En la oposici¨®n
Tras el batacazo que el independentismo sufrir¨¢ en las elecciones del 27-S, ser¨¢ interesante ver c¨®mo los miembros de la lista Junts pel S¨ª encaran su papel en la pol¨ªtica
La bibliograf¨ªa sobre la oposici¨®n al poder es infinita, y no es menor la existente sobre la pr¨¢ctica de la oposici¨®n ideol¨®gica, sobre la oposici¨®n discrepante e, incluso, sobre la oposici¨®n extraparlamentaria, ya sea desde la disidencia de un grupo de presi¨®n, ya sea desde la deslealtad a la democracia con el fin de lesionar su estructura y equilibrio, pero es m¨¢s bien escasa la que se centra en la oposici¨®n pol¨ªtica realizada desde el parlamento.
A pesar de los esfuerzos tit¨¢nicos de Robert Dahl, Giovanni Sartori o Juan Jos¨¦ Linz para que no se ignorara la naturaleza, la din¨¢mica y el significado de la oposici¨®n pol¨ªtica en el funcionamiento de los reg¨ªmenes democr¨¢ticos contempor¨¢neos, es probable que lo que m¨¢s teman los jefes de todas las oposiciones parlamentarias del mundo sea constatar la verdad contenida en el aserto del escurridizo Giulio Andreotti, que el poder desgasta sobre todo cuando no se tiene. El batacazo que el independentismo sufrir¨¢ en las pr¨®ximas elecciones catalanas podr¨¢ aportar a los polit¨®logos algunos datos de inter¨¦s sobre la cuesti¨®n.
La principal inc¨®gnita a resolver despu¨¦s del 27-S ser¨¢ si Ra¨¹l Romeva posee suficiente envergadura pol¨ªtica y resistencia mental para ejercer con solvencia un papel pol¨ªtico, el de jefe de la oposici¨®n en el Parlament de Catalunya, que hasta hace poco no hab¨ªa ni so?ado en protagonizar. Aunque sea lo peor para la ciudadan¨ªa, lo mejor que le puede pasar es que el Govern entrante se equivoque y, en lugar de satisfacer sus objetivos, crea m¨¢s importante neutralizar a la oposici¨®n: de ser as¨ª, Romeva no vivir¨ªa los a?os m¨¢s dif¨ªciles de su carrera pol¨ªtica.
Atento se deber¨¢ estar tambi¨¦n ante el debut de Carme Forcadell en la tribuna del Parlament: a pesar de la derrota, ?continuar¨¢ desgarr¨¢ndose las vestiduras como si estuviera regentando una parada en un mercado? ?O enriquecer¨¢ su repertorio de consignas enardecidas con alguna substancia intelectual de peso que justifique el honor de ocupar un esca?o? ?Y Muriel Casals? Habr¨¢ que ver si resiste ¡ªcuatro a?os son muy largos¡ª y no cede a la tentaci¨®n de la nostalgia, si no a?ora demasiado los d¨ªas tranquilos en la sede de Omnium Cultural.
La principal inc¨®gnita a resolver ser¨¢ si Romeva posee suficiente envergadura?
Y como no hay por qu¨¦ dudar de la disciplinada palabra de honor de Mas y Junqueras, ni de su alta caballerosidad, es l¨ªcito que haya inquietud por conocer el nombre de sus substitutos una vez dimitan de sus cargos a lo largo de la noche electoral. Las previsibles disputas entre Germ¨¤ Gord¨® y Antoni Castell¨¤ no empa?aran, no obstante, la primera intervenci¨®n parlamentaria de Eduardo Reyes: ?ser¨¢ capaz de encandilar a los oyentes con un discurso que vaya m¨¢s all¨¢ de los t¨®picos sobre las idiosincrasias regionales? ?Y Rull y Turull? ?Derivar¨¢n hacia la metamorfosis incomprensible, o sucumbir¨¢n a una orfandad pol¨ªtica tal que les llevar¨¢ a seguir los pasos sin rumbo del ¨ªnclito Homs? Las preguntas sin respuesta ante la inminente derrota independentista son interminables, pero quiz¨¢s la m¨¢s capciosa sea la que pide saber cu¨¢ntos parlamentarios habr¨¢ de Junts pel s¨ª que experimentar¨¢n una revelaci¨®n similar a la que tuvieron cuatro a?os atr¨¢s y, alehop, con gracejo circense, vislumbren la luz constitucionalista.
Ante la lista medi¨¢tica y demag¨®gica ¡ªes lo mismo¡ª elaborada por Junts pel S¨ª, que lleva a lo absurdo el deseo de convertir la pol¨ªtica en dominio de todos, aun de aquellos que no poseen ning¨²n tipo de preparaci¨®n que as¨ª lo avale, cabe recordar unas palabras de Octavio Paz a prop¨®sito de la historia de la larga pasi¨®n desdichada por la pol¨ªtica que ha sentido demasiada gente ajena a ella: la pol¨ªtica puede convertir en humo el cerebro de algunos, puede envenenar los insomnios de otros, puede llevar al rid¨ªculo o al manicomio a muchos, y juntos y al un¨ªsono pueden hacer creer que se trata de una pr¨¢ctica tan deshonrosa que conviene exterminarla , ¡°pero no podemos renegar de la pol¨ªtica; ser¨ªa peor que escupir contra el cielo: escupir contra nosotros mismos¡±.
Pon? Puigdevall es escritor y cr¨ªtico literario.
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