Renace el fotolibro

El fotolibro no es un concepto nuevo, pero est¨¢ en auge. Parece que se han descubierto sus m¨²ltiples ventajas, por necesidad: el artista no tiene que buscar un espacio expositivo, puede llegar a m¨¢s personas, las t¨¦cnicas de impresi¨®n digital lo han abaratado y es un campo propicio para la investigaci¨®n y la experimentaci¨®n. En este caso, cuando la revoluci¨®n tecnol¨®gica se une a la precariedad econ¨®mica da resultado.

Dentro de PhotoEspa?a (PHE), que empez¨® el mi¨¦rcoles, varias iniciativas est¨¢n dedicadas a este formato. En la Biblioteca Nacional se puede ver, desde el 11 de junio al 4 de octubre, la exposici¨®n Los mejores libros de fotograf¨ªa del a?o. Un centenar de vol¨²menes elegidos por su concepto, dise?o y calidad gr¨¢fica, tanto nacionales como internacionales. Durante la semana que entra, del 8 al 14 de junio, se celebran unos 30 eventos relacionados con el fotolibro en la PhotoBook Week, dentro de La F¨¢brica. Y en la escuela PIC.A, en Alcobendas, tienen lugar varios seminarios relacionados con el mundo de la edici¨®n (y la autoedici¨®n) de libros de fotograf¨ªa, dentro de la Semana Descubrimientos PHE.

¡°El fotolibro no es un concepto nuevo¡±, dice Mar¨ªa Garc¨ªa Yelo, directora de PhotoEspa?a, ¡°pero se est¨¢ relanzando. Ahora mismo es uno de los soportes de creaci¨®n m¨¢s pujantes¡±. Y el fotolibro espa?ol lleva esa pujanza fuera. El British Journal of Photography, la principal publicaci¨®n sobre fotograf¨ªa de Reino Unido, public¨® el a?o pasado un reportaje titulado ?Viva Espa?a! (ocupaba la portada), dedicado a la nueva generaci¨®n de fot¨®grafos espa?oles curtidos en este formato, como Ricardo Cases, ?scar Monz¨®n, Carlos Spottorno, Aleix Plademunt, Juli¨¢n Bar¨®n, Juan Valbuena o Cristina de Middel. La obra Afronauts, de esta ¨²ltima, que especula con una hipot¨¦tica y exc¨¦ntrica carrera espacial en Zambia, podr¨ªa ser un ejemplo paradigm¨¢tico del ¨¦xito del fotolibro: en 2012 se public¨® una tirada de 1.000 ejemplares a 50 euros, ahora en Amazon el vomen alcanza los 1.200 euros. ¡°Estamos en un momento hist¨®rico muy importante¡±, dice el fot¨®grafo Juli¨¢n Bar¨®n, autor de Los ¨²ltimos d¨ªas vistos del rey. ¡°Aunque, como suele pasar, nos han abrazado m¨¢s desde fuera¡±. Un buen surtido de espa?oles ha sido seleccionado para optar al premio al mejor libro del a?o en el Fotobook Festival de Kassel; entre ellos, Laia Abril, Juli¨¢n Bar¨®n, Daniel Mayrit o Juan Valbuena (en la lista, curiosamente, tambi¨¦n hay un libro de Kim Kardashian). Se celebra all¨ª, adem¨¢s, una jornada sobre el Iberian Phtotobook. ¡°Esta nueva ola de fot¨®grafos forma algo as¨ª como la Spanish armadaque triunfa en el tenis¡±, comenta ?lvaro Mat¨ªas, director general de La F¨¢brica y responsable de su editorial.

¡°El fotolibro tambi¨¦n se ha convertido en una carta de presentaci¨®n¡±, dice Emily Adams, directora del m¨¢ster PhotoEspa?a en PIC.A (esta disciplina cada vez tiene una presencia m¨¢s destacada en escuelas, cursos y m¨¢steres de fotograf¨ªa). ¡°Donde antes estaba el portfolio, para mostrar tus habilidades, ahora la impresi¨®n digital permite que los fot¨®grafos puedan hacer buen¨ªsimas ediciones para ense?ar. Esto muestra todo un paquete, un concepto, en el que se ponen en juego much¨ªsimas elecciones¡±. En la edici¨®n del fotolibro el fot¨®grafo, normalmente un lobo solitario, entra en contacto con otras partes de la cadena: el editor, el impresor, el dise?ador, seg¨²n recalca Adams, lo que resulta enriquecedor.

Distingue Mat¨ªas entre dos tipos de fotolibro: el que es una mera recopilaci¨®n de fotograf¨ªas, a modo de cat¨¢logo, y el que ahora surge con fuerza, que es m¨¢s parecido a un libro de artista, menos pragm¨¢tico, m¨¢s conceptual: ¡°Un, digamos, ensayo fotogr¨¢fico, que cuenta una historia y que necesita de un contexto, un formato particular que ayude a llevar adelante el proyecto¡±.

Frente a la fotograf¨ªa en exposici¨®n, el fotolibro permite buscar otros hilos narrativos y jugar con otras posibilidades. Todo cuenta: el dise?o, las caracter¨ªsticas del papel, la utilizaci¨®n de textos; los l¨ªmites creativos se dilatan. Un ejemplo: el libro The PIGS, de Carlos Spottorno, imita el formato del semanario The Economist y retrata a los pa¨ªses en el vag¨®n de cola de la econom¨ªa europea, despectivamente llamados pigs (cerdos), acr¨®nimo de Portugal, Italia, Grecia y Espa?a. ¡°Se permiten un tipo de propuestas m¨¢s ¨ªntimas, un tipo de reflexi¨®n diferente, porque la lectura ocurre en la intimidad¡±, explica Bar¨®n.

Adem¨¢s de los numerosos libros autoeditados, surgen editoriales que dedican especial atenci¨®n a este formato, como RM, Phree, Fiesta Ediciones, Riot Books, Fuego Books, Ca L¡¯Isidret, Dalpine, Ediciones An¨®malas o Los Cuadernos de la Kursala, de la Universidad de C¨¢diz. O colectivos como Blank Paper o No Photo. ¡°La escena est¨¢ cada vez mejor¡± dice Valbuena, autor del libro Salitre y editor. ¡°Con mejores proyectos, m¨¢s editoriales, m¨¢s repercusi¨®n y visibilidad. Lo ¨²nico que me preocupa es que no podamos generar un mercado y no seamos capaces de tener mayor n¨²mero de puntos de venta y compradores que nos permitan escapar de la endogamia¡±.