Israel Elejalde: ¡°El mon¨®logo es una lucha tit¨¢nica contra la soledad¡±
El actor pone en escena 'La fiebre' en la Sala Cuarta Pared, donde esta todos los jueves, viernes y s¨¢bados de mayo y junio
Una de las acepciones de la palabra fiebre en el Diccionario de la Real Academia Espa?ola dice as¨ª: ¡°Viva y ardorosa agitaci¨®n producida por una causa moral¡±. Eso fue lo que sinti¨® hace ya a?os el actor y dramaturgo norteamericano Wallace Shawn, conocido por sus trabajos con Woody Allen, cuando viaj¨® a un pa¨ªs africano. Lo que descubri¨® le oblig¨® a someterse a una revisi¨®n f¨ªsica, ps¨ªquica, pol¨ªtica y espiritual.
Y por eso puso el t¨ªtulo de La fiebre a un texto personal, una confesi¨®n descarnada y muy cr¨ªtica, que convirti¨® poco despu¨¦s en un mon¨®logo teatral. Fue en 1991. Han pasado m¨¢s de 20 a?os y ese relato sigue tan vigente o m¨¢s que entonces. Bien lo sabe Israel Elejalde, el actor madrile?o de 41 a?os, uno de los rostros m¨¢s potentes y de mayor proyecci¨®n en el panorama teatral espa?ol, que desde ayer pone en escena ese mon¨®logo en la Sala Cuarta Pared, de Madrid, donde estar¨¢ todos los jueves, viernes y s¨¢bados de los meses de mayo y junio. La obra ya estuvo en cartel de manera puntual el a?o pasado.
Confiesa Elejalde, hombre inquieto que interpreta, dirige y escribe, que este proyecto, largamente acariciado, naci¨® de una necesidad personal cuando la crisis econ¨®mica estall¨® de manera dram¨¢tica en la gente. ¡°Me tir¨¦ a?o y medio buscando textos. Me result¨® dif¨ªcil porque encontrar algo que te haga reflexionar sin adoctrinar ni aburrir no es f¨¢cil. En cuanto le¨ª el relato de Wallace Shawn tuve claro que eso era lo que quer¨ªa¡±. Era un mon¨®logo, algo que Elejalde no se hab¨ªa planteado ni hab¨ªa hecho nunca, pero la fuerza del texto, esa reflexi¨®n sobre la decencia y la conciencia de un hombre rico del Primer Mundo ante la pobreza del Tercer Mundo, no se pod¨ªa abandonar as¨ª sin m¨¢s. El crowdfunding, el apoyo del director Carlos Aladro, de productoras como Kamikaze y la inversi¨®n del propio Elejalde hicieron el resto. ¡°Fue una decisi¨®n dif¨ªcil porque, en un principio, no me apetec¨ªa hacer un mon¨®logo. Estar en un escenario es algo muy duro, se sienten muchos nervios y mucho miedo, uno se expone, se abre en canal para mostrar lo que es. Y tener un compa?ero al lado es como el aliado que te acompa?a en el viaje. El mon¨®logo es una lucha tit¨¢nica contra la soledad. Es un r¨ªo en el que en cualquier momento sube la corriente y te arrastra. Es escalar un ochomil¡±, explica el actor que ha protagonizado en los ¨²ltimos a?os las obras dirigidas por Miguel del Arco, La funci¨®n por hacer, Veraneantes y Mis¨¢ntropo.
En el tiempo transcurrido desde que Shawn, hijo del editor de The New Yorker que acept¨® el envite de Hannah Arendt para cubrir el juicio del nazi Adolf Eichman en Jerusal¨¦n, escribiera este texto y lo expusiera primero en privado, en casa de sus amigos ricos, y luego saltara a los escenarios de Broadway, parece que las cosas no han ido a mejor. ¡°Desde entonces ha habido una aceleraci¨®n hist¨®rica tan fuerte que con los a?os se ha hecho m¨¢s actual. La crisis ha ahondado la brecha entre los ricos y los pobres. Shawn lo escribe desde la perspectiva de un hombre de clase alta que se topa con una realidad aterradora de pobreza. ?Qu¨¦ ha pasado en estos a?os? Que no hace falta viajar a un pa¨ªs del Tercer Mundo, que aqu¨ª en Madrid, coges un coche y en 10 minutos puedes estar en sitios donde se vive en la m¨¢s absoluta pobreza¡±.
Son 65 minutos de un espect¨¢culo planteado como un coloquio, una conversaci¨®n con el p¨²blico de la sala, plagada de preguntas. ¡°Cada espectador debe dar su propia respuesta. Wallace Shawn, que es un hombre inteligente y educado, lo que hace es plantear preguntas. La fiebre es una especie de crisol que, dependiendo del momento en el que nos estamos moviendo, a cada espectador se le van a iluminar unas cosas u otras. Cada uno ve un espect¨¢culo diferente porque la vida de cada uno hace que le resuenen unas cosas y que otras queden m¨¢s escondidas. El teatro est¨¢ para reflexionar y no para adoctrinar. En el teatro tenemos que mantener constantemente el pensamiento de que no sabemos nada y de que desde el escenario tienen que surgir las preguntas¡±.
Todas las contradicciones de La fiebre estar¨¢n m¨¢s que presentes en el escenario de la Cuarta Pared. La belleza, el confort, la seguridad, las luces de ne¨®n y el lujo frente a la muerte, la violencia, la brutalidad, la pobreza y la oscuridad. El sonido del violonchelo interpretando en directo m¨²sica de Bach ser¨¢ el ¨²nico envoltorio de ese caramelo amargo.
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