La Merc¨¨ se marca un tango
Buenos Aires y las milongas se impusieron en la plaza de Sant Jaume
El efecto s¨¢bado se hizo notar en la Merc¨¨ y los escenarios del centro de la ciudad vieron como muchos m¨¢s barceloneses se acercaban a pesar de que la oferta tampoco era de las que arrastran masas. En la plaza de Sant Jaume se bail¨® tango a placer y ante la catedral el grupo Coetus ofreci¨® un espect¨¢culo vistoso y apabullante que enganch¨® al personal -a todos, lugare?os y visitantes- desde el primer minuto y as¨ª lo mantuvo durante una hora y media intensa y r¨ªtmica. Dos propuestas totalmente distintas pero igualmente placenteras, id¨®neas para un s¨¢bado de fiesta mayor.
Buenos Aires ocup¨® la plaza de Sant Jaume. En el escenario, un grupo solvente, La T¨ªpica Barcelona, dirigido por el incansable Marcelo Mercadante y con el siempre emotivo viol¨ªn de Olvido Lanza interpretando un pu?ado de temas entra?ables de la ¨¦poca de oro del tango. Magn¨ªfico concierto pero tan interesante o m¨¢s era lo que suced¨ªa sobre los adoquines donde docenas de bailarines de todas las edades convirtieron la plaza en una enorme milonga. Escuelas de baile y simples paseantes se mezclaron en la fiesta con alg¨²n que otro profesional que marcaba las diferencias congregando corrillos de sorprendidos mirones.
Tangos, milongas y valses se fueron sucediendo, en unos casos cantados, en otros en versiones instrumentales cargadas de electricidad que contagiaban ganas de bailar. Una segunda milonga se ha previsto para pr¨®ximo jueves ante el Mercat de les Flors a las seis de la tarde.
Poco antes de que los bailadores ocuparan la plaza de Sant Jaume, el escenario de la catedral hab¨ªa vivido un aut¨¦ntico estallido de pirotecnia musical a cargo del grupo Coetus acompa?ados de un par de m¨²sicos argentinos, Luna Monti y Juan Quintero, que pasaron un tanto desapercibidos ante la explosi¨®n r¨ªtmica de la multitudinaria banda que dirige Aleix Tobias. Una veintena de m¨²sicos sobre el escenario con un gran despliegue percusivo convirtiendo un pu?ado de temas tradicionales en algo nuevo tremendamente contempor¨¢neo y contagioso.
Las percusiones de todo tipo son el centro de la propuesta pero la presencia del saxo soprano de Mart¨ª Serra y, sobre todo, de la voz y del saber estar de Eliseo Parra redondearon una propuesta incre¨ªblemente seductora. En la plaza de la catedral sobraron las sillas, nadie paraba quieto.
Tras el apabulle de Coetus, el escenario fue ocupado por Maria Rod¨¦s que sustitu¨ªa in extremis a la anunciada Maria del Mar Bonet que hab¨ªa suspendido su actuaci¨®n a causa de una faringitis. La endeble y algo l¨¢nguida propuesta de Rod¨¦s se perdi¨® en la grandiosidad del escenario y en el bullicio de un fiesta mayor. Su revisi¨®n de la copla puede funcionar, sin duda, en un contexto m¨¢s ¨ªntimo; pero all¨ª se qued¨® en muy poca cosa.
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