨¢bado. Porque, por muy h¨¢bil que sea el cestero, solo se puede llegar a hacer un buen cesto si se cuenta con buenos mimbres.
Espl¨¦ndidos son los que A Coru?a puso a disposici¨®n del maestro holand¨¦s. El pr¨®ximo viernes 15 se cumplir¨¢n veintitr¨¦s a?os del primer concierto de la Sinf¨®nica. Desde entonces, el desarrollo de sus proyectos avala el impulso inicial y quiz¨¢s ninguna prueba puede demostrarlo mejor que conciertos como los del viernes y el s¨¢bado: la calidad del Coro de la Sinf¨®nica, dirigido por Joan Company, hace casi olvidar que est¨¢ compuesto por aficionados; la de su Coro de Ni?os, que dirige Jos¨¦ Luis V¨¢zquez, no se resiente del l¨®gico nivel de rotaci¨®n de sus miembros.
Koopman volvi¨® a demostrar con la OSG c¨®mo se puede hacer m¨²sica barroca con criterio hist¨®ricamente informado, sin vibrato y el fraseo y expresi¨®n adecuados; pero sin necesidad de recurrir a instrumentos de cuerda originales. Seguramente el uso de arcos barrocos terminar¨ªa de redondear una experiencia en la que la buena afinaci¨®n de los instrumentos modernos permite gozar sin los sobresaltos que proporciona la cuerda de tripa.
El Coro de la Sinf¨®nica de Galicia ha logrado una afinaci¨®n pr¨¢cticamente perfecta y su timbre ha ido creciendo en brillo y redondez, especialmente en sus secciones femeninas. Estas llenaron de luz el Palacio de la ?pera en la frase Warlich, dieser ist Gottes Sohn gewessen (Verdaderamente, Este era el Hijo de Dios) tras el terremoto y el oscurecimiento del cielo que describe San Mateo al morir Jesucristo. Por otra parte, su ductilidad din¨¢mica y sus sorprendentes agilidades son realmente m¨¢s propias de un coro profesional que de uno amateur.
Buena afinaci¨®n tambi¨¦n en el Coro de Ni?os, con la frescura, siempre seductora, de las voces blancas. La Sinf¨®nica, dividida en las dos peque?as orquestas que requiere la partitura en su ofreci¨® su reconocida calidad de sonido, con un grado de concentraci¨®n y entrega muy alto que hizo fructificar en estos dos conciertos una intens¨ªsima semana de trabajo en los ensayos.
En la composici¨®n e interpretaci¨®n de una obra grandiosa como La Pasi¨®n seg¨²n San Mateo, tan importante es el la arquitectura general de la del monumento como sus detalles yla forma de afrontar estos. En el plano individual, los solistas mostraron en su mayor grado su entrega y atenci¨®n al detalle, empezando por los de viol¨ªn de ambas orquestas, que hicieron unos magn¨ªficos acompa?amientos a solo en sus respectivas arias. El sonido del ayuda de concertino de la OSG -Ludwig D¨¹richen, cabeza de la segunda orquesta-, tuvo una mejor proyecci¨®n y rod¨® mejor por el dif¨ªcil ¨¢mbito ac¨²stico del Palacio de la ?pera que el de Mauro Rossi, titular de la Orquesta Nacional de Espa?a.
Especial menci¨®n merece el continuo, con el color de la tiorba de Mike Fentross y ese sonido suyo siempre lejano, como aquel en el que Andr¨¦s Segovia personalizaba el de la guitarra; el chelo barroco de Diana Vinagre y, a lo largo de toda la obra, el ¨®rgano de Tini Mathot, esposa de Koopman. Grupo al que, en las arias que correspond¨ªa, se uni¨® el contrabajo de Diego Zecharies en una valiosa combinaci¨®n de precision y empaste.
En la segunda orquesta, brill¨® el violonchelo de Gabriel Tanasescu y lo hizo por la gran expresividad que imprimi¨® a sus solos de acompa?amiento ¨Cespl¨¦ndido en el aria Geduld, geduld para tenor-, piezas en las que seguramente habr¨ªa convenido mejor el acompa?amiento de una viola de gamba. Con este instrumento y un hermoso fraseo actu¨® Fahmi Alqhai, que por decisi¨®n de Koopman solo toc¨® en el aria Komm, s¨¹?es Kreuz, que Schweppe bord¨® por fraseo y sentimiento.
