Cintas, delitos e impunidad
La m¨²sica de la corrupci¨®n es callada pero a veces se escapan notas b¨¢rbaras
La m¨²sica de la corrupci¨®n es callada pero a veces se escapan notas b¨¢rbaras de las partituras, detalles criminales en cintas furtivas, por traiciones de g¨¢nsteres o gestos heroicos de protagonistas en sobornos consumados o abortados.
El ruido, el tr¨¢fico del dinero sucio apenas se ha documentado en sentencias, pero flotan apuntes de actos ilegales ¡ªjas (toma), 'pam-pam¡¯ (un pu?o golpeando la palma) o la procaz ¡°la pasta¡±¡ª son notas sueltas que se escuchan en cintas de conversaciones de la clandestina historia contempor¨¢nea.
La banda sonora de los esc¨¢ndalos es el silencio. As¨ª, sin rastros ni autoinculpaciones han llegado a sustanciarse pocos delitos. En el caso Calvi¨¤, de 1992, el barullo son la pasta y el pam-pam, la promesa de pago de 600.000 euros que dos cargos del PP y un comisionista, condenados y encarcelados, hicieron al edil Jos¨¦ Miguel Campos para que derribara a su alcalde, del PSOE.
Campos grab¨® en cintas, en mini casete, el intento de soborno. El juez Jos¨¦ Castro, la Audiencia de Palma con Guillem Vidal, Margarita Beltr¨¢n y Margarita Ferrat¨¦ y el Tribunal Supremo dieron validez a la prueba, una grabaci¨®n sin intervenci¨®n judicial. Condena pionera por intento de soborno
El PSOE compr¨® el aparato grabador en El¨¦ctrica Matas de Palma y el liquidador del negocio, Jaume Matas, quiso liar el tema. En 1997, con m¨¢s cartas, cintas y v¨ªdeo sobre la c¨²pula motora, el caso Calvi¨¤ reapareci¨® en los juzgados, pero se declar¨® prescrito. No se juzg¨® a peces gordos del Gobierno balear y del PP.
Un pinchazo pirata al tel¨¦fono del magistrado Javier Mu?oz, del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, que investigaba a los aforados, se destap¨® porque un interlocutor escuch¨® una conversaci¨®n. La chapuza delictiva no se aclar¨®. Mu?oz ten¨ªa intervenidas 50 cuentas bancarias y las cajas de seguridad del PP. Rastreaba los pagos para acallar a los corruptos de Calvi¨¤, en sobres y en efectivo.
El juez Mu?oz ¡ªretirado y hastiado¡ª registr¨® durante cuatro horas la sede del partido en Palma y, antes, en 1995 el juez Juan L¨®pez Gay¨¢ ¡ªque sent¨® a Gabriel Ca?ellas en el banquillo por los 300.000 euros del cohecho prescrito del caso S¨®ller¡ª escrut¨® libros, registros y dep¨®sitos de seguridad del PP.
¡°Jas (toma) aqu¨ª tiene 6.000 euros¡±. Del ex alcalde de Santa Margalida de UM, Jaume Ribot, al edil del PP Antonio del Olmo en 2006, seg¨²n la cinta que public¨® el periodista Mateu Ferrer en el Diario de Mallorca . Era el primer plazo de un supuesto soborno para una recalificaci¨®n urban¨ªstica. Ante el fiscal, ambos interlocutores no reconocieron su voz en la grabaci¨®n. Ribot capt¨® a del Olmo, cara a cara, en teor¨ªa. El fiscal Ladis Roig archiv¨® el asunto y reproch¨® la falta de valent¨ªa ciudadana de ambos.
Edad de hielo. Abril de 1986, Manacor, despacho del director del Banco de Bilbao, el due?o de la cadena de s¨²per Es Rebost, Tom¨¢s Orell, recibe del abogado Gabriel Fuster una petici¨®n: tres millones de pesetas (18.000 euros) en cuatro talones con cantidades distintas para cuatro tipos del Ayuntamiento para poder tener la licencia de un nuevo s¨²per. Orell grab¨®, no pag¨® y lo denunci¨®. La Audiencia de Palma absolvi¨® al letrado Fuster: no enga?¨® a su cliente y cumpli¨® su cometido profesional. Los te¨®ricos corruptos que ten¨ªan que recibir los cheques no fueron procesados. El negocio Orell fue hundido por un banco, otros se lo quedaron y ¨¦l pudo salvar varias tiendas.
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