Vivir de la n¨®mina y de la ONG
Muchos trabajadores solicitan ayuda a las entidades sociales porque cobran bajos salarios que no cubren los gastos b¨¢sicos
M¨®nica se siente afortunada a sus 35 a?os porque a diferencia de mucha gente de su entorno tiene un trabajo con un contrato estable desde hace cuatro a?os. Solo paga 300 euros de alquiler y durante la crisis no ha llegado a estar mucho tiempo desempleada. Pero el optimismo se desvanece a medida que entra en los detalles: su empleador solo le garantiza jornadas de seis horas diarias con un sueldo base que no llega a los 600 euros mensuales, su contrato de limpiadora es fijo discontinuo, as¨ª que se pasa dos meses al a?o cobrando el paro y la vivienda es barata en comparaci¨®n al mercado, pero se lleva el 50% de su salario. Vive sola con su hijo de ocho a?os as¨ª que no puede renunciar al gasto de 250 euros mensuales que le supone la canguro. Pese a formar parte de las estad¨ªsticas de ocupaci¨®n lleva tres a?os acudiendo a C¨¢ritas.
Las entidades sociales vienen advirtiendo en los ¨²ltimos meses de que la creaci¨®n de empleo no est¨¢ contrarrestando la pobreza generada durante la crisis. La est¨¢ cronificando. En 2013, el 15% de los hogares catalanes donde el sustentador principal ten¨ªa trabajo se encontraban en situaci¨®n de exclusi¨®n, seg¨²n un informe de la Fundaci¨®n Foessa, vinculada a C¨¢ritas. El 45% de quienes sufren un desahucio est¨¢n ocupados e incluso as¨ª no pueden hacer frente al pago de la vivienda, seg¨²n una encuesta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) difundida hace unos d¨ªas.
Las instituciones de apoyo al tercer sector ven c¨®mo los usuarios a los que han ayudado a insertarse en el mercado laboral contin¨²an llamando a sus puertas en busca de ayuda para pagar facturas, el comedor escolar o acceder a alimentos. ¡°A veces puede que sus salarios les den para pagar el alquiler y la comida, pero no les llegan para gastos extra como los libros del colegio o una ortodoncia por un problema grave¡±, comenta Merc¨¨ Danell, coordinadora de los programas y servicios de C¨¢ritas, que asegura que el 11% de los adultos a los que atiende la entidad tienen trabajo.
El director de Ocupaci¨®n de Cruz Roja, Ramon Jan¨¦, explica que la calidad de las ofertas que llegan a sus programas de empleo es cada vez menor en materia de tiempo y salario. La organizaci¨®n prepar¨® en 2014 itinerarios intensivos de inserci¨®n laboral para 3.391 personas. De estas, 1.246 consiguieron firmar un contrato. ¡°El 44% era de jornada parcial y el 97%, temporal. Y de corta duraci¨®n porque ocho de cada diez no superaba los seis meses¡±, afirma.
Si se clasificaran en diez bloques los asalariados de Catalu?a en funci¨®n de su sueldo, el 10% con el salario m¨¢s bajo tendr¨ªa unos ingresos mensuales de 419 euros de promedio, seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) de 2013. En 2007, la cifra ascend¨ªa a 520 euros. La profesora del departamento de Direcci¨®n y Organizaci¨®n de Personas de Esade, ?ngels Valls, admite que los ajustes salariales son parte del problema pero sostiene que el aumento de la subocupaci¨®n pesa a¨²n m¨¢s: ¡°El empleo a tiempo parcial ha crecido mucho. Pero lo que tambi¨¦n se est¨¢ dando cada vez m¨¢s son jornadas de muy pocas horas. Porque un contrato de 30 horas a la semana tambi¨¦n es trabajo parcial, pero hay un desequilibrio en el mercado que hace que haya una necesidad de m¨¢xima flexibilidad por parte de las empresas¡±.
Valls asegura que esta situaci¨®n est¨¢ incrementando la fragilidad de los puestos de trabajo: ¡°Aumenta la posici¨®n de fuerza del ofertante de empleo sobre el trabajador, sobre todo en las ocupaciones de bajo valor a?adido¡±. Con una tasa de paro del 20,05% en Catalu?a, pocos son los que rechazan un trabajo, por muy precario que sea. ¡°La gente quiere trabajar y proveer a sus familias. En los casos contados en los que no aceptan una oferta, suele ser porque la persona tiene una prestaci¨®n, el empleo va a durar menos que la ayuda y cogerlo no compensar¨ªa perderla¡±, afirma Jan¨¦.
Problemas legales
Jos¨¦, que como M¨®nica prefiere no dar su verdadero nombre para mantener su empleo, llevaba tres a?os en el paro y estaba a punto de agotar el subsidio cuando por fin recibi¨® la tan esperada llamada. Se trataba de un contrato de 28 horas a la semana en una contrata de limpieza con un salario de poco m¨¢s de 800 euros. Le dijeron que hab¨ªa posibilidad de hacer horas extras, pero le advirtieron que no se quedar¨ªa en la empresa m¨¢s de un a?o por ¡°problemas legales¡±.
¡°Cuando hice el curso de limpieza nunca me esper¨¦ que me ofrecieran un trabajo de menos de cuarenta horas semanales y que tuviera que estar yendo cada d¨ªa a empresas diferentes", comenta. Sab¨ªa que los sueldos hab¨ªan ca¨ªdo pero desconoc¨ªa las din¨¢micas de la subcontrataci¨®n y las jornadas a tiempo parcial. ¡°Yo antes era soldador, trabajaba mis ocho horas en un solo d¨ªa y ganaba 1.500 euros. ?Qu¨¦ tiempos aquellos!¡±, recuerda con nostalgia este hombre de 42 a?os.
De momento, le han subido la jornada a 40 horas para cubrir una baja aunque no sabe hasta cu¨¢ndo. Pero dentro de pocos meses cumplir¨¢ el a?o, tendr¨¢ que dejar la empresa y no cree que lo cotizado le alcance para tener derecho a la prestaci¨®n por desempleo, as¨ª que intenta ahorrar. Lo tiene dif¨ªcil, ya que el aumento de horas solo le ha supuesto una mejora de 100 euros y no se ha atrevido a pedir explicaciones: ¡°Quiero preguntar lo menos posible porque no s¨¦ c¨®mo podr¨ªan reaccionar¡±. Su mujer solo gana 500 euros y tienen un hijo peque?o, as¨ª que de vez en cuando se ve obligado a volver a Cruz Roja para que le ayuden a pagar alguna factura.
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