Gonzalo Rubalcaba: ¡°La realidad cubana es la misma¡±
El pianista es la estrella de del V Festival Continental Latin Jazz
Su timbre de voz extra?amente juvenil le delata. Gonzalo Rubalcaba representa los nuevos aires que surcan los ambientes musicales en la nueva Cuba del d¨®lar y el turismo en masa. El pianista cubano ser¨¢ el centro de todas las miradas durante la quinta edici¨®n del festival Continental Latin Jazz madrile?o (a partir del pr¨®ximo 25 de junio), al que tambi¨¦n concurrir¨¢n Manuel Machado con su sexteto, los pianistas Pepe Rivero y Judith J¨¢uregui (¡°Chopin? Chopin¡±), Arturo Sandoval con los Clazz All Stars y el consabido, y puede que inevitable, tributo a Paco de Luc¨ªa a trav¨¦s de sus acompa?antes. ¡°La m¨²sica no es el instrumento, sino el hombre¡±, opina Rubalcaba en conversaci¨®n telef¨®nica desde su domicilio en Coral Springs, Miami. ¡°Es el hombre el que le da vida. La m¨²sica s¨®lo existe cuando suena, esa es su peculiaridad, lo que la distingue de las dem¨¢s artes.¡±
Pianista, hijo de pianista, el destino de Rubalcaba tom¨® un rumbo inesperado el d¨ªa en que Dizzy Gillespie hizo su aparici¨®n por la puerta del cabaret Parisien. El astro del jazz acababa de llegar a La Habana: ¡°le llevaron al Parisien para que comiera algo mientras escuchaba un poco de m¨²sica cubana justo cuando yo estaba tocando¡ de repente, veo que se sube al escenario por un costado con un traductor y me aborda: ¡°hola, soy Dizzy Gillespie y me gustar¨ªa que tocaras conmigo en el concierto que voy a dar¡±. Me qued¨¦ congelado. ¡°P¨¢sate ma?ana por mi habitaci¨®n y hablamos del asunto¡±. Cr¨¦ame si le digo que, en un segundo, toda La Habana estaba hablando del tema. Con 17 a?os, entraba en el mundo de la m¨²sica por la puerta grande¡±.
Un corto v¨ªdeo de un jovernc¨ªsimo Gonzalo Rubalcaba tocando con Dizzy Gillespie en Cuba.
2 a?os m¨¢s tarde, ¡°Gonzalito Rubalcaba y su Grupo Proyecto¡± se presentaban en el Sal¨®n de columnas del C¨ªrculo de Bellas Artes, en actuaci¨®n programada dentro del X Festival de Jazz de Madrid: ¡°a la gente le llam¨® la atenci¨®n que tocara ¨²nicamente teclados electr¨®nicos, pero eran las circunstancias que ten¨ªamos en Cuba. Resultaba casi imposible encontrar un piano en condiciones de modo que nos apa?¨¢bamos con lo que hubiera, aunque fuera un pianito el¨¦ctrico de quinta mano¡±. Se da el caso de que Rubalcaba acababa de conocer a qui¨¦n habr¨ªa de dar un nuevo giro de 180 grados a su vida: ¡°ese a?o de 1986 vino Charlie Haden a La Habana y fue lo mismo que con Dizzy: vino a escucharme, le gust¨¦, y al segundo estaba montando una sesi¨®n de grabaci¨®n para los 2, lo que era un imposible en Cuba entonces, pero cuando Charlie quer¨ªa algo no hab¨ªa qui¨¦n le parase: ¡°necesito un sitio para tocar, y que haya una mesa de grabaci¨®n, y un piano en condiciones, y tiene que ser ma?ana¡±. Pues cr¨¦ase o no, lo consigui¨®¡±.
Charlie Haden me hizo ver de qu¨¦ modo el son y el danz¨®n forman parte de mi esencia art¨ªstica
Por donde, aquella cinta de casete terminar¨ªa recorriendo medio mundo antes de llegar a su destino final: ¡°Charlie se la llev¨® a Nueva York para que la escuchara Bruce Lundvall, el presidente de Blue Note; le gust¨® tanto que tom¨® un avi¨®n para La Habana con sus abogados para firmar el contrato, pero era un momento muy dif¨ªcil. Entonces se le ocurri¨® que si fichaba por la filial japonesa del sello, eso le permitir¨ªa eludir el bloqueo y sacar los discos en Estados Unidos. As¨ª que llam¨® a Claude Nobs, el director del Festival de Montreux, y le pidi¨® que nos hiciera un hueco en la programaci¨®n, e invit¨® a los japoneses para que nos vieran. Total, que fuimos, tocamos y firmamos ah¨ª mismo, todo de un tir¨®n¡±. Cerca de Cuba y lejos del t¨®pico; el piano de Rubalcaba viaja a las profundidades de la tradici¨®n para regresar a la superficie y emprender el vuelo sin retorno: ¡°pero eso es la m¨²sica, un viaje. Se sabe d¨®nde empieza, pero no donde acaba. Y eso es algo que aprend¨ª de Charlie. Resulta curioso que tuviera que venir a Cuba para que yo tomara consciencia de mi herencia cultural. Porque a ¨¦l, lo que de verdad le gustaban eran los ¡°danzoneros¡± cubanos de los 40, Arca?o y sus Maravillas, los viejos soneros de Oriente¡ Cachao, para Charlie, era tan importante como Charles Mingus¡ y todo eso yo lo tra¨ªa dormido en la memoria, era la m¨²sica que escuchaba tocar a mi padre de ni?o, pero eso era todo. Hasta que vino Charlie y me hizo ver de qu¨¦ modo el son y el danz¨®n forman parte de mi esencia art¨ªstica.¡±
En su nueva visita a nuestro pa¨ªs, Gonzalo Rubalca ofrecer¨¢ ¡°un panorama de los diferentes centros culturales de Am¨¦rica¡± en la compa?¨ªa de algunos viejos amigos: ¡°¨¦ste proyecto llamado Volc¨¢n surgi¨® de una manera totalmente inesperada. Un guitarrista alem¨¢n quiso grabar un disco y nos convoc¨® a Horacio ¡°El Negro¡± Hern¨¢ndez, Jos¨¦ Armando Gola, Giovanni Hidalgo y a m¨ª. Resulta que los 4 somos de la misma edad, nuestro origen es el mismo, hemos tocado juntos mil veces¡ de repente nos preguntamos: ¡°?c¨®mo es que nunca hemos grabado un disco juntos?¡±. Y hasta hoy¡±
De La Habana a Coral Springs. El camino recorrido por Gonzalo Rubalcaba ha sido largo y tortuoso, pero no tanto como para perder de vista sus or¨ªgenes: ¡°sal¨ª de Cuba con 26 a?os y ahora tengo 52. Por un lado, no puedo dejar de sentir que esa es mi tierra pero, a un tiempo, siento que ya no formo parte de ¨¦sa realidad¡±. El pianista acaba de regresar de una corta estancia en la isla junto a los suyos: ¡°lo que est¨¢ pasando en Cuba tiene m¨¢s que ver con la verdad oficial que con ninguna otra cosa. La realidad cubana es la misma desde hace a?os, las carencias materiales y no materiales siguen ah¨ª¡. hay todav¨ªa un temor a llamar a las cosas por su nombre. Ahora todo el mundo habla de los americanos y de todo lo que van a traer sin entender que la apertura tiene que darse desde dentro. No se puede seguir esperando a que los problemas internos nos los resuelvan desde el exterior¡±.
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