Fallece Antoni Pitxot, el pintor amigo de Dal¨ª
El artista, director de los museos del genio ampurdan¨¦s, deb¨ªa inaugurar ayer en Cadaqu¨¦s una exposici¨®n que mostraba la complicidad entre ambos
Salvador Dal¨ª solo permit¨ªa a dos personas que estuvieran presentes mientras trabajaba: a Gala, su inseparable musa, y a Antoni Pitxot, persona de confianza y amigo desde que el surrealista visit¨® su taller en 1972. ¡°No conozco a nadie m¨¢s a quien Dal¨ª aguantase, porque el acto de pintar es muy ¨ªntimo. Conmigo ten¨ªa una confianza total y absoluta, en todo, en mi discreci¨®n, en todas las cosas¡¡±, escribi¨® Pitxot. El pintor y amigo de Dal¨ª, nacido tambi¨¦n en Figueres en 1934, falleci¨® ayer a la edad de 81 a?os. Como si se tratase de un acto surrealista, de los que tanto le gustaba protagonizar a Dal¨ª, la muerte de Pitxot se produjo el mismo d¨ªa y a la misma hora, las 16, en la que deb¨ªa abrir sus puertas por primera vez una exposici¨®n en Cadaqu¨¦s con 68 obras; 37 de Pitxot realizadas entre 1963 y 1989 que nunca se hab¨ªan visto en Espa?a, ya que pertenecen a la colecci¨®n italiana Dalle Molle, y el resto de Dal¨ª. Una muestra homenaje ¡°a la larga amistad y colaboraci¨®n entre ambos, pero tambi¨¦n al arte, la pintura y un paisaje mineral y ¨²nico de Cadaqu¨¦s que a la vez les inspira y condiciona¡±, explic¨® ayer, Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos y comisaria de la exposici¨®n, un par de horas antes de conocerse el fallecimiento del artista.
Sin duda hubo un antes y un despu¨¦s de la visita de 1972. Ese d¨ªa, Dal¨ª le invit¨® a exponer en su museo de Figueres en una muestra que abri¨® sus puertas dos a?os m¨¢s tarde, en septiembre de 1974. Pitxot jam¨¢s se movi¨® de este espacio m¨¢gico que es el Teatro Museo de Figueres. ¡°Me llam¨® al d¨ªa siguiente para invitarme a exponer de forma permanente en el Museo que estaba construyendo y pedirme que le ayudara a terminarlo. Nuestra colaboraci¨®n fue l¨®gica y natural¡±, recordaba hace poco. Su obra, y en eso es tambi¨¦n ¨²nico, puede verse hoy mismo en la galer¨ªa del segundo piso del museo del genio ampurdan¨¦s. Dal¨ª, adem¨¢s, lo nombr¨® personalmente ese mismo a?o patr¨®n vitalicio de su fundaci¨®n, adem¨¢s de director de los museos de Figueres, Cadaqu¨¦s y Port Lligat, los tres espacios que marcan el universo daliniano, cargos que ha ostentado hasta el d¨ªa de ayer.
Una vida entre premios y exposiciones
1955. Primera exposici¨®n en San Sebasti¨¢n.
1972. Dal¨ª le invita a exponer en el Museo Dal¨ª de Figueres.
1979. Participa con sus obras en una retrospectiva de Par¨ªs sobre Dal¨ª.
2004. Medalla de Oro al M¨¦rito Art¨ªstico de Bellas Artes.
2011. Retrospectiva en el Real Alc¨¢zar de Sevilla.
En 2014, coincidiendo con los 25 a?os del pintor surrealista, Pitxot public¨® Sobre Dal¨ª, en el que hablaba de su amigo m¨¢s all¨¢ de los ¡°disfraces que utilizaba en sus apariciones p¨²blicas. Dal¨ª siempre se disfrazaba de Dal¨ª¡±, asegur¨® en su presentaci¨®n.
