Un vendaval de electricidad musical
Chicago Mass Choir huye del espect¨¢culo superficial y coreografiado para gustar y dej¨¢ndose llevar por esa fuerza interior que lo barre todo a su paso
Ya se ha convertido en un cl¨¢sico de las Navidades barcelonesas: cuando se acercan estas fechas surgen de repente innumerables conciertos de gospel. L¨®gicamente hay de todo, de lo puramente amateur a los grupos imprescindibles, del innecesario espect¨¢culo hollywoodense a las verdaderas explosiones de fe, inherente a este estilo y dif¨ªcilmente separables de ¨¦l. Un grupo veterano como el Chicago Mass Choir encaja perfectamente en esta ¨²ltima definici¨®n, huyendo deliberadamente del espect¨¢culo superficial y coreografiado para gustar y dej¨¢ndose llevar por esa fuerza interior que lo barre todo a su paso.
Chicago Mass Choir
Barts, 15 de diciembre
Se pueden tener creencias religiosas muy diferentes o incluso no tener ninguna pero, en cualquier caso, resulta imposible no dejarse llevar por un vendaval de entusiasmo y arrebato colectivos como el que muestran los coristas de Chicago en todas sus actuaciones. El martes en Barts no fue diferente y, por espacio de un par de horas, el hist¨®rico (aunque muy remodelado) teatro del Paralelo se transform¨® en una de las muchas iglesias negras de Illinois. Sobre el escenario quince cantantes y un tr¨ªo de m¨²sicos acompa?antes, en la platea y las gradas un pu?ado de fieles totalmente entregados aunque, sin duda, m¨¢s motivados por la electricidad de la m¨²sica que por su mensaje (de todo habr¨ªa por supuesto).
Se hab¨ªa anunciado un homenaje a las grabaciones religiosas de B.B. King y se cantaron algunas de las canciones que el guitarrista grab¨® pero sin ning¨²n ¨¦nfasis especial. Se trat¨®, en realidad, de una hipn¨®tica sucesi¨®n de cl¨¢sicos del g¨¦nero con alg¨²n villancico intercalado, la ¨¦poca del a?o obliga. Todos los integrantes del coro tuvieron sus momentos solistas demostrando unas voces magn¨ªficas pero, sobre todo, una capacidad de comunicaci¨®n poco com¨²n. Una vez tras otra el p¨²blico exaltado se alz¨® de sus asientos, core¨® estribillos y pic¨® palmas. Apote¨®sico.
Al final se les uni¨® un numeroso grupo local para un innecesario fin de fiesta que rompi¨® toda la magia. Nos lo pod¨ªamos haber ahorrado.
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