Como las croquetas de mam¨¢
Estopa triunfaron en el Sant Jordi retornando al p¨²blico su propia normalidad
Tras comer manjares delicad¨ªsimos y selectos, de esos que hasta cuesta describir de lo sofisticados y elaborados que resultan, la m¨²sica de Estopa es como una tapa de callos o una buena morcilla de Burgos, algo familiar que no precisa ser descrito. Por s¨¦ptima vez en su historia los hermanos Mu?oz se citaron con sus comensales en un Sant Jordi lleno, 17.000 personas, en un concierto que, esta vez s¨ª, comenz¨® con retraso porque a las 21:00h a¨²n hab¨ªa colas dados los controles de seguridad, a pesar de que sin duda no fueron tan exhaustivos como el d¨ªa de Madonna. Canciones de toda la vida mezcladas con canciones de siempre dijeron los Estopa que tocar¨ªan, una forma de hablar y describir lo que son que se ajusta a la personalidad campechana, directa y tautol¨®gica de unos artistas que dejaron de ser flor de un d¨ªa en el cuarto de su existencia.
Un concierto de Estopa es como ir a comer a casa de mam¨¢: todo est¨¢ bueno porque el paladar se ha hecho a esa forma de cocinar. Y porque hay cari?o, tambi¨¦n. En el caso de Estopa eso significa que puede que el sonido no sea perfecto, comenz¨® fatal y fue mejorando, no mucho, sin llegar a ser virguero, y tambi¨¦n significa que el escenario no se distinguir¨¢ por hallazgo alguno, siendo solamente un entarimado sobre el que los m¨²sicos tocan. S¨ª, hay pantallas de v¨ªdeo ¨Ccon efectos que parecen de salvapantallas, todo sea dicho-, pero todo est¨¢ tan apretujado que recuerda al mercadillo del pueblo, donde las paradas se amontonan en aparente caos. Un concierto de Estopa es tambi¨¦n olvidarse de entradas vips o premiun, zarandajas en un mundo de t¨² a t¨², el mundo de los Mu?oz. Ah, y en un concierto de los de Cornell¨¢ se vuelve a ver la pista con el p¨²blico apretujado voluntariamente, una alfombra de cabellos, brazos y voces no segmentados por provocadores o pantallas. El mundo de los Estopa es como el de antes de los "black friday", cuando hab¨ªa simples rebajas sin asomo de paleto pedigr¨ª anglo.
Y hay otra cosa en los conciertos de Estopa, y es que el p¨²blico canta todas las canciones a pleno pulm¨®n. Tal es as¨ª que anoche parec¨ªa por momentos que la presencia de los Mu?oz no era necesaria, pues el p¨²blico cantaba como pose¨ªdo, como si no hubiese ma?ana, como si toda la vida se hubiese de apurar all¨ª, en el Sant Jordi, frente a esos rumberos de barrio que, como ellos dijeron entre risas "no somos paradigma ni de la belleza ni del intelecto". Antes se hab¨ªan mostrado emocionados por volver a ver a tanta gente frente a ellos, y reivindicaron la rumba catalana y dijeron que all¨ª estaba Catalunya "pero cada uno con su ¨ªndole", precisaron con ese peculiar uso del castellano florecido entre aceitunas, quintos de cerveza y olor a fritanga. Humor a pie de acera, a veces gracioso de puro soso -en eso Jose es un artista- para presentar las canciones y decir, David, que ellos ser¨¢n rumberos "hasta que muramos de viejos o de........bueno, de un ictus". Para que aquello fuese una conversaci¨®n de bar s¨®lo les falt¨® pedir una de chocos.
El concierto en cuanto a repertorio. Pues eso, canciones de siempre y otras que aspiran a serlo. Abrieron con "Cacho a cacho" y las afon¨ªas del respetable comenzaron a cimentarse en un bramido emp¨¢tico. Del nuevo trabajo sonaron m¨¢s de la mitad, not¨¢ndose que a¨²n son nuevas y el personal no ha dispuesto de demasiado tiempo para memorizarlas. Bueno, "Pastillas para dormir" y la salerosa e ideol¨®gica "Gafas de rosa" s¨ª disfrutaron de gargantas desga?itadas, con el p¨²blico haciendo palmas y devolviendo al escenario la estampa de una multitud en fiesta. En cuanto al tratamiento de las canciones pues fue.......pues como los callos, cualquier cosa menos sutiles. El impulso rockero y guitarrero se mantiene en el d¨²o, que s¨®lo se desnud¨® en plan ac¨²stico en un interludio en el que interpretaron entre otras "Destrangis in the night" y "Mi primera cana", recordando as¨ª a aquellos hermanos que a¨²n trabajaban en una factor¨ªa y al acabar su jornada pillaban sus guitarras para escapar de los turnos. Con "Tan solo" volvi¨® el grupo a escena y con ¨¦l el impulso rockero.
Y as¨ª, en ese ambiente de familiaridad, con los Mu?oz desatados por la emoci¨®n de volver a ser profetas en "su" Sant Jordi fue y¨¦ndose el concierto al recuerdo, de donde no se mover¨¢ durante mucho tiempo. M¨¢s de dos horas de rumba y rock en las que no falt¨® esa raja que provoc¨® un pi?azo en un coche que ya ni se fabrica y que se cerr¨® con el recuerdo a Camar¨®n, uno de los mitos, junto a los Chichos, de esa pareja en la que 17.000 personas se vieron reflejadas. Comiendo las croquetas de mam¨¢, las mejores del mundo.
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