El hombre que musitaba versos
Aparece en catal¨¢n la 'Poesia completa' de Mandelstam, la m¨¢s extensa hoy en Espa?a del bardo que muri¨® en el gulag
Musitando arriba y abajo de la habitaci¨®n, ?ssip Mandelstam constru¨ªa sus versos, buscando antes la musicalidad que la palabra. Ese af¨¢n por el ritmo facilit¨® con los a?os que su esposa Nadejda pudiera memorizar la mayor parte y rehacerlos, salv¨¢ndolos as¨ª del olvido, primero junto a ¨¦l en el exilio de Vor¨®nej y luego tras la muerte del autor de La piedra en un gulag de Siberia el 27 de diciembre de 1938. ¡°Sonoramente, son fascinantes todos y adem¨¢s est¨¢n sus series paronom¨¢sticas, que he intentado respetar; he procurado un equilibrio entre lo que dice ¨¦l y c¨®mo decirlo yo para que sonara bien¡±, expone Jaume Creus (Barcelona, 1950). Con estudios de m¨²sica y el bagaje de un centenar traducciones de ¨®peras, la adaptaci¨®n al catal¨¢n de Mandelstam (exist¨ªa una breve de Helena Vidal, en 2009) estaba en las mejores manos. Puede comprobarse en Poesia completa (Edicions de 1984), la versi¨®n m¨¢s exhaustiva hoy en Espa?a de uno de los grandes del acte¨ªsmo, trabajo herc¨²leo al que Creus ha a?adido un segundo: m¨¢s de 120 p¨¢ginas de notas que remacha con una exhaustiva cronolog¨ªa. La lectura de una decena de libros sobre y del poeta le dan autoridad suficiente para ello.
Al trabajo herc¨²leo de la traducci¨®n, Jaume Creus ha a?adido un segundo: m¨¢s de 120 p¨¢ginas de notas que remacha con una exhaustiva cronolog¨ªa
¡°Quiz¨¢ sea un poco dif¨ªcil descifrar su mundo, pero aunque no captes todo el sentido, sus palabras entran¡±, defiende el traductor. ¡°No es tan mental ni oscuro, habla de cosas concretas, lo que nos falta en muchos casos es el referente; su poes¨ªa son proyectiles de sentido, flashes de vivencias, y eso ¨¦l sab¨ªa que creaba un efecto¡±, mantiene. Esa acumulaci¨®n de im¨¢genes, las par¨¢frasis, los hip¨¦rbaton ayudan al mito del Mandelstam complejo, cuyos contenidos y mensajes Creus ha preservado siempre por encima de metros po¨¦ticos y rimas: ¡°Lo he sacrificado cuando, buscando el equilibro, me ha pesado m¨¢s el valor de las palabras que su disposici¨®n formal¡±.
¡°?s impossible respirar, el firmament ¨¦s ple de cucs / i ni una sola estrella parla¡±, empieza Concert a l¡¯estaci¨® (1921). Y gracias a las acotaciones con las que Creus ha ido alimentando los poemas, puede interpretarse el verso como vivencial (Mandelstam ten¨ªa problemas severos de coraz¨®n y asma) y como una metaf¨®rica lanza pol¨ªtica, d¨ªscolo y ambiguo como fue siempre con el comunismo.
Personaje de car¨¢cter, Mandelstam, como su propia poes¨ªa, buscaba la libertad absoluta. Y eso tendr¨ªa un precio. Tan sediento estaba de aprender que, con 20 a?os, habiendo llegado al mundo en el seno de una familia jud¨ªa de Varsovia que al a?o de nacer ¨¦l (1891) se traslad¨® a Mosc¨², se hizo bautizar cristiano para poder matricularse en la universidad de San Petersburgo y saltarse el numerus clausus que afectaba a los estudiantes jud¨ªos, problemas que no tuvo en la Sorbona adonde le hab¨ªan enviado sus padres (peletero ¨¦l; profesora de piano, ella) en 1907.
