Pobres orejas para Cartagena en la primera de feria

Cuando sonaron clarines y timbales anunciando la salida del primero de la tarde comenz¨® el aguacero. La anunciada lluvia para el inicio de las fiestas de Bilbao estuvo presente desde el primer momento. Enfri¨® los tendidos en algunos momentos y oscureci¨® la tarde que tuvo luz artificial en todo momento. Y en pleno mes de agosto... Los periodistas que llegaban de la feria de M¨¢laga no daban cr¨¦dito. As¨ª todo sucedi¨® bajo el sirimiri bilba¨ªno que por momentos amenaz¨® con ser fuerte, pero que respet¨® el festejo de rejones con el que se abre una semana intensa en Vista Alegre, una plaza que no ha celebrado toros desde el pasado mes de agosto.

Demasiado tiempo sin festejos como para cultivar la afici¨®n en esta ciudad. Tres caballeros con tres formas diferentes de interpretar la fiesta y que entretuvieron a unos espectadores siempre preocupados por el chubasquero y la dichosa lluvia, pero sobre todo muy dispuestos a aplaudir todo. Tanto a la maestr¨ªa de Hermoso de Mendoza como a los apuros de Sergio Gal¨¢n o al circo que mont¨® Andy Cartagena para arrancar una oreja de cada uno de sus enemigos. El navarro no luci¨® como en ¨¦l es habitual debido a que se top¨® con dos toros que se pararon muy pronto.

Hermoso hizo lo m¨¢s valioso de salida y estuvo templado a lomos de Berl¨ªn en su primero y busc¨® las cercan¨ªas con Beluga. En el cuarto, realiz¨® carreras emocionantes con Churumay, pero el toro se par¨® cuando sali¨® Disparate y caballo y rejoneador se quedaron con las ganas. Sergio Gal¨¢n demostr¨® su buen gusto y elegancia a la hora de rejonear. Las mejores fases de su tarde llegaron montando a Ojeda, con dos templadas carreras, antes hab¨ªa templado muy bien de salida con Amuleto a ese tercero de la tarde.

Cartagena cort¨®

Puso vibraci¨®n en sus faenas, pero las intercal¨® con ciertos apuros que desluc¨ªan el momento de clavar. En el sexto acert¨® matando y se llev¨® un trofeo, que bien pod¨ªa haber sumado en su primero de no fallar con el acero. Andy Cartagena cort¨® una oreja en cada toro, pero su rejoneo nada tiene que ver con el arte que Hermoso de Mendoza ha encumbrado. El alicantino se dedic¨® a una exhibici¨®n ecuestre alejado de los toros. Baile, acrobacias y dedicatorias a los tendidos, pero el toro en la otra punta del ruedo.

Con Cico, un caballo que corri¨® a dos patas por toda la plaza deleit¨® a la gente, pero no pas¨® de ser una caricatura de lo que debe ser el rejoneo. Por si fuera poco, tir¨® de todas las artima?as posibles, como cuando uno de sus auxiliadores dej¨® golpear su capote tantas veces como fue necesario para que el toro se parase. Solo as¨ª llegaron los adornos, con el animal parado. Y el pueblo, loco; as¨ª que le regalaron las orejas.