Despedida doble

Para su ¨²ltimo concierto como director titular de la OBC Pablo Gonz¨¢lez propuso una doble despedida pues eligi¨® una obra que es, tambi¨¦n, en ella misma, una despedida: la Novena, la ¨²ltima sinfon¨ªa terminada de Gustav Mahler, una obra traspasada por premoniciones de muerte, una sinfon¨ªa que, propiamente, no termina, sino que se muere, se apaga en paz, una paz m¨ªstica, inefable, sublime.

Fue un acierto de elecci¨®n y un bello detalle de sensibilidad escoger la Novena de Mahler para terminar pues programar esa obra final, tan densa y exigente, tanto para la orquesta como para el director, se pod¨ªa interpretar tambi¨¦n como una especie de voluntario ¡°examen final¡± para un director que ha convertido Mahler en uno de sus compositores predilectos.

El resultado del examen fue sobresaliente en todos los terrenos. La orquesta estaba concentrada, atenta, el p¨²blico tambi¨¦n estaba extra?amente concentrado, silencioso, consciente de la trascendencia del momento y casi no tos¨ªa. Durante casi hora media, guiados con mano experta por Pablo Gonz¨¢lez, transitamos por aquella m¨²sica, por sus mil atm¨®sferas diferentes, su dolor, su iron¨ªa, sus golpes de sarcasmo, hasta llegar a la m¨²sica m¨¢gica, transfigurada, del Adagio final con su aceptaci¨®n de la muerte.

M¨¢s all¨¢ del enorme resultado art¨ªstico, el concierto fue, por encima de todo, un enorme acto de amor. El director se hab¨ªa despedido del p¨²blico al principio del concierto con palabras de agradecimiento que sonaban sinceras. Al final, el p¨²blico del Auditori se puso de pie en se?al de admiraci¨®n y respeto para despedir a su director titular durante cinco a?os.

Terriblemente ambicioso en lo art¨ªstico, cordial y afable en el trato, absolutamente respetuoso con el p¨²blico, Pablo Gonz¨¢lez deja un gran legado en la OBC. La orquesta ha crecido art¨ªsticamente.

Experto, capaz, en la frontera de los cuarenta a?os, Pablo Gonz¨¢lez entra ahora en una d¨¦cada que deber¨ªa ser su mejor momento.