Escarabajos en la guerra
La guerra civil impidi¨® combatir la entrada de la plaga a Espa?a
El escarabajo est¨¢, obviamente, en los tratados sobre fauna, en la literatura m¨¢s fant¨¢stica (Allan Poe, Kafka, M¨²jica L¨¢inez..), en la simbolog¨ªa egipcia o en los iconos de iglesias sat¨¢nicas, pero m¨¢s chocante resulta que un escarabajo tenga que ver con episodios b¨¦licos. Eso le sucede al escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata) que, a pesar del nombre, puede degustar igualmente las plantas de la berenjena y del tomate.
Originario de Am¨¦rica el Norte, con la extensi¨®n del cultivo de la patata en Europa se expandi¨® por el continente en el XIX. Pero a Espa?a no lleg¨® hasta 1935. Su entrada est¨¢ documentada por primera vez en Ma?anet de Cabrenys, un discreto y delicioso pueblo del Empord¨¤, al que lleg¨® desde la vecina Francia. El maestro local, Joan Batlle, present¨® un ejemplar, dentro de una caja de f¨®sforos, en el Ayuntamiento advirtiendo del da?o que pod¨ªa hacer a los cultivos. El municipio tramit¨® la denuncia, lo que permiti¨® documentar la entrada de la plaga. Las autoridades de entonces enviaron brigadas de hombres para fumigar los campos, colocar redes en los riachuelos para que los insectos no bajara a los valles y se recompensaba a los payeses por destruir la cosechas o a los chavales que recog¨ªan hojas de patatera con las puestas de huevos. Todo ello me lo explica Pere Roura, historiador local, quien mejor conoce todo lo que cuentan de Ma?anet inventarios notariales o de la iglesia, actas y documentos de todo tipo.
Pero el episodio no tendr¨ªa m¨¢s que una nota a pie de p¨¢gina en los manuales de historia agraria si no hubiera habido la sublevaci¨®n franquista. Las brigadas se retiraron para atender las repentinas necesidades b¨¦licas de la menesterosa rep¨²blica y el escarabajo de la patata, ya sin enemigos ni obst¨¢culos, se extendi¨® por todo el territorio. Una verdadera plaga que puede avanzar 180 kil¨®metros al a?o. De un apetito voraz, es un peligroso defoliante de la planta (no come la patata sino la hoja) debilit¨¢ndola o destruy¨¦ndola.
Pero la historia militar de este cole¨®ptero no termina ah¨ª. La revista Signal, que editaba en Berl¨ªn el ej¨¦rcito nazi, public¨® en 1941 un largu¨ªsimo art¨ªculo explicando su itinerario desde Am¨¦rica del Norte, su capacidad de destrucci¨®n y, naturalmente, c¨®mo la organizaci¨®n alemana que luchaba contra ¨¦l hab¨ªa demostrado su eficacia y ejemplaridad. El lenguaje del art¨ªculo es militar. Se titula Un enemigo de Europa y el subt¨ªtulo explica que la ofensiva del escarabajo hab¨ªa quedado detenida en Alemania.
En 1950, la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana acus¨® formalmente a Estados Unidos de infestar sus campos con el lanzamiento a¨¦reo de verdaderos enjambres de estos escarabajos
Y si los hab¨ªa en territorio alem¨¢n, no era culpa suya. La propaganda nazi acus¨® a la aviaci¨®n estadounidense de bombardear su territorio con estos escarabajos. Pero no se trataba de una idea tan ajena a sus propios planes b¨¦licos. Lo explic¨® la BBC: en 1943 un peque?o grupo de cient¨ªficos alemanes prob¨® este m¨¦todo de guerra biol¨®gica que se desech¨® al poco tiempo.
En cualquier caso, en 1950, la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana acus¨® formalmente a Estados Unidos de querer provocar la hambruna de su poblaci¨®n infestando sus campos con el lanzamiento a¨¦reo de verdaderos enjambres de estos escarabajos. La RDA ten¨ªa entonces problemas para disponer de los venenos m¨¢s eficaces para combatirlos. En los carteles de propaganda de la RDA donde se denunciaba este supuesto crimen, aparecen las rayas negras de los ¨¦litros del bicho sustituidas por franjas rojas como las de la bandera estadounidense. Rusia present¨® una protesta ante Estados Unidos por esta agresi¨®n al pa¨ªs amigo.
En Espa?a, en los a?os cuarenta el escarabajo ya era un problema end¨¦mico. Tanto que en 1945 el Ministerio de Agricultura difundi¨® un documental realizado por Francisco Gonz¨¢lez de la Riva, marqu¨¦s de Villa-Alcazar, en el que, con los ¨¦nfasis y la enjundia propia del No-Do franquista y un particular sentido del humor, se cuenta el problema de la plaga y la manera de combatirla. Seguramente sin otra intenci¨®n que la po¨¦tica habla de una "invasi¨®n de paracaidistas" apuntando derechito a los mejores patatales. Tras explicar que, en la planta, el insecto es feliz porque abunda la comida para las cr¨ªas ¡°que comen mucho¡±, relata que se instalan en una mata "con todos los privilegios de familia numerosa, y a comer y a engordar". Tras enumerar los sistemas de pulverizaci¨®n de veneno, muestra la agon¨ªa de uno de ellos. Y termina afirmando solemnemente que la prosperidad puede seguir reinando en las regiones donde la patata es una de las principales cosechas porque los servicios agron¨®micos saben c¨®mo se combate. El pueblo inventado donde todo ocurre se llama¡ Alegr¨ªa.
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