1914
La crisis griega permite comprender que esto no es propiamente una crisis, sino un encontronazo entre la democracia y nuevas formas pol¨ªticas restrictivas
Lo de Grecia es una trama complicada, pero que augura un final feliz. Y, aqu¨ª, cabe reformular el concepto final-feliz. Como todos los usuarios de la novela negra o la peluquer¨ªa china intuyen, la felicidad de los finales consiste en comprender moment¨¢neamente. ?Qu¨¦ es lo que ha permitido comprender la crisis griega?
En primer lugar, la existencia de dos bandos enfrentados. Y, gracias a la gesti¨®n griega de la cosa, la tensi¨®n en cada uno de ellos. Por un lado estar¨ªa algo que podr¨ªamos llamar Ultraliberalismo, un cacharro que empez¨® a formularse en los setenta del siglo XX y que accedi¨® al siglo XXI como algo incontestable e, incluso, imperceptible, una suerte de reglas del juego, lo ¨²nico posible. No tiene nada que ver con el liberalismo del XIX. Es, literalmente, un capitalismo de Estado. S¨®lo puede existir dominando el Estado, o su sucesor en el tiempo, llamado UE.
No necesita, glups, formas ni culturas democr¨¢ticas, si bien carece a¨²n de un discurso certero para argumentar eso. Quiz¨¢s, esa ha sido la gran baza griega, que ha apostado por una gesti¨®n democr¨¢tica de la crisis, lo que ha acabado con el palabro Troika, y ha posibilitado con ello que FMI, BCE, Comisi¨®n Europea y RFA verbalicen diferencias que no exist¨ªan cuando viv¨ªan en el interior de una sola palabra.
Este ultraliberalismo agrupa en su interior izquierdas y derechas. De hecho, supone la muerte de la socialdemocracia, sin diferenciador ¡ªcomo, otro glups, en 1914¡ª, seg¨²n ha quedado claro en la RFA, donde el SPD ha ejercido de poli malo en las ¨²ltimas semanas. La crisis, por cierto, ha permitido verbalizar m¨¢s y mejor a la RFA, esa cultura que, entre todos los traumas colectivos que dispone en stock, parece estar m¨¢s y mejor obsesionada con su crisis econ¨®mica de los a?os veinte, antes que con otros marrones llamativos.
La aportaci¨®n de Syriza parece ser una gu¨ªa democr¨¢tica europea
Al otro bando se le puede llamar, tranquilamente, democr¨¢tico, su palabra fetiche. Apela a una tradici¨®n, nacida en el siglo XVIII, reformulada en 1945, que se quiere ampliar. El bloque nace del aplazamiento moment¨¢neo de ideolog¨ªas cl¨¢sicas ¡ªsocialdemocracia, comunismo, socialismo, anarquismo, y la m¨¢s antigua: ninguna¡ª, que parecen unirse, en un momento dram¨¢tico, bajo el techo Syriza, para defender una democracia nueva: pol¨ªtica, social y econ¨®mica. Y aqu¨ª, cabe se?alar que Syriza, m¨¢s que un partido o una coalici¨®n, es un movimiento, sometido a tensiones, pero tambi¨¦n a cierta lubricaci¨®n a trav¨¦s de ese m¨¢ximo com¨²n divisor democr¨¢tico.
La aportaci¨®n de Syriza parece ser una gu¨ªa democr¨¢tica europea: no ser un partido al uso, sino algo m¨¢s amplio y abierto, apostar por f¨®rmulas democr¨¢ticas avanzadas, incluso m¨¢s all¨¢ de las instituciones, optar por pol¨ªticos no profesionales, que pueden dimitir si con ello facilitan objetivos. Y alcanzar el municipio, alcanzar el Estado y plantear el combate democr¨¢tico en la UE, a trav¨¦s de algo que no exist¨ªa en la UE: la problem¨¢tica, la beligerancia, la pol¨ªtica. Syriza, en fin, est¨¢ sometiendo a confrontaci¨®n democr¨¢tica conceptos anteriormente sometidos a dogma, como deuda, econom¨ªa, democracia, facilitando con ello la contradicci¨®n entre pol¨ªticas europeas y democracia, facilitando ver que la austeridad ¡ªesa l¨®gica que permite a Espa?a, por ejemplo, reclamar de forma ¨¦pica 28.000 millones a Grecia, y a silenciar que la banca espa?ola no devolver¨¢ al Estado/su socio, m¨¢s de 46.000 millones¡ª, es pol¨ªtica, es el proyecto ultraliberal.
La crisis griega, vamos, permite comprender que esto no es una crisis, sino un encontronazo entre la democracia y nuevas formas pol¨ªticas restrictivas. Y permite analizar el entorno local. Permite ver qui¨¦n y qu¨¦ es lo ultraliberal y lo democr¨¢tico por aqu¨ª abajo. Tendr¨ªa que orientar a Podemos ¡ªparece ser que Podem ha tomado buena nota¡ª de que la cosa no consiste en fabricar un nuevo partido, con escasa democracia interna, sino en crear cacharros nuevos, confluyentes, democr¨¢ticos. Tendr¨ªa que ayudar a tomar posicionamientos frente a los intentos de refundaci¨®n de CDC, el gran partido ultraliberal local y, por lo tanto, con una escasa agenda democr¨¢tica, como ilustran sus pol¨ªticas y sus votaciones estructurales en Congreso y Parlament. Tendr¨ªa que ayudar a ver que las opciones democr¨¢ticas de ruptura, indepes y no indepes ¡ªambas participan de la nueva democracia, de su intensificaci¨®n, de la reivindicaci¨®n de derechos como la autodeterminaci¨®n¡ª, est¨¢n m¨¢s cerca entre ellas que de las opciones Ultraliberales. Ya saben: envolverse en una bandera ¡ªcualquiera; hay la tira¡ª, e ir en fila al Somme. O a Atenas.
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