¡®Invitados¡¯ al Valle de los Ca¨ªdos
La historiadora Queralt Sol¨¦ ¡®exhuma¡¯ m¨¢s nombres de gente de Catalu?a cuyos restos fueron trasladados al mausoleo franquista
Pod¨ªan ser en urnas individuales, pero mayormente era en cajas de pino de medidas predeterminadas por el Estado, muy sencillas y de baja calidad, pintadas de negro, con letras y numeraci¨®n blanca y grande, y en las que se pod¨ªan depositar los restos de 15 personas juntas, eso s¨ª, sin saber qui¨¦n era qui¨¦n ah¨ª dentro. Las credenciales ven¨ªan en un listado que configuraban los ayuntamientos donde pon¨ªan nombre y apellidos y rango, fecha de la muerte y la de inhumaci¨®n. Eso si eran del bando vencedor; si se proven¨ªa de fosas comunes de soldados o civiles republicanos, las cajas se llenaban sin lista correspondiente y los restos sin identificar, ni tampoco su n¨²mero¡
De esa guisa era la indumentaria que hab¨ªa que llevar para la sorprendente invitaci¨®n que en mayo de 1958 el Gobierno franquista hac¨ªa a los que quisieran trasladar los restos de sus familiares combatientes en la Guerra Civil al Valle de los Ca¨ªdos, en Cuelgamuros. En un ataque de generosidad cristiana, lejos del esp¨ªritu primero con el que fue creado el mausoleo, no importaba de d¨®nde era la v¨ªctima, si del ej¨¦rcito franquista o republicano, ¡°con tal de que fueran de nacionalidad espa?ola y de la religi¨®n cat¨®lica¡±, rezaba el comunicado.
Por el libro de registro de los monjes benedictinos se puede saber que en el Valle de los Ca¨ªdos hay inhumados los restos ¨®seos de al menos 33.847 personas, de las cuales unas 6.000 proceder¨ªan de Catalu?a. La labor administrativa del proceso no fue especialmente chapucera pero a¨²n as¨ª hab¨ªa tanto papeleo que se extraviaron listados. Hoy se conocen los nombres y su filiaci¨®n de algunos miles m¨¢s procedentes de Catalu?a, los extra¨ªdos desde los cementerios tarraconenses de Batea y Horta de Sant Joan, gracias a la labor de rastreo de la historiadora Queralt Sol¨¦. Una documentaci¨®n in¨¦dita que, junto a im¨¢genes del frente hasta ahora nunca vistas del entonces con 17 a?os y despu¨¦s fot¨®grafo de Mauthausen, Francesc Boix, conforman algunas de las perlas de Guerra i revoluci¨®: 1936-1939, tercer y ¨²ltimo volumen de la colecci¨®n La Segona Rep¨²blica a Catalunya, que edita Ara Llibres. An¨¢lisis del periodo desde la perspectiva actual del cabeza de lista de Junts pel S¨ª, Ra¨¹l Romeva, y del historiador Josep Fontana, entre otros, redondean la oferta, una colecci¨®n de la que han vendido hasta ahora 1.600 ejemplares de cada entrega.
¡°Los archivos municipales y locales son una mina por explotar: a finales de los a?os 50 y 60 se explica detalladamente a las autoridades cu¨¢ntas fosas hay en las localidades tanto de rojos como de franquistas y todo eso ten¨ªa que haber llegado al Valle de los Ca¨ªdos y despu¨¦s quedarse en el Archivo General de la Administraci¨®n de Alcal¨¢ de Henares, pero de Horta de Sant Joan, que hab¨ªa sido un centro importante de la retaguardia franquista, vi que no hab¨ªa llegado informaci¨®n e investigu¨¦¡±, rememora Sol¨¦ la g¨¦nesis de su hallazgo. Ah¨ª y en el de Batea encontr¨® de todo, incluso el certificado oficial del Valle de los Ca¨ªdos (¡°con papel de pergamino y entintado en color¡±) que nunca lleg¨® a los familiares de los trasladados.
