Robadors ¡°se vende¡± contra la inseguridad
La asociaci¨®n de vecinos de la Illa Robador denuncia la inacci¨®n de la Guardia Urbana
Los escasos 300 metros de la calle de Robador, en El Raval, son de los m¨¢s transitados del centro de Barcelona. Vecinos, prostitutas, mirones, traficantes, comerciantes y turistas se entremezclan en la que lleva a?os siendo una de las zonas m¨¢s pol¨¦micas del barrio y donde conviven varias generaciones y culturas. La seguridad es un tema recurrente en los programas electorales. Ahora, la asociaci¨®n de la Illa Robador denuncia una ¡°huelga de brazos ca¨ªdos encubierta¡± por parte de la Guardia Urbana. Y acusa al ejecutivo de Ada Colau de haber ¡°abandonado¡± a los vecinos.
"Somos la cloaca de Barcelona", apunta G., un vecino de 30 a?os que adquiri¨® una de las viviendas de protecci¨®n oficial de la UGT hace ocho a?os ilusionado por la promesa del exalcalde de Barcelona, Joan Clos (PSC), de "limpiar la zona". Un compromiso que mantendr¨ªan sus sucesores Jordi Hereu (PSC) y Xavier Trias (CiU).
G. se lamenta de la actual situaci¨®n que vive el barrio y su calle en concreto. "Tenemos suciedad, trapicheo de drogas, clanes y prostituci¨®n a todas horas del d¨ªa. Este no es lugar para criar a nuestros hijos". Junto a ¨¦l, una decena de vecinos de la calle han iniciado la campa?a de "Se vende", colocando carteles en las ventanas de sus casas que recogen las quejas.
"Se vende por miedo", reza el cartel situado frente al n¨²mero 23 de la calle de Robador. En su portal, un grupo de j¨®venes bebe cerveza y escucha m¨²sica en un altavoz. "No podemos dormir. Las fiestas son cont¨ªnuas, as¨ª como las peleas entre traficantes, borrachos y drogadictos", explica Lina, una vecina de 71 a?os que lleva toda la vida viviendo en el inmueble. "Hay muchas mujeres mayores como yo que viven solas y tienen miedo a salir de su casa", asegura. Desde la asociaci¨®n, denuncian un incremento de las mafias y de la inseguridad y piden a Colau mayor presencia policial y una soluci¨®n que acabe con los clanes y con la okupaci¨®n de pisos vac¨ªos para ejercer la prostituci¨®n.
A las ocho de la tarde, dos septuagenarios regatean el precio de los servicios de una de las prostitutas. "Cinco euros", espeta el anciano, "es todo lo que te voy a dar". Desde la asociaci¨®n de Putas indignadas, las prostitutas han hecho llegar un comunicado en el que aseguran que ellas no son el problema, sino parte de la soluci¨®n. "Las trabajadoras del sexo compartimos en gran parte las reivindicaciones vecinales, porque tambi¨¦n son las nuestras", recoge el escrito. "Hay que hacer propuestas realistas para solucionar temas concretos como la limpieza, el ruido, el turismo y la seguridad de nuestro barrio. Y por supuesto, tambi¨¦n hay que encontrar formas de articular la presencia de la prostituci¨®n que si bien no se ha incrementado en la zona tampoco se ha reducido a base de pol¨ªticas y campa?as de persecuci¨®n, intolerancia y exaltaci¨®n".
Manuela, de 65 a?os, lleva toda su vida en Robadors. En su inmueble ha criado a sus hijos y ahora, a sus nietos. "Robadors, es Robadors, no es Sarri¨¤. Est¨¢ claro que es una calle peculiar, pero es mi barrio y no siento miedo alguno viviendo aqu¨ª. Hay picos, como en otros barrios, y aunque si es cierto que hemos notado una disminuci¨®n de la presencia policial, en nuestra calle convivimos vecinos y prostitutas desde hace muchos a?os", explica Manuela, que a?ade: querer "limpiar la zona" es una forma de criminalizar la pobreza", explica. "Tenemos mayores problemas, como el turismo descontrolado y de borrachera que ensucia y molesta m¨¢s que las prostitutas".
Gala Pin, concejal de Ciutat Vella, se reuni¨® con la asociaci¨®n de vecinos el lunes. Pin acepta que la situaci¨®n de Robadors es complicada, pero desmiente que haya menos Guardia Urbana. "Muchos no van uniformados, pero patrullan la calle", explica. "La soluci¨®n no pasa solo por la presencia policial, sino porque todas las partes afectadas se sienten a conversar".
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