Nacido dentro de una familia de tradici¨®n art¨ªstica, en la que no faltaban los poetas, m¨²sicos y pintores, Pitxot, que ya hab¨ªa expuesto en San Sebasti¨¢n, Madrid o Barcelona sus obras realistas de ra¨ªz expresionista, se instala definitivamente en Cadaqu¨¦s en 1966 en la pen¨ªnsula del Sortell, un pedazo de tierra junto al mar que hab¨ªa adquirido su abuela a?os antes. En este entorno, como algo l¨®gico, vuelve su mirada hacia lo que le envuelve, sobre todo, las piedras que conforman el paisaje del Cap de Creus, y de playas como la de Sa Conca, y comienza a desarrollar una pintura personal en la que estas rocas acaban adoptando visiones anam¨®rficas y antropomorfas; unas pinturas llenas de personajes p¨¦treos que se asemejan a h¨¦roes y dioses o al propio pintor en m¨¢s de un autorretrato. Este microcosmos multicolor, inundado del azul mediterr¨¢neo, del mar y del cielo, de esa parte de la costa catalana, pudo verse en La memoria del tiempo, su ¨²ltima exposici¨®n en Barcelona abierta en mayo de 2014. All¨ª se pudo ver c¨®mo antes de pintar, Pitxot creaba una especie de esculturas p¨¦treas que luego llevaba al lienzo. ¡°Nunca tuvieron misi¨®n de esculturas. Las conceb¨ª como objetos para la contemplaci¨®n, como maniqu¨ª para mi inspiraci¨®n. No hay nada tan s¨®lido y permanente como las piedras¡ a veces incluso me asombra la manera en que estas acumulaciones aguantan s¨®lo con peque?os trozos de alambre¡±, asegur¨®.
¡®Muchacha en la ventana¡¯
Activo e incansable admirador de su ¨ªntimo amigo no se perd¨ªa ninguna exposici¨®n en el museo de Figueres para contar sus experiencias y vivencias pasadas. Fue el maestro de ceremonias en septiembre de 2014 durante la presentaci¨®n del regreso de Ana Mar¨ªa, la hermana de Dal¨ª. Fue cuando el Reina Sof¨ªa de Madrid cedi¨® la famosa obra Muchacha en la ventana al museo gerundense para celebrar los 40 a?os de su inauguraci¨®n. ¡°La obra es una vieja conocida, ya que fue un regalo de bodas de Dal¨ª a su amigo Eduard Marquina Pitxot, mi t¨ªo. He comido muchos a?os junto a ella en la casa donde viv¨ªan de la calle Barquillo esquina plaza del Rey de Madrid¡±, cont¨®. Cuando en 1988 su familia la vendi¨® al Museo de Arte Contempor¨¢neo, record¨®: ¡°Mi primo Llu¨ªs le pregunt¨® a Dal¨ª qu¨¦ le parec¨ªa y dijo que no se preocupara porque los regalos se hacen para que sean ¨²tiles¡±. Delante de la obra, Pitxot identific¨® los rincones que aparecen en la pintura: ¡°No puede ser m¨¢s Cadaqu¨¦s de lo que es. La casa est¨¢ en la playa de Es Llaner, donde los Dal¨ª veraneaban, y en frente se puede ver la playa de Les Oliveres¡±, enumer¨®, tras confesar que, sin embargo, lo que m¨¢s le gustaba era contemplarlo ¡°por las formas exuberantes, tan redondas y pict¨®ricas de Ana Maria¡±.
La exposici¨®n de Cadaqu¨¦s, ser¨¢ por el enloquecedor viento de Tramontana, o por considerarse un ¨²ltimo homenaje a su reciente hijo predilecto, ha cumplido con la agenda marcada y ha abierto sus puertas con total normalidad. Sus piedras, sus mares y cielos azules segu¨ªan ayer brillando pese a ser un d¨ªa triste.
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