La locura era lejana. En 1937, previendo o deseando que la guerra ser¨ªa larga, Franco dict¨® normas para enterrar en zanjas militares a sus soldados (medio metro de distancia entre los cuerpos; nombre y filiaci¨®n del ca¨ªdo que se introduc¨ªa en una botella de vidrio que deb¨ªa ir al lado de la cabeza o a los pies del difunto, papeles que Sol¨¦ ha hallado en Batea¡) y poco despu¨¦s, instigado o no por otros, pens¨® en el Valle de los Ca¨ªdos para los victoriosos. Al a?o de acabada la contienda, el 1 de abril de 1940, se aprobaba el decreto para la creaci¨®n de una bas¨ªlica, un monasterio y un cuartel de juventudes en Cuelgamuros, en la sierra de Guadarrama. . Franco en persona, el mismo d¨ªa de la aprobaci¨®n del decreto, como recuerda Sol¨¦, provoc¨® la detonaci¨®n de dinamita que empez¨® a agujerear la roca.
Las obras hab¨ªan de durar un a?o pero, como el mism¨ªsimo franquismo, se eternizaron: tardaron 20. ¡°Eso se tendr¨ªa que trabajar, pero es seguro que hubo una cantidad bestial de chanchullos y de falta de material que se derivaba para el estraperlo y otras operaciones¡±, apunta la historiadora. La maduraci¨®n del proyecto hizo que a mediados de 1958 se hiciera la invitaci¨®n a depositar los restos en el mausoleo a todos los combatientes espa?oles y cat¨®licos. Camiones militares recorr¨ªan la geograf¨ªa espa?ola transportando cajas negras con cuyos restos se iba a rellenar el Valle de los Ca¨ªdos, que se inaugurar¨ªa el 1 de abril de 1959, exactamente a los 20 a?os del final de la guerra y a 19 de la publicaci¨®n en el BOE de la orden de su construcci¨®n.
El de Franco fue, de nuevo, un ¨¦xito relativo, seg¨²n Sol¨¦: de las casi 34.000 personas ah¨ª enterradas, calcula la historiadora que unas 28.000 eran franquistas de todas partes de Espa?a y que s¨®lo unas 5.000 eran republicanas. De los 6.000 procedentes de Catalu?a, la mayor¨ªa eran franquistas, soldados que cayeron en la batalla del Ebro y en el frente del Segre. El proceso de admisi¨®n se alarg¨® tambi¨¦n: iniciado en 1958, el ¨²ltimo en entrar en el Valle de los Ca¨ªdos lo hizo en 1983. Fue un catal¨¢n, Juan ?lvarez de Sisternes, de Vilafranca del Pened¨¨s, de la que fue alcalde desde 1925 a 1930, durante la dictadura de Primo de Rivera. ¡°Lo solicit¨® la familia, pero la gran sorpresa para las autoridades franquistas fue que hubo muchos menos peticiones de lo que esperaban. En muchos casos los llevaban all¨ª sin conocimiento de la familia: si no dec¨ªan nada, funcionaba en plan silencio administrativo, pero al rev¨¦s; en alg¨²n caso, incluso pas¨® lo contrario: cuando sab¨ªan los familiares que ten¨ªan a alguien enterrado ah¨ª, dec¨ªan que no lo tocaran que se lo llevar¨ªan ellos; eso ocurri¨® con algunos de los fusilados en Paracuellos o con carlistas de aqu¨ª en Catalu?a¡±.
El de las fosas es un tema tambi¨¦n mal cerrado en Espa?a. A Sol¨¦ le consta que fuera de algunos camposantos catalanes ¡°quedan cementerios de moros, que dec¨ªan ellos; eso es as¨ª en Prades, y en Manresa hay algunas l¨¢pidas¡±, dice quien no tuvo excesivos problemas para consultar los fondos del Archivo General de la Administraci¨®n pero s¨ª en alg¨²n municipio catal¨¢n, uno de los cuales, que no quiso desvelar, no le dej¨® acceder a esa informaci¨®n. ¡°Lo del Valle de los Ca¨ªdos es un tema del pasado pero de futuro: ?Qu¨¦ se hace con eso? Tienes ah¨ª al menos 34.000 personas si no m¨¢s, a Franco y a Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, hay una iglesia, forma parte del patrimonio p¨²blico pero tiene consideraci¨®n de cementerio¡ Y lo regentan unos benedictinos que no tuvieron muy buenas relaciones con sus hermanos de Montserrat¡±, deja caer la historiadora. ?Otra fosa abierta?
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