El gran amor de Brahms

Muy original e inteligente la propuesta del Festival Life Victoria 2015 para su tercer concierto en el hermoso y g¨¦lido recinto modernista del Hospital de Sant Pau: rememorar a trav¨¦s de las obras de ambos, la bella y larga historia de amor respetuoso, secreto, imposible y, probablemente, casto entre Johannes Brahms y la pianista y compositora Clara Schumann, esposa, luego viuda temprana, de Robert Schumann, el amigo, mentor y descubridor de Brahms.

La propuesta se present¨® en dos partes: en la primera, formando parte del LIFE New Generation, la oportunidad que da el festival en todos sus conciertos a j¨®venes artistas de presentarse en p¨²blico, la soprano Adriana Aranda, acompa?ada al piano por N¨²ria G¨®mez, interpret¨® ocho Lieder de Clara Schumann. Aranda, de voz no muy poderosa, tiene una muy bella l¨ªnea de canto, un sentido acertado y lleno de matices de la expresi¨®n adecuada al texto y parece especialmente bien dotada para el Lied.

En la segunda parte, la principal, el bar¨ªtono Roderick Williams, acompa?ado al piano por Iain Burnside, interpret¨® uno de los principales ciclos de canciones de Brahms: Die sch?ne Magelone (La bella Magelone).

La sorpresa, el invento, lo que hizo que este concierto fuera especial y memorable fue que, con la participaci¨®n de la actriz Laura L¨®pez en funciones de Clara Schumann y a partir de una peque?a pero muy inteligente dramaturgia creada por el pianista Iain Burnside, Die sch?ne Magelone fue narrada por Clara Schumann y presentada como una sublimaci¨®n, muy secreta y libre, del amor entre Brahms y ella.

Probablemente, ese ciclo de canciones no tiene nada que ver con aquella relaci¨®n amorosa, pero no es menos cierto que el artista, especialmente el m¨²sico, casi siempre est¨¢ expresando m¨¢s cosas de las que ¨¦l mismo cree estar expresando.

El texto de Burnside, traducido al catal¨¢n por Miquel Desclot, es potente, acertado en el punto de vista, tiene gancho dram¨¢tico y hasta incluye algunas ingeniosas y ¨¢cidas pullas antiwagnerianas: "Con Brahms siempre sabes en que tonalidad te est¨¢s muriendo, Si bemol mayor en este caso" -afirma Clara- "La pobre Isolda, en cambio, nunca tiene claro en que tonalidad se est¨¢ muriendo".

Si la feliz idea funcion¨® perfectamente fue gracias al muy buen hacer de L¨®pez, de Burnside desde el piano y de Williams, ¨¦ste un buen cantante que, a partir de una voz de prestaciones solo regulares, ofreci¨® una soberbia interpretaci¨®n basada en la soltura f¨ªsica y vocal, la seguridad, en cantar desde el sentido texto y construyendo siempre el personaje.

Fue as¨ª como rememoramos desde el arte, emocionados en la ¨²ltima estrofa de la ¨²ltima canci¨®n, "El amor verdadero dura siempre, sobrevive todas las horas, no tiene temor de ninguna duda y se mantiene siempre firme", la historia de amor real m¨¢s bella del Romanticismo.