Patrimonialismo plebiscitario
Colocar las elecciones el 27 de septiembre, cuando el 69% del ¨¢rea metropolitana de Barcelona estar¨¢ de puente, no parece la mejor forma de promover una participaci¨®n hist¨®rica
El concepto patrimonialismo plebiscitario lo acu?a el polit¨®logo Stephen Hanson en un art¨ªculo publicado en 2011 en la revista de la Academia Americana de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales bajo el t¨ªtulo Plebiscitarian patrimonialism in Putin's Russia. Hanson sostiene que las elecciones presidenciales rusas del 2008 son una forma de patrimonialismo plebiscitario. Tras agotar el m¨¢ximo de dos mandatos presidenciales consecutivos que fija la Constituci¨®n, Putin se resist¨ªa a dejar el poder, por lo que design¨® al manejable Medv¨¦dev candidato a presidir la Federaci¨®n Rusa.
Medv¨¦dev gan¨® las elecciones y durante su mandato actu¨® al dictado del primer ministro designado ad hoc: Putin. Medv¨¦dev nunca se plante¨® presentarse a la reelecci¨®n. Era un hombre de paja. Tras un ¨²nico mandato se quit¨® de en medio para que Putin pudiera recuperar la presidencia, su presidencia. El patrimonialismo plebiscitario, seg¨²n Hanson, combina la concepci¨®n del Estado como si fuera una propiedad privada del gobernante ¡ªcaracter¨ªstica del patrimonialismo cl¨¢sico descrito por Max Weber¡ª con mecanismos electorales democr¨¢ticos. As¨ª, cualquier desafuero vale mientras el pueblo lo refrende en las urnas.
No pretendo establecer aqu¨ª una comparaci¨®n entre el caso catal¨¢n y el caso ruso, ni entre Putin y Mas, ni siquiera entre sus respectivos hombres de paja, Medv¨¦dev y Romeva. Los antecedentes hist¨®ricos y las condiciones pol¨ªticosociales de ambos casos son muy diferentes. Sin embargo, salvadas todas las distancias, la estrategia de fondo s¨ª es parecida, y el concepto de patrimonialismo plebiscitario me parece perfectamente aplicable al an¨¢lisis de la situaci¨®n pol¨ªtica que vive Catalu?a en puertas de las elecciones del 27 de septiembre.
Solo alguien convencido de que Catalu?a y sus instituciones de autogobierno le pertenecen es capaz de convocar unas elecciones de manera tan ventajista como lo ha hecho Mas con motivo del 27-S. Lo demuestra el solo hecho de que las elecciones se celebren el 27 de septiembre con la indisimulada intenci¨®n de que el inicio de la campa?a electoral coincida con la celebraci¨®n de la Diada, convertida en los ¨²ltimos tres a?os en una kerm¨¦s independentista. La campa?a electoral empieza, as¨ª, menoscabando la neutralidad institucional con un fastuoso homenaje a dos de las formaciones concurrentes, Junts pel s¨ª y la CUP, con la ANC y ?mnium como jueces y parte.
Colocar unas elecciones que se pretenden trascendentales el 27 de septiembre, cuando el 69% del ¨¢rea metropolitana de Barcelona ¡ªcasi un tercio de la poblaci¨®n total de Catalu?a¡ª estar¨¢ de puente, no parece la mejor forma de promover una participaci¨®n hist¨®rica. Qu¨¦ casualidad que el ¨¢rea metropolitana de Barcelona sea junto con la de Tarragona la zona m¨¢s refractaria a las tesis independentistas, como se pudo comprobar tanto en la consulta alternativa del 9-N como en las ¨²ltimas elecciones municipales. Adem¨¢s de perder la alcald¨ªa de Barcelona, los partidos independentistas cosecharon en las elecciones de mayo un resultado calamitoso en ciudades como Hospitalet y Badalona, la segunda y la tercera m¨¢s pobladas de Catalu?a. Pretender un resultado hist¨®rico al mismo tiempo que se favorece la abstenci¨®n del ¨¢rea donde se concentra m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n tampoco parece la f¨®rmula m¨¢s democr¨¢tica.
La ofuscaci¨®n de Mas es tal que no solo est¨¢ dispuesto a proclamar la independencia en contra de la Constituci¨®n y del Estatut, sino incluso en contra de la mayor¨ªa de los catalanes
Menci¨®n aparte merece la voluntad proclamada por Mas de sacar adelante la secesi¨®n aun en el caso de que las fuerzas independentistas obtengan la mayor¨ªa absoluta en esca?os pero no en votos. Es lo que tiene concebir Catalu?a como una propiedad privada. Su ofuscaci¨®n es tal que no solo est¨¢ dispuesto a proclamar la independencia en contra de la Constituci¨®n y del Estatut, sino incluso en contra de la mayor¨ªa de los catalanes.
Los independentistas pretenden utilizar unas elecciones auton¨®micas ordinarias para someter a votaci¨®n una ilegalidad. Y encima Junqueras, en la an¨®mala entrevista que recientemente le hizo TV3 nada menos que como ?jefe de la oposici¨®n!, exig¨ªa a los que ¨¦l denomina ¡°partidarios del no¡± que respeten el resultado de las elecciones. Pero ?qu¨¦ significa para ¨¦l respetar el resultado de las elecciones? Porque si se refiere a aceptar que el ganador o ganadores tendr¨¢n derecho a formar Gobierno y a desplegar su programa en todo aquello que se ajuste a la legalidad y dentro del ¨¢mbito de competencias de la Generalitat, eso est¨¢ hecho. No faltaba m¨¢s. Pero lo que no es de recibo es que un gobernante decida sin encomendarse a Dios ni al diablo que la Constituci¨®n y el Estatut son papel mojado, y que encima pretenda que el conjunto de los ciudadanos respeten y respalden su desafuero.
Los ciudadanos de Catalu?a tenemos el 27-S la oportunidad de demostrar que Catalu?a no es propiedad de los nacionalistas. No deber¨ªamos desaprovecharla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.