Una espada de madera para defender la infancia

La doncella de Orleans, Juana de Arco, es un s¨ªmbolo. Para las facciones tradicionalistas y ultramontanas francesas es la imagen de su cruzada contra los enemigos que atentan contra las esencias patrias; para Bertold Brecht era la representaci¨®n de la fe absoluta en la fuerza de la ingenuidad; para Carl Dreyer era la mirada que se abr¨ªa al pozo de la m¨ªstica. Para los tres la representaci¨®n del bien enfrentado al mal. Unos con obstinada esperanza, otros con f¨¦rrea desilusi¨®n, y los terceros con el horizonte puesto en la fortaleza interior. Para todos, ejemplo de resistencia desde una imperturbable inocencia.

Tambi¨¦n para Pablo Ley es un s¨ªmbolo: el de la infancia que presenta su ¨²ltima batalla antes de perder la guerra ante el porvenir. Una ni?a que posee todas las armas de la imaginaci¨®n para enfrentarse a un enemigo ¡ªde la facci¨®n malandrina se?alada otrora por el dedo acusador de Brecht¡ª que pertenece a un mundo desconocido, el de los adultos. Un personaje que lucha espada de madera en ristre contra los hombres de negro como Momo contra los hombres de gris.

Joana 2015. Batalla Campal es un cuento con la simplicidad y libertad de los relatos que nacen entre juegos sin gui¨®n en tardes muertas. Narrado con la naturalidad con la que los ni?os transitan entre realidad y ficci¨®n. Empieza con la luminosidad campestre de una pel¨ªcula de Jean Renoir ¡ªfiltrada por la luz valenciana¡ª para adentrarse suavemente en una fantas¨ªa donde voces que llegan de la nada, vuelos m¨¢gicos sin alas y castillos que se levantan con notas de m¨²sica son tan normales como la soledad canicular del pueblo de Montaverner.

La presencia de la actriz Raquel Ferri ¡ªdando sus primeros pasos profesionales¡ª es imprescindible para entregarse a una funci¨®n que bebe hasta el fondo de sus recuerdos y se alimenta de su sincera energ¨ªa. Pocas veces se escucha la melod¨ªa del catal¨¢n del sur con la alegre franqueza que usa Raquel Ferri. Pocas veces se puede seguir la felicidad, el miedo, la soledad, la inc¨®gnita, el valor, en el brillo de unos ojos que parecen concentrar la dramaturgia de la funci¨®n. Pocas veces una mujer de 25 a?os se hace ni?a con una convicci¨®n que destierra cualquier atisbo de iron¨ªa condescendiente en el espectador. Corriendo arriba y abajo por el campo minado de los recuerdos se vac¨ªa en su combate contra el enemigo invisible de la madurez que acecha detr¨¢s de la realidad de los titulares de peri¨®dico.

Pero como los ni?os, ese consumo de energ¨ªa no se traduce en cansancio sino en la brevedad de la recapitulaci¨®n de la estrategia del juego para volver al ataque. Para volver a volar, a conquistar fosos, luchar contra los malos mientras estos todav¨ªa sean sombras de un tiempo que est¨¢ ah¨ª para apropiarse de su infancia.

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