Triunfo irreal de Roca Rey
El peruano no hizo m¨¦ritos para salir en hombros en una floja novillada
Son tres de las m¨¢s firmes promesas de la noviller¨ªa. Posada, Varea y Roca Rey. Llegaron a Bilbao con la vitola de ser el relevo generacional de las figuras en un futuro breve. Y se fueron sin pena ni gloria, por mucho que las tres orejas que cort¨® el peruano hagan pensar otra cosa. Roca Rey tuvo el ¨²nico novillo que se desplaz¨® y lo aprovech¨® a medias. Faena con desarme, enganchones y de tono menor, pero no de la exigencia de Bilbao. Como hab¨ªa poca gente en los tendidos y la amenaza de una feria pobre est¨¢ muy presente, el palco decidi¨® ser generoso y abrir una puerta grande de aut¨¦ntico sonrojo.
La ficha
Segunda de las Corridas Generales.
Cuatro novillos de El Parralejo, justos de presentaci¨®n, salvo quinto y sexto, pobres de cara y con poca fuerza, y dos de Jandilla, de igual condici¨®n.
Posada de Maravillas: pinchazo y estocada tendida (saludos) y estocada (oreja).
Varea: metisaca, media y tres descabellos (silencio) y tres pinchazos y estocada (palmas).
Roca Rey: estocada baja (oreja) y estocada (dos orejas)
En el segundo novillo, Alfonso Carrasco salud¨® en banderillas.
Un cuarto de entrada
La novillada elegida con el hierro de El Parralejo parec¨ªa un aval para el triunfo, pero nada m¨¢s lejos de la realidad. Hubo hasta cinco bajas en corrales de los novillos elegidos hace meses por los rectores de la plaza de Bilbao. Es lo que suele ocurrir en las tardes de las figuras, que vuelven loco a diestro y siniestro para acabar lidiando lo que ellos quieren. No ser¨ªa este el caso pero al final los novillos titulares solo fueron cuatro y su presencia dej¨® mucho que desear con unas caras c¨®modas, alejadas de la seriedad que debe ostentar Bilbao. Si por lo menos la poca presencia esconde unos animales con br¨ªo el p¨²blico acaba divertido, pero tampoco. Los seis fueron blandos y difuminaron su nobleza y su clase en una falta de fuerza que les llev¨® a pararse en la muleta. Los novilleros pusieron ganas, pero tampoco echaron la casa por la ventana.
Ese c¨¦lebre dicho de si no embiste el toro lo har¨¢ el novillero qued¨® en el olvido. Posada de Maravillas puso sentido en su toreo. Trazo largo, distancias y una forma de lidiar con temple y armon¨ªa. L¨¢stima que no hubo emoci¨®n porque los astados carecieron de empuje. A¨²n as¨ª se llev¨® una oreja del cuarto porque mat¨® con brevedad despu¨¦s de haber dejado un buen sello. El levantino Varea vio pronto que nada hab¨ªa que rascar en sus faenas. Por si fuera poco, el viento decidi¨® acompa?arle y sus armas fueron arrimarse ante un novillo acobardado. Intercal¨® alg¨²n derechazo bueno con un para de naturales con sello.
Posada tambi¨¦n
Su mal uso de los aceros silenci¨® sus actuaciones. Roca Rey fue el que m¨¢s empe?o puso, pero nunca logr¨® un trazo limpio. Ni en los acelerados quites ni en los tropezados muletazos. Todo excusable en un novillero pero lejos de una labor de dos orejas en una plaza seria. Ni siquiera sus fulminantes estocadas debieron servir para ese premio. No es que defraudaran los novilleros, pero si empujan como ayer poco hueco se har¨¢n en el escalaf¨®n superior. Hace falta poner m¨¢s carne en el asador y sobre todo medirse en Bilbao con una novillada no cortada a la medida de las figuras, sino con el empuje de una cita grande. Poca hambre para retirar a las acomodadas figuras de la actualidad.
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