El PNV recupera su hegemon¨ªa por el voto ¨²til y el castigo al poder de Bildu
Los nacionalistas anteponen su discurso econ¨®mico para derrotar la apuesta soberanista de la izquierda abertzale, que sufre la irrupci¨®n de Podemos en las tres Juntas Generales

Euskadi se ha decantado con nitidez por el voto ¨²til a quien le puede garantizar salidas a la crisis econ¨®mica (PNV), ha castigado la intransigencia de un estilo de gobierno impositivo (EH Bildu) y, finalmente, ha cre¨ªdo conveniente que hay un espacio para adaptarse a las nuevas exigencias sociales (Podemos).? Estos tres pivotes conforman la fotograf¨ªa de las elecciones municipales y forales en el Pa¨ªs Vasco con la vuelta del PNV a su hegemon¨ªa perdida mientras propina una dolorosa derrota en Gipuzkoa a su principal rival, la coalici¨®n soberanista. En el resto del recuadro, los socialistas resisten la irrupci¨®n de nuevas candidaturas de izquierda y el PP vasco diluye su debacle con la victoria del populista Javier Maroto en Vitoria.
El PNV ha rentabilizado al m¨¢ximo en las elecciones del 24-M su unidad de acci¨®n jam¨¢s conocida. Aquella vieja dicotom¨ªa de las dos almas -soberanista y autonomista- ha quedado superada por un ¨²nico discurso guiado por la prioritaria apelaci¨®n al compromiso en la b¨²squeda de soluciones a una recuperaci¨®n econ¨®mica, que en Euskadi empieza a tomar cuerpo. El lehendakari, I?igo Urkullu, se ha volcado en proyectar este mensaje, al que han ayudado durante las dos semanas de campa?a el anuncio de nuevas inversiones en empresas, principalmente de Bizkaia.
Con esta estrategia, la direcci¨®n nacionalista quer¨ªa anteponer la confianza que merece su estilo de responsabilidad de gobierno frente a la imposici¨®n exhibida por EH Bildu y que el resto de partido ha venido criticando durante esta legislatura, sobre todo en el territorio abertzale de Gipuzkoa. El PNV ha rentabilizado al m¨¢ximo esta comparaci¨®n al recibir -de manera especial en San Sebasti¨¢n- el voto ¨²til de miles de votantes que han situado como objetivo prioritario de estas elecciones la salida del poder de la coalici¨®n soberanista.
Sin la presencia de ETA en la vida diaria y cuatro a?os despu¨¦s de su legalizaci¨®n, la izquierda abertzale sufre un serio castigo con la p¨¦rdida del poder en sus feudos m¨¢s simb¨®licos. EH Bildu se ve relegada en San Sebasti¨¢n al tercer puesto, detr¨¢s de PNV y PSE-EE, porque la ciudadan¨ªa ha entendido mayoritariamente que la capital guipuzcoana est¨¢ paralizada por un estilo de gobierno incapaz y refractario a los acuerdos. "Somos conscientes de que algunas cosas hemos hecho mal", admiti¨® con una voz temblorosa Hasier Arraiz, presidente de Sortu, al valorar los p¨¦simos resultados alcanzados en una noche electoral en la que retrasaron al l¨ªmite su comparecencia.
EH Bildu deber¨¢ reflexionar sobre el mensaje soberanista que Podemos no ha utilizado
El PNV recupera con Eneko Goia la alcald¨ªa de San Sebasti¨¢n, 28 a?os despu¨¦s de que lo hiciera Ram¨®n Labayen, pero su alegr¨ªa pol¨ªtica se extiende a la victoria en el resto del territorio de Gipuzkoa. Por apenas un esca?o en las Juntas Generales -el Parlamento foral de cada territorio-, los nacionalistas se vengan de la hiriente derrota -14 puntos- que en 2011 le infringieron la izquierda abertzale al calor de su legalizaci¨®n. A este desenlace han contribuido vuelcos espectaculares en poblaciones neur¨¢lgicas del radicalismo como son, principalmente, Mondragon y Azkoitia. En ambas, el PNV recoge el desencanto de una fallida pol¨ªtica de residuos de EH Bildu al imponer el contenedor de basuras Puerta a Puerta en medio del rechazo ciudadano. En Zarautz y en Tolosa ha ocurrido lo mismo.
Henchido de satisfacci¨®n, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ha asumido? que el respaldo electoral obliga a su partido a "vertebrar" el pa¨ªs por medio del acuerdo en unas instituciones a las que se incorporan Podemos y varias candidaturas independientes. Pero el entendimiento se antoja sencillo al existir ya un punto de aproximaci¨®n con el PSE-EE, capaz de ofrecerle los apoyos necesarios en todas las instituciones porque ha resistido el embate de las nuevas formaciones de izquierda mucho mejor de lo que tem¨ªan sus dirigentes.
La reflexi¨®n queda como asignatura pendiente para EH Bildu y un PP que se hunde precisamente en tiempos de paz. La coalici¨®n soberanista sufre la irrupci¨®n de Podemos. Este nuevo partido entra con fuerza en las Juntas Generales -debe ser considerada ya la tercera fuerza- y posiblemente ahora lamentar¨¢ su pol¨¦mica decisi¨®n de no concurrir con marca propia en las municipales, en favor, no obstante, de una amalgama de siglas en distintas candidaturas de independientes o vinculados a Ezker Anitza-IU y Equo. Adem¨¢s, la incorporaci¨®n del voto alojado hasta ahora en la abstenci¨®n ha preferido respaldar a aquellas voces que manten¨ªan un discurso m¨¢s pegado a la realidad socioecon¨®mica y no a las reivindicaciones soberanistas.
Mientras, los populares debaten sobre su incierto futuro. Ahora mismo,? quedan reducidos a Javier Maroto, refrendado al alza como alcalde de Vitoria despu¨¦s de protagonizar una ardua pol¨¦mica social sobre las ayudas econ¨®micas a los inmigrantes que no se integran. M¨¢s all¨¢, el vac¨ªo. Adem¨¢s, el reparto de esca?os para las Juntas Generales ha ninguneado su victoria en el territorio alav¨¦s y es segura su salida de la Diputaci¨®n, a donde volver¨¢ el PNV con el previsible apoyo de los socialistas, hundidos en esta plaza por su inacabable crisis interna. En Bizkaia y en Gipuzkoa, los populares son meramente residuales y as¨ª comprometen el discurso de su actual direcci¨®n, Arantza Quiroga, incapaz de asegurarse una m¨ªnima estabilidad desde que result¨® elegida en un convulso congreso.
El PP queda reducido a Javier Maroto, que sale reforzado con su discurso populista
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.