Casas para la prensa
La Ciudad de los Periodistas del barrio de Horta se levant¨® en las primeras d¨¦cadas del siglo pasado
Hace sol y salgo a recorrer un espacio poco frecuentado por el viandante, un rinc¨®n que hace una semana cumpli¨® su primer centenario. M¨¢s arriba del paseo Maragall, en las barriadas de la Font d'en Fargas y La Salut se encuentran una serie de chalets y domicilios unifamiliares, edificados en unas calles empinadas m¨¢s propias de una urbanizaci¨®n campestre que de una gran metr¨®poli. Aqu¨ª el aire parece m¨¢s fino, y el verde de los ¨¢rboles asoma un poco por todas partes. Muchas de estas casas presentan peque?os jardines y patios particulares, ¨²ltimos supervivientes entre bloques de apartamentos que todav¨ªa no han conseguido borrar del todo la tranquila suavidad de estos paisajes.
Nuestra historia comienza como una consecuencia de la cr¨®nica falta de vivienda que ha sufrido esta ciudad. Para paliar aquella situaci¨®n de penuria, y ante el fen¨®meno creciente del chabolismo, a principios del pasado siglo XX se promovieron una serie de iniciativas amparadas en la ley de Casas Baratas de 1911, uno de cuyos ejemplos fue la creaci¨®n de la Cooperativa de Periodistas. Esta sociedad de car¨¢cter profesional celebr¨® su primera reuni¨®n general en febrero de 1914, y bajo la presidencia de Arturo F. Bono (colaborador de El Noticiero Universal) lleg¨® a convertirse en uno de los agentes protagonistas en la urbanizaci¨®n de esta parte de la ciudad. Aunque no eran exactamente los colectivos para los cuales se hab¨ªa pensado la legislaci¨®n, en la pr¨¢ctica se acogieron a ella desde funcionarios municipales y militares, a periodistas. Y lo que hab¨ªa sido un proyecto para dar hogar a quien no lo ten¨ªa, en muchas ocasiones termin¨® favoreciendo la aparici¨®n de barrios de clase media en terrenos apenas rescatados a su actividad agraria.
Inicialmente, la Cooperativa de Periodistas adquiri¨® tierras en Horta, donde Pere Fargas y su esposa Montserrat Casanova de Fargas llevaban diez a?os promoviendo la parcelaci¨®n de sus fincas con el objetivo de edificar un barrio residencial. As¨ª pues, se empez¨® por el entorno de la Font de la Mulassa, donde se edificaron los primeros ocho chalets. El 7 de junio de 1915 se colocaba la primera piedra de la que ser¨ªa conocida como la Ciudad de los Periodistas, planificada por el arquitecto Juli Maria Fossas que para ello se bas¨® en el modelo de las ciudades-jard¨ªn, intentando conciliar campo y urbe, y en el que cada propietario pod¨ªa proyectarse el domicilio a su gusto. Durante aquel verano se sucedieron diversos actos ben¨¦ficos en el Gran Cine Eldorado o en el Sal¨®n Pompeya para recaudar fondos, se envi¨® una delegaci¨®n a informar al Rey, y se organizaron excursiones campestres a fin de dar a conocer el proyecto a los barceloneses. La conexi¨®n con la ciudad estaba asegurada gracias a la l¨ªnea del tranv¨ªa de Horta, que ten¨ªa su origen en la plaza Urquinaona. La calle Maryland ser¨ªa rebautizada posteriormente en honor al Marqu¨¦s de Foronda, presidente de la compa?¨ªa de tranv¨ªas que hab¨ªa regalado pases de transporte a los periodistas.
No pas¨® mucho tiempo hasta que se anunci¨® la adquisici¨®n de nuevos terrenos y la pr¨®xima apertura de una segunda fase, esta vez cerca de la vecina Font d'en Fargas, donde se levantaron seis casas. Y una tercera promoci¨®n de sesenta y cinco torres en el barrio de La Salut, entre Can Bar¨®, la plaza Sanllehy y el Parc G¨¹ell. Aquellas nuevas parcelas suscitaron los primeros conflictos, pues el lugar era frecuentado por recolectores de le?a que talaban los ¨¢rboles con hachas y sierras, lo cual provoc¨® las quejas de los cooperativistas ante el Ayuntamiento.
Pronto se vio que aquellas construcciones ten¨ªan poco de casas baratas. En 1917, Alfonso XIII anunci¨® una visita que no lleg¨® a producirse, y pag¨® una de las casas. Entre los protectores del proyecto figuraban personajes tan conocidos como el marqu¨¦s de Alella, las familias Girona y Sanllehy, o el marqu¨¦s de Marianao. Ese mismo a?o curs¨® visita el presidente del Gobierno, el conservador Eduardo Dato, que alab¨® las vistas y su calidad arquitect¨®nica. En pocos a?os, la Ciudad de los Periodistas obtuvo diversos premios y reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, favoreciendo la aparici¨®n de iniciativas similares como las casas baratas para periodistas en la madrile?a localidad de Chamart¨ªn de la Rosa, o en la avenida Blasco Ib¨¢?ez de Valencia. La real consideraci¨®n de estas edificaciones, de discutible relaci¨®n con el esp¨ªritu de la ley de Casas Baratas que las vio nacer, se tradujo en diversas trabas administrativas, sobre todo a partir de 1927 cuando se dej¨® en suspenso la tramitaci¨®n de los expedientes para aquellas promociones. Ese mismo a?o se celebraba en Barcelona el Congreso Nacional de Cooperativas de Casas Baratas, que seg¨²n la ge¨®grafa Merc¨¨ Tatjer ascend¨ªan casi al medio centenar s¨®lo en Catalu?a. La situaci¨®n no se desencall¨® hasta 1934 gracias al presidente del Sindicato Profesional de Periodistas, Jes¨²s Ulled, a quien un a?o m¨¢s tarde se le dedic¨® una plazoleta en La Salut.
Durante la Guerra Civil, la Cooperativa de Periodistas reparti¨® comestibles y ayuda a todos los periodistas que pudiesen acreditar su profesi¨®n, en su sede de la calle Salmer¨®n (hoy Gran de Gr¨¤cia). En la posguerra, diversas casas quedaron abandonadas, y muchas se transformaron en escuelas o geri¨¢tricos.
Hoy todav¨ªa pueden verse antiguas torres modernistas en calles como Marqu¨¦s de Foronda, Peris Mencheta, o en la avenida Frederic Rahola. Recuerdos de una ¨¦poca, cuando el campo tocaba a las puertas de Barcelona y algunos periodistas viv¨ªan en una ciudad jard¨ªn.
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