?Modernizaci¨®n o marcha atr¨¢s?
Ciudadanos impone en su programa a las comunidades aut¨®nomas una posici¨®n no ya subordinada, sino ancilar respecto del poder central
Bajo el t¨ªtulo de El nuevo proyecto com¨²n para Espa?a, el programa electoral de Ciudadanos para las elecciones generales de pasado ma?ana tiene 335 p¨¢ginas. Muchas m¨¢s que el del PP, bastantes m¨¢s que el del PSOE, incluso algunas m¨¢s que el de Podemos. Dentro de ese prolijo texto, las propuestas de reforma constitucional que el partido naranja defiende se hallan discretamente colocadas en el apartado Regeneraci¨®n democr¨¢tica e institucional, e incluyen plausibles medidas en el terreno de los derechos y garant¨ªas ciudadanos (reforma de la ley de partidos, nueva ley electoral, supresi¨®n del aforamiento de los diputados, despolitizaci¨®n del Tribunal Constitucional, etc¨¦tera), pero tambi¨¦n un ep¨ªgrafe sobre Organizaci¨®n territorial del Estado. Un ep¨ªgrafe tan breve (apenas cuatro p¨¢ginas) como sustancioso.
No, no porque contenga afirmaciones explosivas o desahogos l¨ªricos. Si algo diferencia en este terreno a Ciudadanos del Partido Popular es haber sustituido el registro Manolo el del Bombo por una pretendida asepsia identitaria... al servicio exactamente de los mismos intereses y de la misma concepci¨®n de Espa?a. Comedido, pues, en la forma, el programa de Albert Rivera deja caer que ¡°Espa?a no se constituye en Estado para complacer a los territorios que ni son personas, ni tienen derechos, ni tampoco reivindicaciones que saldar¡±, y a?ade que ¡°los privilegios est¨¢n prohibidos¡±. En coherencia con esto ¨²ltimo, C¡¯s propone revisar el cupo vasco y navarro y, a medio plazo, eliminar el concierto econ¨®mico.
La filosof¨ªa de los cambios constitucionales concretos que el programa propugna es inequ¨ªvoca: explicitar y blindar las competencias exclusivas del Estado; dejar clara, en el caso de las competencias compartidas, ¡°la prevalencia de la legislaci¨®n del Estado¡± y el hecho de que ¡°la ejecuci¨®n auton¨®mica estar¨¢ sometida a la vigilancia y el control por parte del Estado¡±; ¡°excluir la posibilidad de la transferencia o delegaci¨®n a las Comunidades¡± de competencias estatales, suprimiendo el art¨ªculo 150.2 de la Carta Magna (el que permiti¨® otorgar, por ejemplo, la polic¨ªa de tr¨¢fico a los Mossos d¡¯Esquadra). En definitiva: imponer a las comunidades aut¨®nomas una posici¨®n no ya subordinada, sino ancilar respecto del poder central.
S¨®lo el Legislativo y el Ejecutivo centrales, con sus altos funcionarios y sus corifeos (o sea, ¡°el Estado¡±) saben lo que nos conviene
Siempre bajo el pretexto de la ¡°modernizaci¨®n¡±, Ciudadanos propone tambi¨¦n suprimir tanto el Senado como las Diputaciones provinciales, pero no los Consejos Insulares ni los Cabildos (al parecer, para los de Rivera, el ¨²nico hecho diferencial digno de respeto es que haya un mar de por medio...). Igualmente, defiende la fusi¨®n de municipios, una idea poco original que, en boca de C¡¯s, resulta significativa por c¨®mo se formula: ¡°El Estado deber¨¢ fijar, en ejercicio de sus competencias, los ¨ªndices de sostenibilidad m¨ªnimos para la subsistencia de un Municipio. Caso de no cumplirse, deber¨¢ procederse a la fusi¨®n municipal¡±. Ni los vecinos afectados ni la comunidad aut¨®noma correspondiente, tendr¨¢n, pues, nada que decir; s¨®lo el Legislativo y el Ejecutivo centrales, con sus altos funcionarios y sus corifeos (o sea, ¡°el Estado¡±) saben lo que nos conviene.
Por si el lenguaje algo fr¨ªo y tecnocr¨¢tico del programa electoral no hab¨ªa dejado las cosas lo bastante claras, el cabeza de lista del partido naranja por Barcelona, Juan Carlos Girauta Vidal, ha hecho en campa?a declaraciones transparentes. Tras un periplo pol¨ªtico fascinante desde la mao¨ªsta Joven Guardia Roja (¡°La joventut unida per una Catalunya lliure¡±, proclamaba en 1978 la portada de una revista del grupo) hasta Ciudadanos, con largas escalas en el PSC y el PP, el se?or Girauta precisaba aqu¨ª mismo el pasado viernes que, a la posibilidad de un encaje singular de Catalu?a en la Constituci¨®n, ¡°definitivamente, no¡±. Que, al margen de cuanto opinen la ciudadan¨ªa y los dem¨¢s partidos, ¡°para m¨ª, la ¨²nica naci¨®n es Espa?a y punto¡±. Y que aspira a ganar el domingo ¡ªl¨®gico¡ª para evidenciar ¡°que el proc¨¦s famoso ha terminado¡±.
As¨ª las cosas, no puede extra?arnos que Alejo Vidal-Quadras recomiende votar a Ciudadanos: ¡°presenta un programa de reformas institucionales serio y convincente¡±, ¡°yo de Girauta me f¨ªo completamente porque le conozco bien¡±. Tampoco cabe sorprenderse de que el domingo Pepe Borrell se mostrase tan ben¨¦volo, tan indulgente con el partido naranja, al fin y al cabo un temible competidor del PSOE: pidi¨® que ¡°no se descalifique a Ciudadanos¡±, antes de aclarar que ¡°no son la nueva Falange, no es Primo de Rivera, es liberal¡±.
En serio, d¨ªganme: ?a ustedes se les ocurre algo m¨¢s moderno, m¨¢s rompedor, m¨¢s joven y fresco que Vidal-Quadras y Borrell?
?Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador
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