Su poes¨ªa son proyectiles de sentido, flashes de vivencias, y eso ¨¦l sab¨ªa que creaba un efecto", asegura Creus
El mundo greco-latino, Dante, Pushkin¡ Esa vasta cultura, traducida en su obra, se ha esgrimido como otra barrera del opaco Mandelstam, que en 1913 publicaba su primer libro, La piedra, influido de las inquietudes y estilo que destilaban el Taller de Poetas y las tertulias literarias que frecuentaba, en las que se encontr¨® a Ana Ajm¨¢tova, gran acme¨ªsta, esos que quer¨ªan alcanzar el acm¨¦, la esencia, volviendo a lo mundano, a lo terrestre, reacci¨®n al simbolismo y misticismo de sus predecesores. Ning¨²n problema en desentra?ar toda esa madeja intelectual para Creus, que a los 10 a?os ya hab¨ªa le¨ªdo la Divina Comedia y que tambi¨¦n ha vertido la obra completa de Ajm¨¢tova (premio Serra d¡¯Or 2010).
M¨¢s dif¨ªcil lo tiene Creus para comprender esa enigm¨¢tica capacidad de Mandelstam para leer, prematuramente, el futuro, esa inexorabilidad de la muerte tan presente en todas sus composiciones: ¡°I ¨¦s estrany: m¡¯agrada recon¨¨ixer / que respirar no s¨¦ amb prou encert; / aix¨° ¨¦s un boir¨®s enc¨ªs, tot un misteri ¨¦s ¨Cmorir (¡) / irrevocablement est¨¤ tra?ada/ per al futur la meva eternitat¡±, escribe en 1911, poco antes de estos dos otros versos: ¡°?S¨¦ per ventura d¡¯on em ve el plorar? /Jo nom¨¦s ser cantar i morir¡±. Lo dice muy temprano en su vida, algo que en esta edici¨®n puede apreciarse porque recoge otros poemas de sus primeros tiempos que ¨¦l no apreciaba excesivamente. Tambi¨¦n recopila la poes¨ªa de los libros infantiles que realiz¨® entre 1925 y 1930. Notable es la inclusi¨®n de los llamados Versos de circunstancias y sat¨ªricos, representaci¨®n generosa pero no completa ante la dificultad de saber la paternidad de los mismos.
La poes¨ªa de Mandelstam tiene dos enigmas: el presentimiento de la muerte y la pulsi¨®n enamoradiza (hasta seis mujeres, entre ellas la poetisa Tsvetaieva)
Tambi¨¦n es complejo para Creus explicarse la pulsi¨®n enamoradiza de Mandelstam: hasta seis mujeres, entre ellas la poetisa Marina Tsvetaieva, cita el traductor bajo las cuales el bardo estuvo a punto de dejarlo todo y romper con su mujer, con quien se cas¨® en 1922. ¡°En tres de los seis casos es una actriz, con un encanto especial: cara sonriente, dulce, acogedora¡ Son la ant¨ªtesis de su mujer, que representa toda la seguridad que ¨¦l querr¨ªa: fue siempre su sustento moral y f¨ªsico y por ello no la dej¨® jam¨¢s¡±. Esas irrefrenables pasiones se tradujeron en su poes¨ªa ¡°en sus composiciones m¨¢s mediocres: la emocionalidad desbordada hac¨ªa perder el norte a un poeta muy mental¡±, sostiene Creus.
De bajo nivel, con relaci¨®n a su propio list¨®n po¨¦tico, son tambi¨¦n los Tres poemes a Stalin, peligrosamente ambiguos. ¡°T¨² sobre mi has de manar,/ de ser subm¨ªs jo tinc el deure./ Honor i nom ben poc m¡¯importen--/ vaig cr¨¦ixer malalt¨ªs i resto feble¡±, arranca el primero, de mayo de 1935. Dos razones le llevan a escribir as¨ª: por un lado, cada vez que se fuerza a versificar algo que no sale del interior y con su musicalidad, le queda mal: ¡°Le persuaden que los haga para mejorar su imagen pero ¨¦l no estaba convencido¡±, lanza Creus. El otro motivo lo arrastra desde la revoluci¨®n rusa de 1917, a la que se adhiere pero a la que destina m¨¢s de un poema cr¨ªtico, como El crepuscle de la llibertat. ¡°Exalta cosas que le parecen positivas pero el asesinato de la familia del zar le repugn¨®, como a muchos rusos¡±, contextualiza su traductor.
