¡°Las guerras de hoy preludian otra guerra de gran envergadura"
El pensador duda de la capacidad de Syriza o Podemos para nivelar los desequilibrios existentes entre el norte y el sur de Europa
Domenico Losurdo (Sannicardo, Bari, 1941) es uno de los intelectuales marxistas de referencia de la izquierda italiana y europea. Presidente de la Sociedad Internacional de Filosof¨ªa Dial¨¦ctica, es profesor de esta disciplina en la Universidad de Urbino y experto en Filosof¨ªa Cl¨¢sica alemana. Autor de una veintena de libros y ensayos, su obra versa sobre la cr¨ªtica del revisionismo, los postulados del liberalismo, el estalinismo y la cultura de la no violencia, entre otros ¨¢mbitos. Ha visitado Madrid para presentar su ¨²ltimo libro ¡°Antonio Gramsci, del liberalismo al comunismo cr¨ªtico¡±, donde aborda el pensamiento del gran intelectual sardo. Encarcelado por Mussolini, Gramsci (Ales, 1891-Roma, 1937) teoriz¨® desde la prisi¨®n ¡ªhasta donde le condujo su actividad antifascista¡ª sobre la lucha del movimiento obrero, la emancipaci¨®n anticolonialista, la tarea del intelectual progresista y la pugna por la hegemon¨ªa en la cultura. Y lo hizo con una brillantez reconocida incluso por sus adversarios. Con Losurdo convers¨® EL PA?S este mi¨¦rcoles en un hotel madrile?o.
Pregunta. ?Cu¨¢l es la idea central de su libro y cu¨¢l la intencionalidad que lo inspira?
Respuesta. He relatado la evoluci¨®n ideol¨®gica de Antonio Grasmsci, quien, desde un liberalismo inicial, se convierte en comunista tras las matanzas de la Primera Guerra Mundial, para reflexionar luego sobre la derrota del movimiento comunista en Occidente y la ulterior victoria del fascismo. A partir de estas reflexiones, Gramsci desarrolla un an¨¢lisis extraordinario sobre la lucha pol¨ªtica, con conceptos tales como la lucha por la hegemon¨ªa, el intelectual org¨¢nico o la revoluci¨®n activa y pasiva, procesos mediante los cuales las clases subalternas pueden adquirir la independencia intelectual y espiritual. Incluso los c¨ªrculos pol¨ªticos opuestos a ¨¦l se han visto obligados de alguna forma a utilizar las categor¨ªas socio-pol¨ªticas elaboradas por Gramsci.
P. Sin el ascendiente filos¨®fico de Benedetto Croce y de Giovanni Gentile, que inspiraron parte de su pensamiento, ?habr¨ªa alcanzado Gramsci la proyecci¨®n intelectual que adquiri¨®?
R. La influencia de los dos pensadores liberales fue considerable ya que a trav¨¦s de ambos Gramsci comprendi¨® mejor la filosof¨ªa de Hegel, puesto que, por este medio, rompi¨® con la visi¨®n fatalista del devenir hist¨®rico y con el marxismo vulgar, el determinismo econ¨®mico, el positivismo mecanicista y con la visi¨®n seg¨²n la cual la implantaci¨®n del socialismo en el futuro ser¨ªa algo casi natural e inexorable. No obstante, para conseguir su llegada comprendi¨® la importancia de la lucha ideol¨®gica y la de la dial¨¦ctica en la historia debida a Hegel. El Marx joven conden¨® a Hegel como idealista, entendi¨® el t¨¦rmino en un sentido negativo, porque le achacaba la negaci¨®n de la realidad objetiva en contra del pensamiento y de la conciencia. Pero esa cr¨ªtica de Marx a Hegel no es v¨¢lida, parece que buscaba en esta actitud una especie de parricidio de su maestro hegeliano. Gramsci matiza y cambia de actitud, hasta llegar a considerar, como hab¨ªa hecho el Marx maduro, que Hegel encarn¨® la reflexi¨®n m¨¢s desarrollada de la modernidad.
P. ?En qu¨¦ momento percibe Gramsci la supuesta impotencia del liberalismo para primar la esfera de lo social sobre la individual?
R. Su cr¨ªtica al liberalismo no es la tradicional que se realiza desde el marxismo vulgar, que establece que el liberalismo habla del Gobierno de la ley en referencia ¨²nicamente a leyes formales que no tienen relaci¨®n con la vida social o material de los pueblos. Gramsci se toma en serio las ¡°libertades liberales¡± pero establece que la burgues¨ªa liberal nunca las ha aplicado a los pueblos coloniales. Adem¨¢s se?ala que cuando la burgues¨ªa se ha visto ante grandes crisis econ¨®micas, sociales o pol¨ªticas, Occidente no ha tenido reparo alguno en abolir esas normas que dice proclamar. Hay que recordar, como ejemplo, las leyes marciales, los pelotones de ejecuci¨®n, la llamada decimaci¨®n ¡ªel fusilamiento de uno de cada diez soldados carentes de ¨¢nimo combatiente, un tipo de ejecuci¨®n ¡°pedag¨®gica¡± para obligarles a ir a la muerte sin rechistar¡ª durante la Primera Guerra Mundial. Esas pr¨¢cticas implican el desprecio total al rule of law o Gobierno de la ley pregonado por el liberalismo.
