Frentismos
Uno de los problemas de las estrategias frentistas, de uno y otro lado, es que forma alianzas muy transversales y tarde o temprano las contradicciones emergen
Pablo Iglesias, despu¨¦s de pasar por La Moncloa, se ha desentendido de la respuesta frentista al soberanismo catal¨¢n, propiciada por una llamada de Pedro S¨¢nchez a Mariano Rajoy y que ahora el presidente intenta capitalizar en medio de las turbulencias propias de la campa?a electoral. El frentismo es el reconocimiento de un fracaso: la incapacidad de ganar en las urnas al independentismo. Y sirve para camuflar, detr¨¢s de la defensa de la ley y de la Constituci¨®n, la debilidad de los partidos espa?oles en Catalu?a.
Los primeros pasos de esta unidad de acci¨®n no han hecho m¨¢s que confirmar esta impotencia. A la hora de presentar recursos al Constitucional, el bloque unionista catal¨¢n ha quedado reducido a tres partidos PP, Ciutadans y PSC, dejando por lo menos en entredicho los c¨¢lculos que hablaban de derrota electoral del independentismo.
El frentismo dar¨¢ un paso adelante la pr¨®xima semana. El lunes el Parlamento catal¨¢n aprobar¨¢ la declaraci¨®n de inicio del proceso de desconexi¨®n, cargada con promesas de desobediencia al Constitucional y a la legalidad espa?ola, que no contribuir¨¢ precisamente a reforzar y ampliar las bases del independentismo y que tiene todos los n¨²meros para convertirse en un nuevo factor de frustraci¨®n, por imposibilidad de cumplimiento de las expectativas generadas.
La declaraci¨®n del Parlamento tiene un triple objetivo: reafirmar la continuidad del proceso soberanista ante las instituciones del Estado y ante un electorado en plena resaca postelectoral; mantener la estrategia ¡ªde eficacia discutible¡ª de aceleraci¨®n permanente; y dar satisfacci¨®n a las exigencias de la CUP para la investidura de presidente (aunque, de momento, a cambio de nada) Dadas las relaciones de fuerzas, m¨¢s que un documento susceptible de efectos jur¨ªdicos, es una provocaci¨®n. De joven, en el PSUC, aprend¨ª algo de gran utilidad para la vida: nunca hay que caer en las provocaciones.
El frentismo se desautoriza a s¨ª mismo en la medida en que se justifica con los mismos argumentos que critica a su hom¨®logo soberanista catal¨¢n
Es f¨¢cil anticipar que el Gobierno recurrir¨¢ la declaraci¨®n al Constitucional, con el apoyo incondicional del PSOE y de Ciudadanos. Que este la suspender¨¢, con plausibles razones jur¨ªdicas. Y que el frentismo en vez de buscar una salida pol¨ªtica disparar¨¢ la artiller¨ªa dial¨¦ctica de la intransigencia en el imperio de la ley. La respuesta catalana depender¨¢ de c¨®mo se despeje el barullo que est¨¢ impidiendo la formaci¨®n de Gobierno en Catalu?a. Uno de los problemas de las estrategias frentistas, en este caso la del soberanismo catal¨¢n, es que forma alianzas muy transversales y tarde o temprano las contradicciones emergen. Los frentistas espa?oles deber¨ªan tenerlo en cuenta. Y sorprende que en su inacci¨®n pol¨ªtica sean incluso incapaces de aprovechar la confusi¨®n que vive el independentismo. La obsesi¨®n por cargarse a Mas, convencidos err¨®neamente de que sin ¨¦l se acab¨® el problema, les impide cualquier estrategia desactivadora.
El frentismo se desautoriza a s¨ª mismo en la medida en que se justifica con los mismos argumentos que critica a su hom¨®logo soberanista catal¨¢n. La raz¨®n patri¨®tica: los valores superiores de la unidad de la patria milenaria, como dice a menudo Rajoy, que est¨¢n por encima de cualquier otra cuesti¨®n. Y para ello se sacraliza la Constituci¨®n y se renuncia a la acci¨®n pol¨ªtica por la judicial, en una manifiesta disfunci¨®n del sistema. El debate soberanista, dicen, impide que en Catalu?a se discuta de los problemas de la gente. Es lo mismo que ocurre en Espa?a con el frentismo, a pesar de que en la escala de los problemas que preocupan a los espa?oles, seg¨²n el CIS, el soberanismo ocupa el d¨¦cimo lugar.
Dicen que no se puede negociar con los nacionalistas, porque se basan en el principio de que ¡°somos distintos¡±, pero no se les ofrece otra salida que la confirmaci¨®n de la diferencia: si no renunci¨¢is a vuestros prop¨®sitos, no hay nada que hablar. ?No ser¨ªa mejor empezar hablando para poder acabar renunciando (unos y otros)? Si no se puede negociar, ?qu¨¦ queda? ?Negar reconocimiento al 48% de los catalanes que han votado por la independencia y dejarlos fuera del juego pol¨ªtico? El frentismo no resuelve, agrava, porque acepta la dial¨¦ctica de patria contra patria que ofrece el sector nacionalista del soberanismo (que no es todo, ni mucho menos, por m¨¢s que el frentismo, tanto el catal¨¢n como el espa?ol, no lo entienda). Pablo Iglesias predica en solitario la v¨ªa del refer¨¦ndum (un ejemplo de renuncia realista por las dos partes). La sensatez est¨¢ a la izquierda.
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