A pesar de que se adheri¨® a la Revoluci¨®n Rusa en 1917, sus poemas a Stalin eran peligrosamente ambiguos: el asesinato de la familia del zar le indign¨®
Dos episodios remataron su sino: el encargo, en 1928, de urdir una traducci¨®n definitiva de un libro refundiendo versiones de dos autores anteriores que despu¨¦s no aparecieron en la obra final fue la espoleta de una acusaci¨®n de plagio en diarios y ante la justicia, campa?a a la que se a?adieron funcionarios del partido y escritores. Vejado, escribe la Quarta prosa, donde critica el nuevo sistema de gobierno, y publica una carta abierta a los colegas sovi¨¦ticos, en la que rompe con la literatura oficial de manera definitiva.
Una dudosa acusaci¨®n de plagio, el fusilamiento de uno de sus protectores y una bofetada suya en 1934 a un 'intocable' del r¨¦gimen, certificaron su ca¨ªda en desgracia
Pero lo peor estaba por llegar: fruto de viejas rencillas, Mandelstam abofetea en 1934 a Aleksei Tolstoi. ¡°Era un intocable y eso, junto al fusilamiento de uno de sus protectores, fue su certificado definitivo¡±, apunta Creus. A los pocos d¨ªas, a mediados de mayo, tres polic¨ªas de los servicios secretos del NKVD requisan sus papeles y lo detienen. En los interrogatorios en la Lubianka ya intentar¨¢ quitarse la vida cort¨¢ndose las venas con una Gillette y luego saltando por una ventana estando ya condenado a tres a?os de destierro en los Urales. Una conversaci¨®n telef¨®nica entre Stalin y Pasternak hace que sea trasladado a Vor¨®nej, donde compondr¨¢ sus Quaderns de Vor¨®nej.
Enviado a un gulag, muri¨® a los tres meses: su coraz¨®n no resisti¨® el fr¨ªo al quedar semidesnudo tras una medida 'profil¨¢ctica'
La fuerza centr¨ªfuga de las purgas estalinistas har¨¢ el resto: vetado de todo trabajo, en aut¨¦ntica miseria (¡°A la cambra del poeta dissortat/ fan guardia per torns la por i la Musa./ I ve una nit que no coneix albada¡±, escribir¨¢ Ajm¨¢tova tras verle en febrero de 1936), desesperado, en 1937 escribir¨¢ la oda a Stalin, que le hace m¨¢s sospechoso¡En 1938, su caso se cierra conden¨¢ndole a cinco a?os en un gulag por ¡°contrarrevolucionario¡±. A los tres meses, su coraz¨®n no pudo soportar el fr¨ªo de Siberia tras una medida profil¨¢ctica que le dej¨® casi sin ropa.
Cuando muri¨®, Mandelstam hac¨ªa 10 a?os que no hab¨ªa visto publicado un libro suyo. En una revancha t¨¢cita, Creus quiere traducir diversos libros m¨¢s del poeta, como sus relatos autobiogr¨¢ficos La remor del temps, la Quarta prosa, El segell egipci y sus art¨ªculos literarios. ?Por qu¨¦ leer a Mandelstam hoy? ¡°Vivimos momentos de retrocesos sociales y de valores, actitudes totalitarias que hoy, de manera indirecta, te anulan como persona como le sucedi¨® a Mandelstam; ¨¦l fue cr¨ªtico y lo denunci¨® en el marco de su libertad absoluta¡±, expone Creus. Ya lo presinti¨® ¨¦l mismo (1914): ¡°Hi ha l¡¯escull immutable dels valors/ sobre els errors tediosos dels temps./ Injustament ha caigut la desgr¨¤cia/ sobre l¡¯autor de versos excel¡¤lents¡±.
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