De puntillas
Julieta Venegas protagoniz¨® en Cap Roig una pl¨¢cida noche de pop con regusto festivo y aroma mejicano
Fue coser y cantar, engarzar m¨¢s de una veintena de canciones en apenas hora y media, ir al grano, no andarse por las ramas: hacer un concierto pop. Las canciones eran expuestas sin especulaciones, sin solos que las retuviesen en pos del lucimiento, despachadas en cuanto el estribillo hab¨ªa brillado en un par de ocasiones, suficientes para que el p¨²blico se sintiese congraciado con ellas cuando se trataba de un hit,no llegase a aburrirse cuando la canci¨®n no era de su agrado o pudiese poner atenci¨®n sin esfuerzo en el momento en que sonaron las escasas nuevas composiciones que de su inminente disco estren¨® la artista. Era Julieta Venegas, quien no consigui¨® llenar el auditorio de Cap Roig march¨® con la satisfacci¨®n de ver sonrisas en la platea cuando cerraba su actuaci¨®n. Eso s¨ª, Julieta no condujo la noche a la locura. Todo fue r¨¢pido y comedido.
En este sentido fue un concierto un tanto extra?o. Exceptuando sus ¨¦xitos m¨¢s celeb¨¦rrimos, temas perfil Lim¨®n y sal, la platea no se incendi¨® a lo largo de buena parte del concierto, que sigui¨® con una tranquilidad que evocaba sosiego, quiz¨¢s ¨ªntimo paladeo de las composiciones. Desde luego nada de jarana, reservada, tambi¨¦n con mesura, para el final, protagonizado por Sin documentos, versi¨®n de Los Rodr¨ªguez, y Andar conmigo. Y eso que la m¨²sica de la mejicana es alegre, en buena medida impulsada por el acorde¨®n, instrumento propio de la alegr¨ªa popular y que en el caso de Julieta retrotrae directamente al folclore. Pero hab¨ªa un halo de contenci¨®n que sobrevol¨® todo el concierto.
Julieta estuvo franca y jovial, presentando las composiciones como peque?as vi?etas que acusan recibo de eso de vivir
Julieta estuvo franca y jovial como es costumbre en ella, presentando las composiciones como lo que son, peque?as vi?etas que acusan recibo de eso de vivir, contemplado como algo que hacemos a base de peque?as decisiones diarias de las que apenas reparamos su importancia hasta que el tiempo ha pasado, revel¨¢ndola. Son canciones menudas, sin ¨¦pica, incluso algo na¨ªfs, de regusto festivo, aroma mejicano y muy bien defendidas en directo con una banda cuyos miembros ejerc¨ªan de multinstrumentistas que perfilaban cada canci¨®n como ¨¦sta solicitaba, partiendo de una base con bater¨ªa, bajo, teclados y guitarra que luego pod¨ªa recibir viento (saxo, clarinete, flauta), acorde¨®n o caj¨®n. Exceptuando Porvenir, una de las piezas que Julieta estren¨® y que cant¨® en solitario frente al sintetizador, todo pues son¨® a grupo bien engrasado. Pero, en suma, el ¨¦xito de la mejicana fue, como sus propias canciones, un ¨¦xito sin histeria ni ruido, un triunfo que pas¨® de puntillas por la noche estival de Cap Roig.
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