P. Del pensamiento y del ejemplo gramsciano, ?qu¨¦ permanece hoy vigente, aplicable, en la realidad eco-sociopol¨ªtica?
R. Con lucidez extraordinaria, Gramsci rompi¨® la visi¨®n mecanicista de la transformaci¨®n revolucionaria o radical del orden establecido. Hoy asistimos a una guerra neocolonial que algunos pa¨ªses de Occidente han desencadenado, que ha devenido en la destrucci¨®n de pa¨ªses como Irak, Libia o Siria. Analistas, investigadores y periodistas hablan ya de que nos encontramos en el preludio de otra guerra de gran envergadura. Es decir, que nos hallamos en una situaci¨®n pr¨®xima a la de una gran crisis hist¨®rica: de un lado, el desmantelamiento del Estado social liberal, la austeridad, la penuria y del otro, los conflictos b¨¦licos en curso de los que puede surgir otra guerra a gran escala.
P. ?Cu¨¢l fue la propuesta pol¨ªtica fundamental del pensador sardo?
R. ?l habla de la necesidad de construir un ¡°bloque hist¨®rico¡± del que formara parte no solamente el proletariado sino tambi¨¦n aquellas fuerzas populares interesadas en rebasar esta situaci¨®n llena de peligros. Creo hoy en la necesidad de erigir un nuevo bloque hist¨®rico que una a las fuerzas populares, que en Occidente se hallan golpeadas por el paro, el endurecimiento de las condiciones de vida y la pobreza, as¨ª como los pueblos del Tercer Mundo que luchan por el desarrollo y contra las ambiciones neocoloniales del Occidente liberal. Deber¨¢ combatir contra la creciente polarizaci¨®n social y contra quienes acarician la ilusi¨®n de resolver los graves problemas mediante las guerras neocoloniales u otra de mucha mayor envergadura.
P. ?Cu¨¢l es la principal apuesta metodol¨®gica de Gramsci?
R. ?l desarrolla una visi¨®n totalmente diferente de la revoluci¨®n y de la transformaci¨®n pol¨ªtica y social. Destaca que incluso una gran crisis econ¨®mica, con condiciones de vida espantosas para las clases populares, no produce mec¨¢nicamente la revoluci¨®n pol¨ªtica. Prueba de ello es que la Gran Depresi¨®n de 1929 no gener¨® la victoria del anticapitalismo, sino la del fascismo y el nazismo. Otra ense?anza que Gramsci extrae de Hegel es que si bien Marx hab¨ªa hablado en un momento de que el capitalismo se extinguir¨¢, Gramsci critica el mesianismo de ese pensamiento y propone una desmesianizaci¨®n del proyecto comunista.
P. ?En qu¨¦ medida influy¨® el pensamiento gramsciano en el eurocomunismo?
R. El eurocomunismo aprendi¨® de Gramsci a valorar los puntos fuertes de la tradici¨®n liberal. Pero, del otro lado, mostr¨® un eurocentrismo compartido con el Occidente liberal. El gran pensador sardo polemiz¨® en su d¨ªa con el fil¨®sofo franc¨¦s Henry Bergson, quien, a su juicio, identificaba Occidente con la humanidad. Gramsci despreciaba a quienes se unieron a esta celebraci¨®n chovinista.
P. ?C¨®mo se explica que una organizaci¨®n pol¨ªtica de la envergadura e importancia del Partido Comunista Italiano se disolviera de la manera en que lo hizo?
R. Hay que contextualizar ese hecho en un ¨¢mbito m¨¢s general y amplio que el meramente italiano. La disoluci¨®n de la URSS y del campo socialista en Europa oriental hizo creer a los dirigentes de entonces del PCI en el pron¨®stico de un Occidente liberal seg¨²n el cual la ca¨ªda del socialismo sovi¨¦tico abrir¨ªa una nueva ¨¦poca al progreso social y a la paz mundial. Ahora hemos visto en qu¨¦ ha quedado aquello, con una crisis social, econ¨®mica y pol¨ªtica sin precedentes en el Occidente liberal, que preludia un nuevo ciclo de guerras, antesala presumible de una conflagraci¨®n a gran escala.
P. ?Por qu¨¦ raz¨®n la implosi¨®n de la URSS y la desintegraci¨®n del Pacto de Varsovia no se han visto acompa?adas de una desmilitarizaci¨®n de Europa occidental por parte de la OTAN?
R. La desaparici¨®n del Pacto de Varsovia fue la ocasi¨®n propicia para la irrupci¨®n de la llamada revoluci¨®n conservadora, seg¨²n la cual, Estados Unidos es la ¨²nica naci¨®n elegida por Dios que tiene ¡°la posibilidad, el derecho y el deber gobernar el mundo¡±, como subray¨® George Bush II. Un te¨®rico neoconservador, de apellido Kagan, dijo la frase de que ¡°Estados Unidos ha de ser el sheriff internacional que debe proteger al mundo de los bandidos y de los ladrones¡±.
P. Cree usted que los partidos emergentes en el sur de Europa, como Syriza o Podemos, pueden ser capaces de nivelar los desequilibrios existentes respecto del norte europeo?
R. Vengo de un pa¨ªs como Italia, que tiene conciencia de ese grave problema, tambi¨¦n interior, desde el Risorgimento en el siglo XIX. No soy optimista al respecto de la posibilidad de tal nivelaci¨®n. Creo que esos partidos han tomado conciencia de esa enorme desigualdad regional, pero no s¨¦ si tendr¨¢n la fuerza para resolver tan grave problema. Quiz¨¢ Syriza y Podemos no han comprendido hasta sus ¨²ltimas consecuencias la fuerza de los c¨ªrculos pol¨ªticos y econ¨®micos decididos a evitar el verdadero cambio: hay un muy potente bloque internacional y nacional comprometido en asfixiar las transformaciones m¨¢s necesarias.
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