El universo Santos estalla voluptuosamente

?Atenci¨®n!, como suelen decir en los blogs seri¨®filos, este art¨ªculo incluye spoilers.

La sorpresa es una de las bazas del Universo Santos, un universo que existe y es tan real como la vida misma o m¨¢s. Romperla es una irreflexi¨®n sancionable pero resulta totalmente imposible hablar del ¨²ltimo artefacto multitodo del creador de Vinar¨°s sin referirse a su contenido. Patetisme il¡¤lustrat, como suele ser norma de la casa, empalma una sorpresa tras otra. Todo es nuevo y diferente pero nada resulta ajeno a cualquiera que alguna vez se haya sumergido voluntaria o involuntariamente en ese mundo tan personal: ni m¨²sica, ni danza, ni teatro sino todo lo contrario. Algo menos de una hora de sobresaltos servidos a ritmo lento, sin agobios, con la cadencia del que tiene todo el tiempo del mundo a su disposici¨®n, que el viernes se estren¨® apote¨®sicamente en El Canal de Salt y que ocupar¨¢ la sala Tallers de TNC desde el 19 de noviembre al 6 de diciembre.

Hace algunos a?os una de las principales bazas de Santos era la provocaci¨®n. Ahora ya nadie se deja provocar. Que se descorran las cortinas y aparezca una percusionista vestida de cuero negro y rojo utilizando las nalgas del compositor como instrumento lo que provoca son sonrisas similares a las arrancadas tras la utilizaci¨®n para autoinsultarse de palabras como m¨²sico (al parecer un verdadero insulto en algunos medios).

As¨ª las cosas, la provocaci¨®n de Santos es ahora m¨¢s sutil y se centra en mostrarnos cosas comunes convertidas en elementos centrales de la creaci¨®n art¨ªstica. Si Fred Astaire hab¨ªa bailado con una escoba, Santos va m¨¢s lejos y hace que su bailarina dance con un robot aspirador. Y tambi¨¦n baila (m¨¢s bien lucha por escapar en juego casi sadomasoquista) en un mar de zapatos rojos. Un secador de manos de lavabo p¨²blico puede convertirse en un l¨²cido interlocutor o un casco blanco en un tambor que provoca movimientos de una huidiza sensualidad. Una jaula met¨¢lica o el desprecio por la m¨²sica impresa pueden desatar pasiones de una desbordada sexualidad.

Y Santos se pasea por all¨ª como un elemento m¨¢s de un decorado inexistente, alejado de los excesos esc¨¦nicos de propuestas anteriores. Y su m¨²sica suena en alg¨²n momento sin estar all¨ª realmente.

No, definitivamente Patetisme il¡¤lustrat no es m¨²sica, ni es teatro, ni es danza, es Santos recre¨¢ndose a si mismo y estallando en un reguero de voluptuosidad reconfortante. En Salt la recepci¨®n del p¨²blico fue entusiasta. Los tiempos est¨¢n cambiando pero el Universo Santos sigue vivo, muy vivo y dando guerra.