La rep¨²blica que viene
Hay que darse prisa y borrar lo que hasta ayer mismo fue Converg¨¨ncia Democr¨¤tica. Todo vale si el noble fin es que la CUP se ablande y vote la investidura de Artur Mas
Hay debate estos d¨ªas en Catalu?a alrededor de la solemne declaraci¨®n parlamentaria para romper amarres con Espa?a. El lunes, la independencia, en versi¨®n declaraci¨®n de intenciones, llamar¨¢ a la puerta de la C¨¢mara catalana. La desconexi¨®n comienza la anhelada cuenta atr¨¢s. Los ciudadanos podr¨¢n disfrutar de la primera entrega de soberanismo amable que Converg¨¨ncia y Esquerra han dise?ado. ?Ser¨¢ realmente esa futura rep¨²blica, enunciada por Carme Forcadell, territorio libre de corrupci¨®n? ?Caer¨¢n en la Catalu?a floreciente los consejeros expertos en extirpar partidas presupuestarias? ?Primar¨¢ la econom¨ªa productiva sobre la especulativa? ?Se pagar¨¢n m¨¢s impuestos porque la nueva agencia tributaria tendr¨¢ patrones ¡ªcomo aseguran sus impulsores¡ª ¡°colaborativos y no coercitivos¡±? ?La Administraci¨®n de nueva planta ser¨¢ r¨¢pida, eficaz y mod¨¦lica en Europa?
La respuesta a todas esas preguntas es s¨ª, porque la relaci¨®n de beneficios que en el plano de las promesas comportar¨¢ la independencia es larga. El problema es que mientras llega el nuevo mundo, las termitas devoran a algunos de quienes m¨¢s han hecho para alumbrarlo. Se suceden los registros en las sedes de Converg¨¨ncia y en las viviendas del clan Pujol en busca de rastros del 3% o de comisiones. ?Operaci¨®n de Estado? ?Leviat¨¢n ha desatado calculadamente su lluvia de ira y fuego? Son preguntas frecuentes entre los ciudadanos, que ven como la Guardia Civil entra en las sedes de Converg¨¨ncia y sale de ella con montones de cajas. ?Lo hace porque CDC es independentista? Los convergentes dicen que s¨ª, pero lo cierto es que los agentes del Instituto Armado no entran en las sedes de Esquerra o la CUP. La corrupci¨®n estaba en CDC como yesca, presta a arder.
En ese contexto, el nacionalismo antes conservador trata de vender que el viejo mundo tiene los d¨ªas contados. La nueva Converg¨¨ncia asegura que todo est¨¢ cambiando. Su autonomismo es ya independentismo. Las corbatas han desaparecido ¡ªun signo de proletarizaci¨®n¡ª de los otrora insignes cuellos de gestores tecn¨®cratas. Las cabezas de Puig, Boi Ruiz o Rigau van a rodar, como si de cordeliers se tratara, bajo la furia revolucionaria de Robespierre. Son exigencias del gui¨®n o, en clave po¨¦tica, tributos al altar de la rep¨²blica. El portavoz de Converg¨¨ncia Jordi Turull compareci¨® el viernes ante los medios para explicar un anexo de medidas sociales a la resoluci¨®n independentista. Y CDC, de la noche a la ma?ana, est¨¢ dispuesta encabezar el S¨®viet de Petrogrado con tal de que Artur Mas sea presidente: renegociar la deuda para priorizar las partidas sociales, ofrecer cobertura sanitaria sin necesidad de estar empadronado o hacer saltar por los aires la ley de Estabilidad Presupuestaria, esa que la propia CiU vot¨® en 2012 para imponer un techo de d¨¦ficit. No hay que reparar en gastos. Esos son los medios que tienen como noble fin que la CUP se ablande.
?Ser¨¢ realmente esa futura rep¨²blica territorio libre de corrupci¨®n? ?Caer¨¢n en la Catalu?a floreciente los consejeros expertos en extirpar partidas presupuestarias?
Hay que darse prisa y borrar lo que hasta ayer mismo fue Converg¨¨ncia. Pero la realidad es testaruda: el Gobierno catal¨¢n adjudic¨® el pasado 5 de agosto servicios de consultor¨ªa por ¡°procedimiento negociado¡± ¡ªes decir sin publicidad y sin competencia¡ª por 80 millones de euros en v¨ªsperas electorales. Y mientras la Generalitat valenciana cada d¨ªa se persona como acusaci¨®n en un nuevo caso de corrupci¨®n, su hom¨®loga catalana se retir¨® el pasado mes de octubre de la causa contra el exgerente de la Agencia Catalana del Agua, Josep Llu¨ªs Quer. Ahora bien, lo que se ahorran no acusando a Quer corren el riesgo de gast¨¢rselo defendiendo al expresidente del Instituto Catal¨¢n de la Salud (ICS) Josep Prat. El garantista consejero de Justicia, Germ¨¤ Gord¨®, y el de Salud, Boi Ruiz, deben unas minutas al abogado Xavier Melero, quien indignado escrib¨ªa en un mail de 2012: ¡°Nunca me hubiese imaginado que esto acabar¨ªa de esta manera: yo pagando por cuenta de la Administraci¨®n y sin cobrar nada despu¨¦s de pasearme por todas las fiscal¨ªas de Catalu?a¡±. Ahora el juez quiere saber si el consejero Gord¨®, hombre sensible que ha dado el tercer grado penitenciario a renombrados condenados de cuello blanco, ha pagado con dinero p¨²blico la defensa de un supuesto malversador, blanqueador de capitales, tr¨¢fico de influencias o soborno.
No hay que reparar en minutas si el proceso soberanista avanza. Pero, un momento, ?de qu¨¦ rep¨²blica hablamos? Habr¨¢ que examinar el cat¨¢logo a fondo para no constre?ir la imaginaci¨®n al modelo amalfitano o el veneciano, en los que las grandes familias se repart¨ªan el pr¨®spero negocio del poder.
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