El imperio de la sonrisa, un reinado popular
Calle 13 hicieron disfrutar a una multitud en el Poble Espanyol
Pregunta: ?cu¨¢nto tiempo se puede sonre¨ªr de manera continuada sin que el gesto se convierta en una mueca congelada? Respuesta: lo que dure un concierto de Calle 13. Si ya por lo general el p¨²blico suele ser lo mejor de un concierto, en el Poble Espanyol la afirmaci¨®n tom¨® carta de naturaleza. Luego de aguardar pacientemente un retraso de 45 minutos, anunciado aunque no por ello justificable todo y que la Cursa dels Bombers colaps¨® los accesos al recinto, la multitud se entreg¨® al grupo desde el minuto uno hasta el final, manteniendo una alegr¨ªa participativa de efectos contagiosos. S¨ª, puede que alguien estuviese all¨ª por error, pero seguro que no pudo sustraerse a la celebraci¨®n de un p¨²blico que para s¨ª quisiera cualquier artista.
Precio de la entrada: 18 euros. Resultado: una multitud de corte popular reconocible por instaurar el imperio de la camiseta, el reinado del tabaco de liar previo destierro del cigarrillo e instauraci¨®n del principado del tatuaje. M¨¢s consecuencias del precio, presencia de colonia latinoamericana, todo y que en absoluto dominante dado que Calle 13 ya tienen mucho p¨²blico local. En el cielo, una especie de corona marcada por los haces de luz de las fuentes que estampaban enormes lunares blancos en las nubes. Una noche realmente plebeya. Para estar all¨ª sin dejar de sonre¨ªr pese a un sonido bastante cuestionable que mat¨® matices.
Debe ser porque Calle 13 ya no hacen pensar a la antigua usanza, con gesto circunspecto, frases elocuentes, citas literarias y ce?uda asunci¨®n de la pesada carga del poeta ante un pueblo inconsciente abandonado al yo y al consumo. No. Calle 13 hacen pensar bailando, haciendo hip-hop, cumbia y reggaet¨®n, y as¨ª reflexionan sobre la emigraci¨®n, cuestionan la industria discogr¨¢fica, el imperialismo, el machismo, la manipulaci¨®n, la injusticia y el racismo, y sueltan "nos creemos la mentira/ y nadie aguanta la verdad" y persona alguna responde con un gesto de sesuda aprobaci¨®n, sino que la multitud ¡ª5.200 asistentes¡ª baila y alza los brazos.
Y la sensaci¨®n de francachela y celebraci¨®n aumentaba al pasear entre la multitud, moteada por alguna bandera mexicana y hondure?a en un ambiente poco cargado de autoafirmaciones patrias. De hecho no hab¨ªa ninguna de Puerto Rico, pa¨ªs de Calle 13, y si la hab¨ªa era ondeada por alguien muy t¨ªmido. Gran momento de la noche, pasear mientras sonaba No hay nadie como t¨² buscando una mirada que coincidiese con el estribillo. Y en las barras los camareros bailaban, term¨®metro infalible para tomar la temperatura a una noche en la que todos cantaban.
Entre la multitud la alcaldesa Colau en la v¨ªspera de su investidura, bailando entre los ciudadanos de una de las muchas Barcelonas que ella ha prometido defender. Invitada por el mismo grupo y citada desde el escenario ante el benepl¨¢cito de la multitud, remat¨® simb¨®licamente una semana que se inauguraba con Xavier Trias en los Jardines de Pedralbes. Algo nuevo se est¨¢ cociendo, y el viernes por la noche lo cocin¨® Calle 13.
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