Larga vida al recuerdo
El PopArb de Arb¨²cies se despidi¨® este s¨¢bado con una jornada que aviv¨® recuerdos de once a?os de m¨²sica entre arboledas
Caminar a la vera de un riachuelo, bajo los ¨¢rboles, acunado por la humedad y notando como la m¨²sica gana presencia a medida que el caminante se acerca al escenario. Una vez a la vista, luego de un recodo que se abre a una prado sombreado por una arboleda, s¨®lo se trata de buscar una piedra y sentarse bajo un ¨¢rbol a seguir el resto del concierto mientras los treinta?eros cuidan de sus beb¨¦s, que corretean por la hierba o chapotean entre las piedras del cauce. Cantaba Nuria Graham, con esa voz como de hada que pegaba en el entorno como el vuelo de los p¨¢jaros. Era tan de postal que parec¨ªa mentira que aquello ocurriese por ¨²ltima vez, que un entorno tan apacible y humano no fuese un anuncio de seguros sino la despedida de un festival que se marchaba con once a?os de trayectoria luego de notar que su ciclo acababa. En un mundo en el que casi nadie marcha por motu proprio, una despedida as¨ª era, fue, un lujo. El PopArb de Arb¨²cies ya es historia. El s¨¢bado fue su ¨²ltima jornada y el de Graham el ¨²ltimo concierto en Prat Rod¨®, uno de los escenarios m¨¢s buc¨®licos del festival.
Cambio de tercio. Un jard¨ªn. El de Can Torres. Sillas y m¨¢s treinta?eros, la generaci¨®n que dio lugar hace once a?os al festival. Un cantante fr¨¢gil comienza a cantar y el silencio enmudece hasta a la naturaleza, no se oyen ni p¨¢jaros. Banda escueta para canciones enormes que suenan como si el Harvest de Neil Young fuese reinterpretado por un europeo que lo aleja del country para acercarlo, casi desnudo, al folk mientras sigue reteniendo, como en Old Man, el ritmo, que cae lento y constante, como la gota de un grifo mal cerrado. Es enorme el segundo disco de Ferran Palau, miembro de An¨ªmic con tanto talento que parece mentira le quepa en un cuerpo tan exiguo, de duendecillo. Y es enorme la banda, que con poco hace mucha m¨²sica. Canciones como El meu lament, La daga o Aurora apagan el tintineo del hielo en los vasos con ese aire de confesi¨®n laica que hermana dolor y esperanza en un entorno mel¨®dico de extrema belleza y quietud. De atardecer estival. ?C¨®mo se puede acabar esto?
Porque todo tiene inicio y final, y el PopArb ha cubierto su etapa. El p¨²blico tiene hijos, no ha habido relevo generacional y los grupos que antes s¨®lo se ve¨ªan en este festival ahora son patrimonio de todos. Hace unos a?os tener una misma noche a Senior con Eef Barzelay, The New Raemon, Xarim Arest¨¦ y Le Petit Ramon hubiese concitado m¨¢s p¨²blico y francachela. En la noche del s¨¢bado, ¨²ltima de festival en Can Cass¨®, su emplazamiento central, este cartel dej¨® muchos huecos en las filas de la asistencia, entristeciendo un poco la despedida ya bajo la noche. La alegr¨® Le Petit Ramon, un m¨²sico ir¨®nico y mordaz que al re¨ªrse de ¨¦l siempre en primer lugar abre en canal cualquier resistencia que se le pueda oponer. The New Raemon con un concierto serio de artista muy rodado y Xarim Arest¨¦, todo carisma e intenci¨®n a la b¨²squeda de la canci¨®n que le resulte definitiva, fueron moteando la noche junto con Senior, a quien el concurso de Eef Barzelay (Clem Snide) no le sum¨® mucho, desdibujando un repertorio que cuando suenan canciones propias del valenciano tiene m¨¢s vuelo y continuidad.
M¨²sicos locales
Pero para nadie era noche de ponerse tiquismiquis. Menos a¨²n cuando Senior, en su primera canci¨®n, Abans,bord¨® un tejido de recuerdos sentimentales que habl¨® de una pareja que se besaba mucho antes, pero que mucho antes de todo, incluidas las resacas que llegaron despu¨¦s. Una canci¨®n que habla de amor en un concierto, algo que el PopArb ha facilitado durante los a?os en los que ha vivido bajo los ¨¢rboles, dando buc¨®lico amparo a una generaci¨®n de m¨²sicos locales que, como su p¨²blico, no olvidar¨¢n el aire deliciosamente ingenuo, amateur aunque aplicado y entregado de quien ha acabado escogiendo una buena muerte a una mala vida. Larga vida al recuerdo.
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