Barrio de Salamanca: cuando el suelo del PP es el 50%
El Partido Popular aspira a la mitad de los votos en los barrios m¨¢s elitistas de la capital, donde detuvieron a Rato, B¨¢rcenas y Matas
El PP ganar¨¢ las elecciones este domingo en el barrio de Salamanca. Como ha hecho toda la vida. La inc¨®gnita esta vez es saber si supera el 50% de los votos en los barrios m¨¢s elitistas de la capital, donde viven 150.000 personas. Lejos quedan los a?os de vino y rosas y el r¨¦cord de 2000, cuando los populares acapararon all¨ª el 74% de las papeletas para apuntalar la mayor¨ªa absoluta de Aznar. El escenario ha cambiado mucho en estos lustros. El censo cay¨® durante 15 a?os en 10.000 personas ¡ªel domingo pueden votar unas 110.000¡ª porque en la ¨¦poca de la burbuja muchas familias vendieron o alquilaron sus viviendas para dedicarlas a oficinas aprovechando los precios prohibitivos de zonas como Recoletos o la Castellana. Y en la ¨²ltima legislatura incluso los barrios nobles de Madrid ¡ªdonde vive esa clase media alta que mejor sobrelleva la crisis¡ª han sufrido sacudidas.
La m¨¢s estruendosa tiene que ver con la corrupci¨®n. En el tri¨¢ngulo que forman dos edificios de la calle Don Ram¨®n de la Cruz y un tercero en Pr¨ªncipe de Vergara (a un kil¨®metro de distancia), la polic¨ªa ha detenido al exterorero del PP, Luis B¨¢rcenas, al expresidente de Baleares, Jaume Matas, y a Rodrigo Rato, en tiempos todopoderoso presidente del FMI y s¨ªmbolo de lo que la derecha bautiz¨® como ¡°el milagro econ¨®mico espa?ol¡±. Las cuentas que echa el PP de Salamanca es que ya toc¨® suelo, que el castigo se fragu¨® en las municipales de mayo, cuando recab¨® un 52.8% de los sufragios, y que bastante lo est¨¢n pagando ya sus votantes teniendo a Manuela Carmena de alcaldesa.
El presidente del partido en el distrito, ??igo Henr¨ªquez de Luna, reconoce en estas elecciones dos amenazas: la abstenci¨®n y Ciudadanos. El dirigente conservador admite que las detenciones han causado gran impacto en el barrio. ¡°Nuestra sede est¨¢ en Goya 57, a la vuelta de la casa de Rato y B¨¢rcenas, claro que puede tener consecuencias, por proximidad y porque es un electorado m¨¢s formado que castiga m¨¢s la corrupci¨®n, pero tambi¨¦n el Gobierno ha tomado medidas para que estos casos no vuelvan a repetirse¡±. El objetivo, para De Luna, es situarse en el 55% de los votos, veinte puntos por encima de lo que dan las encuestas al PP.
A unos metros del lugar donde el pasado 17 de abril un agente del Servicio de Vigilancia Aduanera sujet¨® el cogote de Rodrigo Rato para introducirlo en un coche policial, en la calle Castell¨® vive David Barreiro, cineasta, escritor, guionista y portada este mes de la revista DSalamanca por Afterwork, una exitosa obra de teatro. ¡°En el barrio esas detenciones se vivieron con curiosidad y silencio. El d¨ªa que detienen a Rato, est¨¢n las c¨¢maras en la calle y la gente se agolpa. Pero la conversaci¨®n sobre esos casos no se extiende semanas ni meses. Y tampoco es que en los bares del barrio se hable de pol¨ªtica. No se comenta mucho, tengo la sensaci¨®n de que este es un gran feudo del PP, con una disciplina de voto casi familiar¡±, sostiene Barreiro.
El cruce de Castell¨® con Jorge Juan, que a simple vista registra una densidad de todoterrenos de lujo muy superior a la de otras zonas de la ciudad, parece confirmar esa tesis. En el paso de cebra, la mujer, de unos sesenta a?os, se dirige a su acompa?ante, en la treintena: ¡°Me ha llamado Chema y est¨¢ muy preocupado. Que no podemos votar a Ciudadanos, que ¨¦l se ha le¨ªdo el programa entero. Mira que est¨¢n pesados con las votaciones del domingo¡±.
En La Boiga, una despensa con barra que vende jam¨®n ib¨¦rico cortado a mano a 100,90 euros el kilo, entre pat¨¦s y quesos no aptos para cualquier bolsillo, en Diego de Le¨®n, Gabriel, el encargado, admite que all¨ª la clientela ¡°es muy discreta como para hablar de las elecciones¡±. En el Rinc¨®n de Ja¨¦n, en Castell¨®, donde las raciones de chipirones salen a voces en medio del bullicio de la barra, el jefe repite que all¨ª, ¡°ni f¨²tbol ni pol¨ªtica¡±. Y en la calle, de la docena larga de vecinos consultados, la mayor¨ªa opta por pasar de largo.
Del edificio donde fue detenido Matas, en la calle Don Ram¨®n de la Cruz, sale Jos¨¦ Manuel, 46 a?os, consultor de Recursos Humanos. Se ha criado en el barrio de Salamanca, como hicieron sus padres, y es votante de derechas aunque piensa en cambiar de papeleta. ¡°Es necesario replantearse el liderazgo y determinadas cuestiones sociales. Hay dos partidos con modelos agotados y surgen alternativas entre los emergentes. Creo que la derecha ha gestionado mejor la econom¨ªa y la izquierda, las pol¨ªticas sociales. Eso es lo que habr¨ªa que combinar¡±. El camino hacia Ciudadanos parece allanado.
El vecindario pudiera parecer territorio comanche para un concejal como Pablo Carmona, el hombre de Ahora Madrid en el distrito. Pero el edil recuerda que su formaci¨®n sac¨® el 21% de los votos en las ¨²ltimas municipales. Y que el C¨ªrculo de Podemos es uno de los m¨¢s activos de la ciudad. Carmona asegura que entre las tiendas de dise?o minimalista y los locales de gastronom¨ªa moderna, el interior de algunos edificios esconde una pobreza ¡°doblemente oculta¡±, muy cerca de las manzanas del gran lujo. ¡°Nada m¨¢s llegar al Ayuntamiento afrontarmos tres desahucios que se iban a producir en el barrio de Salamanca. Y estamos intentando fomentar la pol¨ªtica social y reforzar los centros p¨²blicos de mayores¡±. El basti¨®n del PP tambi¨¦n somete a examen el domingo ese modelo de gobierno alternativo.
Guindost¨¢n y Vox, a cada lado de la frontera
En La Guindalera, al otro lado de Francisco Silvela, donde el barrio de Salamanca es menos Salamanca y m¨¢s barrio, la asociaci¨®n Guindost¨¢n trata de construir tejido asociaciativo a base de charlas, pel¨ªculas y talleres con contenido social. Llev¨® al distrito al doctor Montes a una conferencia sobre el derecho a la muerte digna, en plena campa?a del ala m¨¢s dura del PP contra ¨¦l. El martes proyect¨® una pel¨ªcula belga sobre inmigraci¨®n y xenofobia. Acudieron 10 personas. En octubre organiz¨® las fiestas del barrio.
Del otro lado de la frontera imaginaria del barrio, los coches de Vox, tratan de pescar en el electorado m¨¢s conservador de la ciudad.
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