Duras verdades po¨¦ticas, a euro por bardo
El recital del XXXI Festival Internacional de Barcelona cierra la Setmana de Poesia y demuestra que los versos con espinas tambi¨¦n conmueven
Los poetas pueden escribir los versos m¨¢s tristes una noche; se sabe; pero asimismo los m¨¢s duros. La poes¨ªa tambi¨¦n conmueve¡ con espinas. Pincharon dulcemente la noche del lunes en el Palau de la M¨²sica Catalana a 780 personas, durante el 31? Festival Internacional de Barcelona con el que se cerraba la Setmana de la Poesia que organiza el Consistorio.
Los nombres de los bardos en una austera franja de ne¨®n rojo sobre el mismo escenario daban un punto coreogr¨¢fico de rotulaci¨®n infernal. Marc¨® el diapas¨®n enseguida el primero de los trovadores, Carles Camps Mund¨® (Cervell¨®, 1948), un poco colorado en s¨ª mismo: ¡°esperant l¡¯esperan?a es perd la vida: / la vida en si, la vida viva¡±, alertaba tras haber hablado antes de tumores, mentales y f¨ªsicos. ¡°Aquesta cega empenta colonitzadora / que viu matant-nos, / sense saber que morir¨¤ amb nosaltres¡±, dec¨ªa, con el regusto agrio de quien, asegura, ¡°He tastat mort. Amarga, crua. / Potser s¨ª que nom¨¦s ha sigut una mica, / per¨° he tastat mort veritable¡±.
Cerca de la muerte, pero de la de su madre, parece que estuvo Sharon Olds (San Francisco, 1942). Voz muy dulce, baja, para una poetisa premio Pulitzer 2013 que, deja constancia, ¡°¡m¡¯en vaig anar amb la mare, vaig desocupar un espai / sobre el matal¨¤s, sota el seu bra?, aixecant / els tubs, oxigen, dextrosa, morfina, / ajupint-m¡¯hi a sota, i deixant-los / sobre els meus cabells, com si m¡¯enterr¨¦s / sota un humus d¡¯arrels , vaig estirar / el llen?ol sobre el meu cap¡±; y as¨ª se acurrucaba en el hospital donde esperaba en coma su progenitora. Larga cabellera n¨ªvea, a juego con un vestido blanco chispeado de negro, la imagen de Olds de brujita buena contrastaba con su mensaje contundente, el que le dedicaba un poema a los pechos y una oda al himen, donde recordaba cuando lo perdi¨®: ¡°Va tenir lloc sobre l¡¯estora / d¡¯una sala d¡¯estar cedida, per¨° em vaig sentir / com si f¨®ssim als boscos de Diana¡±. Incluso quiso volver a mayo de 1937, cuando sus padres se conocieron. Le habr¨ªa gustado, dec¨ªan sus versos, evitar que sus padres se unieran: ¡°Atureu-vos, / no ho feu ¨Cella no es la dona id¨°nia, / ell no ¨¦s l¡¯home idoni, fareu coses / que mai no podeu imaginar que fareu, / fareu mal als nens, / patireu d¡¯una manera inimaginable, / us voldreu morir¡¡±. Murmullos en el auditorio, donde el mar de luces tintineaba m¨¢s inquieto.
Tuvo que beber agua, el ¨²nico, el poeta laureado Charles Simic (Belgrado, 1938) tras pasear por calles de Estados Unidos donde ¡°Hi havia hagut una baralla. / Un home repenjat en un fanal, els bra?os estesos com crucificat, / la pluja rentant-li la sang de la cara¡±. O tras un soleado domingo, al leer el diario, llegando a la conclusi¨®n de que ¡°La carnisseria dels innocents / no te fi¡±. O viendo la gente a la salida de la iglesia, escena que interroga a este profesor de literatura em¨¦rito, de voz honda, tambi¨¦n premio Pulitzer, sobre por qu¨¦ acuden: ¡°?s el vague desig de la veritat / i la por terrible de la veritat / que els hi fa anar / tot i el temps glori¨®s de primavera¡±. Con la precisi¨®n del jugador de ajedrez que desde los seis a?os gusta ser, el verso final del poema Mil nou-cents trenta-vuit (repaso al a?o en que naci¨®, dos tard¨® para liofilizarlo en cuatro estrofas) sentencia como un elegante jaque-mate: ¡°Jo jeia al bressol (¡) Em sembla que em vaig sentir plorar durant molta, molta estona¡±.
Es un llorar distinto en sus poemas el de la polaca Ewa Lipska (Cracovia, 1945), que aflor¨® por la voz interpuesta de una compatriota, ausente ella por enfermedad. Pero la iron¨ªa y el clamor ten¨ªan la intensidad del original, contra uno y todos los estados --¡°Provo d¡¯engegar l¡¯estat (...) Per¨° l¡¯estat no funciona / El pa¨ªs ¨¦s mort (¡) es rovellen les teories¡±--; contra una y todas las tecnolog¨ªas --¡°Gu¨¤rdia antivirus en cada pis. / (Rere la finestra un contingut torrencial) / (¡) Confirmeu / l¡¯operaci¨® d¡¯eliminaci¨®. / Premeu Enter¡±).
¡°No tiene gracia¡±, dijo la andaluza Elena Medel (C¨®rdoba, 1985), la benjam¨ªn sobre el escenario, recriminando al auditorio, con el mismo tono de sus versos, que se riera tras el final de una de sus composiciones dividida en tres partes (¡°Mientras tanto, en la casa, la mujer duerme. / El hombre / ya no est¨¢¡±) porque su poes¨ªa narrativa era la constataci¨®n del desmoronamiento de las ilusiones de una generaci¨®n, de su desesperanza, de la repetici¨®n del esquema matrimonial, de una condici¨®n de madre a lo mejor no so?ada as¨ª. No ten¨ªa gracia porque, como cerr¨® su intervenci¨®n: ¡°Te estoy hablando del fracaso¡±. ?Ser¨ªa quiz¨¢ la soluci¨®n, para aligerar de espinas la vida, en ¡±Rec¨®rrer la desmem¨°ria, / que em tornaria innocent¡±, que recit¨® Montserrat Rod¨¦s (Barcelona, 1951)? Duras, y bellas por necesarias, verdades po¨¦ticas por seis euros.
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