Las narcosalas llegan a la madurez
Las entidades y el Gobierno catal¨¢n comparten el balance positivo de la red de atenci¨®n a drogodependientes
El despliegue de medios para atender a la drogodependencia en Catalu?a ha alcanzado su nivel de madurez en plena crisis econ¨®mica. Atr¨¢s queda la oposici¨®n vecinal a las instalaciones de salas de venopunci¨®n o los apuros asistenciales para responder a la avalancha de pacientes de los a?os 90. Los casos de tratamientos por hero¨ªna se han desplomado un 70% desde los m¨¢s de 5.000 de hace 26 a?os. Las entidades que trabajan en primera l¨ªnea critican cierto abandono en la prevenci¨®n y los retrasos en los pagos de las subvenciones.
¡°La red catalana es la mejor de Espa?a¡±, dice Felisa P¨¦rez, presidenta de la Federaci¨®n Catalana de Ayuda al Drogodependiente (FCD). La l¨ªder sectorial considera que esto se debe a que desde un principio el tejido de entidades y las Administraciones se han articulado. ¡°A¨²n funciona el Consejo de Drogas de Barcelona, que comenz¨® en 1985¡±, ejemplifica.
Catalu?a cuenta con una red de 60 centros de atenci¨®n y seguimiento a drogodependencias (CAS), con atenci¨®n sanitaria y psicol¨®gica. Por sus servicios ambulatorios pasan la mayor parte de los pacientes y de aqu¨ª se derivan a donde corresponda: unidades hospitalarias de desintoxicaci¨®n, hospitales de d¨ªa, unidades de crisis, comunidades terap¨¦uticas, centros de integraci¨®n social, unidades de patolog¨ªa dual y centros de reducci¨®n de da?os.
El Departamento de Salud ha desplegado adem¨¢s por todo el territorio 12 salas de venopunci¨®n asistida, las llamadas narcosalas, que se ubican en los CAS o en los centros de reducci¨®n de da?os. All¨ª los enfermos puedan inyectarse las sustancias en condiciones de higiene. En 2013, los CAS recibieron unas 13.000 nuevas visitas. Las narcosalas, 4.700.
Respetar voluntades
El episodio vivido hace unos meses en Castelldefels, cuando el Ayuntamiento, gobernado por el PP, se neg¨® a incorporar un CAS en la ciudad (por la oposici¨®n de los vecinos a una sala de venopunci¨®n), resulta ahora un caso aislado. ¡°Lo que estaba previsto all¨ª era un centro asistencial y de salud mental¡±, aclara el doctor Joan Colom, subdirector general de Drogodependencias, contrario a llamar narcosalas a estos espacios de venopunci¨®n. El m¨¦dico asegura que ¡°no se van a poner centros en contra de nadie¡±, pero que Salud ha de regirse por criterios t¨¦cnicos para seleccionar la ubicaci¨®n de los equipamientos.
?¡°La gente deber¨ªa estar contenta de tener una sala de venopunci¨®n cerca. Se trata de un recurso necesario para evitar problemas de salud p¨²blica. Se ir¨¢n adaptando a las nuevas realidades del consumo¡±, explica P¨¦rez.
Salud avanza ahora en la integraci¨®n de los centros de salud mental y de drogodependencias para desestigmatizar a estos ¨²ltimos e incorporarlos dentro de equipamientos sanitarios, como ocurre con la sala Baluard, paradigma del modelo catal¨¢n, que atiende a unas 2.000 personas (la mitad extranjeros), est¨¢ en ese proceso.
Aparte del controvertido CAS de Casteldefels, Salud no tiene previsto instalar m¨¢s centros asistenciales en Catalu?a. El m¨¦dico no descarta en cualquier caso que ¡°se pueda abrir alg¨²n sat¨¦lite¡± ¡ªlos equipos de tratamiento se trasladan a una zona en concreto puntualmente¡ª pr¨®ximamente.
¡°En Catalu?a siempre ha habido consenso pol¨ªtico respecto al abordaje del tema de drogas. Es un tema fundamental para poder tirar adelante las acciones¡±, dice P¨¦rez. Y para pedir que esta t¨®nica contin¨²e, insta a los partidos a que reflexionen sobre los clubes cann¨¢bicos. ¡°Es un fen¨®meno que estall¨® en la cara y es necesario una regulaci¨®n. No pueden quedar en manos de grupos de amigos o de mafias¡±, explica la presidenta de FCD.
¡°Creo que en prevenci¨®n se est¨¢ apostando poco¡±, se queja P¨¦rez. Un tema que tambi¨¦n tiene que ver con los problemas econ¨®micos a los que se enfrentan muchas entidades por los retrasos en las subvenciones de la Generalitat a causa de su falta de liquidez. ¡°Muchas est¨¢n al l¨ªmite¡±, apostilla.
Paradigma Baluard
El caf¨¦ y las galletas se sirven a las cinco de la tarde en la Sala Baluard del Raval, equipamiento que empez¨® hace diez a?os como narcosala y ahora es un CAS con varios dispositivos de atenci¨®n. Este centro ejemplifica c¨®mo ha madurado el sistema de atenci¨®n a drogodependientes en Catalu?a.
Tras a?os de pugnas vecinales para que la narcosala estuviese dentro del centro sanitario, el Ayuntamiento ha accedido a reubicarlo en 2016 en un edificio de salud mental pr¨®ximo. No ha sido el ¨²nico sitio con oposici¨®n: lo mismo sucedi¨® en el Vall d'Hebr¨®n. ¡°Si no existieran, se pinchar¨ªan en la calle y eso no lo queremos. Supone un riesgo para ellos y una mala convivencia vecinal¡±, comenta una psic¨®loga de Baluard. Lo m¨¢s dif¨ªcil, cuenta, ha sido concienciar a los usuarios para dejar el barrio limpio de jeringuillas.
¡°El soporte emocional y la compa?¨ªa es fundamental porque es el ¨²nico sitio al que muchos pueden ir para inyectarse de forma segura o recibir atenci¨®n sanitaria y psicol¨®gica. Aqu¨ª pueden tomar un desayuno o una ducha¡±, explica J¨²lia, educadora social.
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