En los vientos destac¨® la flauta de Claudia Walker Moore, curiosamente como solista de ambas orquestas, y los oboes de Tania Ramos y Casey Hill: impresion¨® el sentimiento que eman¨® del instrumento de Hill en el aria Ich will bei meinen Jesu wachen. En la segunda orquesta destacaron el corno ingl¨¦s de Scott MacLeod junto al oboe di caccia de Ana Salgado. Fue el recitativo y aria de la soprano Er hat uns allen wohlgetan-Aus liebe will mein Heiland sterben y en el recitativo del alto Ach Golgatha, unsel¡¯ges Golgatha! al que impregnaron del m¨¢s id¨®neo aire f¨²nebre.
El grupo de solistas vocales ha tenido que luchar con el serio h¨¢ndicap que supone doblar papeles de muy diferentes caracter¨ªsticas vocales y dram¨¢ticas. No podemos olvidar que cada Pasi¨®n de Bach infring¨ªa abiertamente las dos reglas que la autoridad del Leipzig de su ¨¦poca impuso para la m¨²sica sacra: ¡°no ha de ser demasiado larga ni con car¨¢cter de ¨®pera¡±. Infracciones gracias a las que hoy podemos gozar de algunas de las obras m¨¢s importantes de la Historia de la M¨²sica.
En ese sentido, la versi¨®n ¡°low cost¡± ofrecida por la OSG marc¨® el devenir de las voces solistas de estos conciertos. Hubo una clara diferencia entre las voces masculinas del tenor Tilman Lichdi y el bar¨ªtono Jasper Schweppe y las femeninas de la soprano Yetzabel Arias Fern¨¢ndez y el contratenor Maarten Engeltjes. Por sus cualidades vocales, con un timbre y agilidades id¨®neas, Lichdi es seguramente el mejor ¡°evangelista¡± que se puede encontrar en la actualidad. Adem¨¢s, se adapta perfectamente a los recitativos y arias que para su voz escribi¨® Bach en esta Pasi¨®n.
Por su parte, Schweppe compone un Jesucristo de gran nobleza vocal y dram¨¢tica. Se podr¨ªa decir que da perfectamente el personaje y es capaz de disociarse en los de Pedro, Judas y Caif¨¢s con el esfuerzo de cambiar emisi¨®n y apoyos vocales para cada uno. Todo ello, adem¨¢s de cantar los recitativos y arias que habitualmente har¨ªa un tercer bajo, en los que impuso un dramatismo y sentimientos realmente meritorios.
Y es en esta diferenciaci¨®n, producto de la estrechez presupuestaria, donde reside la grandeza de su actuaci¨®n porque, aunque la de bar¨ªtono sea una voz apropiada para Jes¨²s no lo es tanto para el resto de las partes que afront¨®, que requerir¨ªan m¨¢s materia vocal en el registro grave; especialmente la de recitativos y arias. Jos¨¦ Luis V¨¢zquez., adem¨¢s de la preparaci¨®n del Coro de Ni?os y su presencia en el de Coro de la OSG, hizo m¨¢s que correctamente las partes solistas que le correspondieron, como la de Pilatos.
Yetzabel Arias Fern¨¢ndez tiene una voz de timbre brillante, aunque algo met¨¢lico, y canta con una buena adecuaci¨®n estil¨ªstica. El contratenor Maarten Engeltjes tiene un timbre muy diferenciado entre el registro grave y el agudo. Mientras en este logra un apreciable brillo, propio del apoyo de cabeza, en el grave su voz adolece de una cierta escasez de arm¨®nicos y pierde brillantez, presencia y proyecci¨®n. Esto hizo que el d¨²o so ist mein Jesus nun gefangen quedara algo desequilibrado en su contra. En ambos conciertos, el p¨²blico premi¨® el enorme esfuerzo de director, solistas, coros y orquesta con ovaciones muy calurosas y grandes aclamaciones.
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