El Supremo deja un castigo m¨ªnimo a la trama policial de los macroburdeles

La trama de corrupci¨®n policial en torno a los macroprost¨ªbulos Riviera y Saratoga, de Castelldefels, ha salido beneficiada de su paso por el Tribunal Supremo (TS). El alto tribunal ha rebajado de forma sustancial penas de prisi¨®n, ha cambiado otras por el pago de una multa o ha absuelto a 15 de las 20 personas que, hace apenas un a?o y medio, fueron condenados por una ristra de delitos relacionados con la explotaci¨®n sexual de mujeres y el soborno a mandos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa (CNP).

El caso m¨¢s emblem¨¢tico de entre los 20 acusados es el del comisario Luis G¨®mez, que fue jefe de la unidad contra la inmigraci¨®n ilegal del CNP. La Audiencia de Barcelona conden¨® a G¨®mez a seis a?os de prisi¨®n por un delito continuado de soborno y le impuso, adem¨¢s, 14 a?os de inhabilitaci¨®n para ejercer cargos p¨²blicos. G¨®mez evit¨® que se hicieran inspecciones en los dos macroburdeles de Castelldefels a cambio de dinero, invitaciones a comidas o estancias en hoteles. Tambi¨¦n permiti¨® que los due?os de los burdeles pagaran una consulta m¨¦dica a su hijo.

El fallo del Supremo es mucho m¨¢s ben¨¦volo con el comisario: le impone solo una pena de inhabilitaci¨®n (de tres a?os) y una multa de 12.000 euros; le absuelve, adem¨¢s, del delito de omisi¨®n de perseguir delitos. El Supremo argumenta que de los hechos probados en la sentencia inicial solo se puede concluir que G¨®mez ¡°dej¨® de realizar las inspecciones policiales¡± que debi¨® haber dirigido contra el Riviera y el Saratoga. El comisario evit¨® entrar en los clubes para comprobar la presencia de mujeres en situaci¨®n irregular. O sea, que m¨¢s que por lo que hizo, debe castig¨¢rsele por lo que dej¨® de hacer. Y esa conducta encaja mejor, razona el Supremo, con un tipo de delito de cohecho m¨¢s benigno.

El mismo argumento jur¨ªdico ha servido para rebajar la pena a otros dos mandos policiales: los inspectores Andr¨¦s Otero y Jos¨¦ Javier Mart¨ªn Pujal, alias Jordi. Este ¨²ltimo fue condenado a cinco a?os y medio de c¨¢rcel. La pena se le ha rebajado ahora a dos a?os y medio y a otros tres de inhabilitaci¨®n. Jordi es una pieza clave del caso. Fue detenido en 2007 por extorsionar al due?o del club Saratoga: le exigi¨® una mordida bajo la amenaza de "fre¨ªrle¡± a redadas. En el juicio, el inspector aleg¨® que sab¨ªa que sus jefes ya estaban en connivencia con los amos de los burdeles y que se hab¨ªa intentado ¡°infiltrar¡± para poner fin a la corrupci¨®n.

Otro inspector del mismo cuerpo, Abundio Navas, fue condenado a tres a?os de c¨¢rcel por falsificaci¨®n documental, y el Supremo ha decidido mantenerle la pena. El polic¨ªa Ignacio Landa, en cambio, ha sido absuelto cuando la Audiencia le hab¨ªa condenado a un a?o y medio de c¨¢rcel.

La rebaja del Supremo ha beneficiado tambi¨¦n a los due?os y trabajadores del Riviera y el Saratoga. En l¨ªneas generales, el tribunal ha anulado las condenas por inducci¨®n a la prostituci¨®n y por asociaci¨®n il¨ªcita, mientras que ha mantenido las de cohecho. Ese cambio ha permitido a los due?os del Saratoga (Ra¨²l Pascual) y del Riviera (Antonio Herrero) pasar de casi diez a?os de c¨¢rcel a penas que ni siquiera llegan a los dos a?os.

Tres abogados hab¨ªan sido igualmente condenados por extorsionar a due?os de burdeles de Barcelona. Tras la revisi¨®n del Supremo, los tres letrados ¡ªFernando Mart¨ªnez, ?lex Garber¨ª y Carlos Carretero¡ª han sido absueltos. La sentencia considera que prevalece la presunci¨®n de inocencia y que no hay pruebas suficientes contra ellos.

El caso del Riviera y Saratoga fue uno de los mayores esc¨¢ndalos de corrupci¨®n policial en Catalu?a. Desde el a?o 2002, un grupo de media docena de polic¨ªas proporcion¨® protecci¨®n a los burdeles a cambio de d¨¢divas. Los agentes les alertaban con antelaci¨®n de las redadas que iban a practicar en ambos clubes para que los empresarios pudieran retirar a las chicas sin papeles que se prostitu¨ªan all¨ª. El comisario G¨®mez, el de mayor rango entre los seis polic¨ªas procesados, defendi¨® en el juicio que los ¡°favores¡± del empresario se deb¨ªan solo a la ¡°relaci¨®n humana¡± que manten¨ªan, y no a su condici¨®n de polic¨ªa.