¡®Slow tv¡¯
BTV recupera, con prudencia, el formato de una televisi¨®n que ofrece, sin cortes ni montaje, un viaje, una actividad, todo sin atosigamientos
Cuando todo se acelera, poder ir sin prisas casi se convierte en un signo de exquisitez. La moda de lo slow penetra muchas actividades y tambi¨¦n la televisi¨®n. Los noruegos se llevaron una enorme sorpresa cuando un programa que se limitaba a ofrecer un viaje en tren, sin cortes que lo abreviaran, tuvo un ¨¦xito inesperado. Fue en 2009 y dur¨® siete horas y 16 minutos. Lo repitieron, ofreciendo, esta vez en directo, la tranquila navegaci¨®n de un transbordador por los fiordos. El programa dur¨® 134 horas, 42 minutos y 45 segundos. Tuvo una cuota de audiencia del 36% y el que fuera en directo provoc¨® toda una fiesta a lo largo del recorrido. El ¨²ltimo ha sido este a?o, una narraci¨®n de lo que sucedi¨® en la II Guerra Mundial ante un peque?o auditorio a cargo de un respetable profesor. La emisi¨®n dur¨® m¨¢s de tres horas y media. Cuando el profesor sal¨ªa a fumar un cigarro, un coro entreten¨ªa a la audiencia.
La novedad no est¨¢ en la oferta. Est¨¢ en su ¨¦xito. Antes que los noruegos, una emisora neoyorquina ofreci¨® en Navidad la imagen de un fuego de chimenea. Colocada la pantalla en el lugar m¨¢s indicado del comedor, se supone que daba un aire familiar, navide?o, a la estancia. Era la televisi¨®n ambiental. Lo hicieron desde 1966 a 1989. Al a?o siguiente, un cerebr¨ªn de la emisora aleg¨® que no pod¨ªan estar tanto tiempo sin publicidad y cancel¨® el programa. A pesar de las protestas, la emisora no repuso el fuego navide?o hasta 2011. Incluso antes que eso est¨¢n algunas pel¨ªculas de Andy Warhol. En blanco y negro. Sleep (1964), que muestra a un amigo del cineasta, John Giono, durmiendo durante cinco horas y lo ¨²nico esperable es que cambie de postura. M¨¢s larga todav¨ªa es Empire, del mismo a?o. Warhol coloc¨® una c¨¢mara fija grabando el rascacielos neoyorquino y, encima, lo proyectaba a c¨¢mara lenta. Total, ocho horas. Recuerdo haber visto la primera (para ser exactos: un trozo suficiente), en la cinemateca francesa de Trocadero. No la proyectaron en la sala habitual, lo hicieron en un espacio sin butacas lleno de cojines por el suelo para que los respetables espectadores pudieran seguir siendo ambas cosas, espectadores y respetables. Seguramente, en los cuarteles de Warhol, estas proyecciones se convert¨ªan en otro tipo de eventos m¨¢s divertidos de lo que promete la mera contemplaci¨®n de la obra, claramente sopor¨ªfera.
Una emisora neoyorquina ofreci¨® en Navidad la imagen de un fuego de chimenea. Era la televisi¨®n ambiental
La televisi¨®n, que tiene que pelear por su espectador m¨¢s duramente que el cine, cuando a ¨¦ste lo tiene encerrado en una sala y a oscuras, invent¨® muy pronto los cambios de plano cada vez m¨¢s reiterados. Cada cambio parece como si anunciara una novedad que, la mayor¨ªa de las veces, no llega. El cine, se contagi¨® de la televisi¨®n entre otras razones porque, cada vez m¨¢s, su mercado principal era la peque?a pantalla y deb¨ªa acomodarse a sus ritmos. Y llegaron esas pel¨ªculas donde un plano de 20 segundos es pecado. Curiosamente, ahora lo moderno vuelve a ser la est¨¦tica reposada e incluso hay pel¨ªculas de una ¨²nica toma (real, El arca rusa, o trucada, Birdman). Sin embargo, no confundir la slow tv con el Gran Hermano 24 horas. Ah¨ª, a las cuatro de la madrugada, lo ¨²nico que espera el televidente es sorprender alg¨²n edredoning.
Quien quiera estos d¨ªas tener una cata de slow tv puede buscarla en BTV. Esta es la emisora dom¨¦stica m¨¢s atrevida en asunto de formatos. De hecho, la slow tv no es in¨¦dita en ella. En los tiempos fundacionales de Manuel Huerga, cuando terminaba la emisi¨®n ofrec¨ªan el visionado tranquilo de una pecera donde siempre cab¨ªa el juego de detectar donde empezaba el bucle y volv¨ªan a verse los mismos peces nadando por las mismas aguas. Ahora, la slow tv puede verse por la tarde, una media hora, y por la madrugada en sesiones m¨¢s largas. Una oferta t¨ªmida comparada con los metrajes noruegos, pero que permite saborear otra manera de mirar, y no mirar, la televisi¨®n.
Ahora lo moderno vuelve a ser la est¨¦tica reposada e incluso hay pel¨ªculas de una ¨²nica toma
La c¨¢mara puede estar en un lugar determinado como un rinc¨®n del Acuario o en una instalaci¨®n para escaladas. O sobre un veh¨ªculo. Y as¨ª das un paseo por Poble Nou o Gr¨¤cia o viajas por los t¨²neles de la l¨ªnea 9. No se admite ning¨²n tipo de corte o montaje.
¡°No nos hemos de parecer a las televisiones generalistas¡±, comenta Sergi Vicente, el director de BTV, ¡°y tenemos una vocaci¨®n experimental¡±. Para aminorar riesgos, su slow tv se ubica en horarios con poca audiencia y tiene la ventaja de ser barato y flexible si se necesitan ajustes en la parrilla. Pero este formato humilde, esta televisi¨®n sin atosigamiento, tiene algo de inexplicablemente hipn¨®tico.
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