Una ciudad a la expectativa

Tras cuatro a?os de gobierno de Ana Botella, el pr¨®ximo alcalde de Madrid encontrar¨¢ una urbe que espera decisiones sobre su futuro. El urbanismo est¨¢ pendiente de un Plan de Ordenaci¨®n por aprobar. En cultura, una red de museos de nivel europeo contrasta con una oferta privada en la que teatros o salas luchan por sobrevivir. El peque?o comercio vive en la incertidumbre y el ¨¦xito de la bicicleta p¨²blica plantea el modelo de convivencia entre ciclistas y conductores.

En enero, el PP de Madrid colg¨® en Internet un v¨ªdeo propagand¨ªstico de 13 minutos. Como exige cualquier buen manual, el argumento era sencillo y la idea a transmitir, clara: 2015, un actor argentino regresa a Madrid, de la que tuvo que partir hace cuatro a?os, ¡ª¡°la maldita crisis, che¡±¡ª. El hombre recorre la ciudad y va descubriendo que ha cambiado¡­ A mejor, claro.

Es un corto loando la herencia de Ana Botella (Madrid, 1954), que en septiembre de 2014 hab¨ªa anunciado que no se presentar¨ªa a un segundo mandato. La primera alcaldesa de la historia de la capital ostenta el puesto desde diciembre de 2011, cuando Alberto Ruiz-Gallard¨®n, le ced¨ªa su despacho para pasar a ser ministro de Justicia, seis meses despu¨¦s de ganarlo con mayor¨ªa absoluta.

A juzgar por el v¨ªdeo, el Madrid de Botella es un lugar blanco, en todos los sentidos, lleno de treinta?eros de clase media en el que no hay ruido ni tr¨¢fico. Teo, el actor argentino, es un visitante que observa admirado, la conversi¨®n de la ¡°Espa?a gris¡±, que dej¨® en otra cosa. Madrid, se dice en el v¨ªdeo, es ¡°la capital cultural de Espa?a¡±. No falta ning¨²n clich¨¦ de una urbe con 3.166.000 habitantes censados y un modelo urban¨ªstico pendiente de las urnas del pr¨®ximo domingo.

El Plan general de Ordenaci¨®n Urban¨ªstica (PGOU) fue una de las promesas de Ruiz-Gallard¨®n para las municipales de 2011 tras dos mandatos en los que invirti¨® 10.000 millones de euros en infraestructuras como el soterramiento de la M-30. Botella renunciaba en diciembre de 2014 a aprobarlo por falta de tiempo.

A cambio trajo el servicio p¨²blico de bicicletas de la capital: Bicimad arranc¨® en junio de 2014 con 1.560 bicis el¨¦ctricas distribuidas en 123 estaciones en la almendra central. ¡°Ha impactado muy positivamente en la ciudadan¨ªa y en la movilidad¡±, explica Luis Morales, consultor ambiental. El modelo ten¨ªa dos caracter¨ªsticas propias. Bicicletas el¨¦ctricas y que no se establec¨ªa una red de carriles. ¡°Se pensaba que dar¨ªa miedo, pero no ha sido as¨ª. Se ha generado lo que en la jerga llamamos un calmado del tr¨¢fico. Los conductores se han acostumbrado a ir entre bicicletas y ha generado una ciudad m¨¢s amable¡±, afirma este especialista sevillano.

Madrid es una ciudad cambiante, capaz de batir r¨¦cords en n¨²mero de visitantes un a?o por lo bajo, y otro por lo alto. Una urbe que en 2015 consigui¨® cinco nuevas estrellas Michelin, m¨¢s que ninguna ciudad espa?ola. Con una oferta de museos a la altura de cualquier capital europea y regida por una administraci¨®n cuya obsesi¨®n ha sido reducir la deuda dejada por la anterior corporaci¨®n. ¡°Si un viajero saliese del centro ver¨ªa una ciudad llena de desigualdades¡±, explica Beatriz Garc¨ªa, del Observatorio Metropolitano. ¡°La crisis golpe¨® la ciudad de forma desigual. Madrid tiene una brecha entre el norte y el sur¡±.

Una separaci¨®n que se nota en el caso del comercio. ¡°Hay distritos muy demandados (centro y el barrio de Salamanca), pero luego ¨¢reas enteras se han quedado desoladas. Incluso zonas consideradas nobles¡±, asegura Guillermo Gonz¨¢lez, presidente de la Confederaci¨®n de Comercio Especializado de Madrid. Seg¨²n los datos que maneja, el peque?o comercio ha ca¨ªdo un 40% desde 2007.

Una de las paradojas es que a pesar de ese descenso el periodo de desocupaci¨®n de una lonja comercial en zonas como Chueca, Malasa?a, o Conde Duque es m¨ªnimo. ¡°Sobran comercios y faltan comercios¡±, explica Gonz¨¢lez, que cree que ha existido el Efecto Finiquito. Trabajadores que se han ido al paro por los ERES de sus empresas, que desconfiando en encontrar un nuevo empleo optaron por usar la indemnizaci¨®n en montar su propio negocio.

En el campo de la cultura, el teatro ha sido una de las actividades donde se ha notado. ¡°Esto es una selva¡±, asegura Miguel Lozano de la Red de Teatros Alternativos, una veterana asociaci¨®n de salas. ¡°Se han multiplicado las microsalas, en muchos casos como un intento de autoempleo¡±. Solo en Lavapi¨¦s y alrededores se contabilizan una treintena de espacios dedicados al teatro. ¡°Y son todos bienvenidos. Pero no ha habido un aumento de la demanda del p¨²blico, y se est¨¢ entrando en una guerra de precios por medio de las web que ofrecen descuentos en las entradas que a la larga puede ser muy perjudicial¡±.

¡°Nosotros estamos aguantando a ver si esto cambia, pero si no lo hace pronto, no podemos resistir mucho m¨¢s¡±, asegura Javier Olmedo, de la Noche en Vivo, asociaci¨®n que agrupa a salas de conciertos. ¡°Sufrimos en nuestras dos facetas: como promotores culturales y como hosteleros. Y estamos al l¨ªmite¡±. Las salas de conciertos se sienten las grandes perjudicadas de uno de los mayores desastres de la etapa como alcaldesa de Botella, el fallecimiento de cinco j¨®venes en el Madrid Arena durante un concierto, debido al exceso de aforo. ¡°Tenemos la mejor red de salas de conciertos de Espa?a, espacios y profesionales preparad¨ªsimos¡±, dice Olmedo.

En Madrid, y a pesar de una bajada del 20% de los conciertos en 2014, se celebraron alrededor de 13.000 en 2014. ¡°Las pymes del sector sufrimos una hiperregulaci¨®n. Desde el Madrid Arena tenemos un problema muy gordo de control de aforos¡±. Asegura Olmedo que la actual norma produce espacios vac¨ªos, pero que est¨¢n al l¨ªmite del aforo legal permitido. A esto hay que unir que la normativa vigente no permite la entrada de menores en salas de conciertos porque all¨ª se consume alcohol. ¡°Eso es un problema tremendo, porque estamos perdiendo a una generaci¨®n entera que nunca ha ido a un concierto, y en Madrid no sobran j¨®venes¡±, concluye.